Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

_______________________________________________________

:: Homilías ::

(Clickear sobre la Biblia para leer las lecturas)


_____________________________________________

domingo, 31 de enero de 2010

Informe Económico - Enero 2010

Publicamos el Informe Económico del mes de enero de 2010.

Gracias a todos por su generosa colaboración.



A B C
1 INFORME ECONOMICO MES: ENERO 2010
2


3 I N G R E S O S

4 Colectas Misas $ 1,944
5 Donaciones

6 Sostenimiento del culto (2%) $ 1,608
7


8 TOTAL $ 3,552
9


10 E G R E S O S

11 Gastos de Secretaría $ 103.4
12 Gastos Sacristía $ 76
13 Sueldos $ 325
14 Sostenimiento Culto

15 Arzobispado 1/3 $ 536
16 Varios: Seguro y Membrana Atrio
480
17


18 TOTAL $ 1,520.40
19


20 SUPERAVIT DEL MES $ 2,031.60
21


Homilía Dominical

4º Domingo del Tiempo Ordinario
Lecturas

Jer 1, 4-5 . 17-19

1 Cor 12, 31 - 13,13
Lc 4,21-30


La primera lectura nos relata el comienzo de la vocación de Jeremías. Este hombre tuvo una relación con Dios marcada por las dificultades que surgían precisamente a causa de su vocación. La Escritura nos relata con mucho detalle sus conflictos interiores, dudas, tensiones, incomprensiones sobre el camino que Dios le iba proponiendo. Quizá estas vacilaciones de Jeremías lo hagan tan cercano a nosotros, y tal vez por ello experimentamos tanta conmoción al leer estos pasajes. A veces imaginamos que una relación "correcta" con Dios tiene que caracterizarse por la paz, la dulzura, la tranquilidad, y este profeta nos recuerda que la madurez de la fe no nos exime de combates y oscuridades, que generalmente indican una situación espiritual más positiva que las falsas seguridades, o el creernos dueños de la verdad.

Jeremías encarna en su persona un doble prototipo: es el profeta y el mártir.

Profeta porque su palabra tiene fuerza y no es sólo descripción de lo que sucede, sino mensaje potente que cambia -o al menos lo intenta- la realidad en la que se encuentra. Jeremías sufre, porque su mensaje no es halagüeño ni complaciente, no endulza los oídos de sus interlocutores, que eran el pueblo y también los poderosos del momento. El profeta, nos dice la Escritura, estuvo muy involucrado en los acontecimientos socio-políticos que se iban dando en su momento. Comienza -como escuchamos hoy- en tiempos de Josías, un rey piadoso y justo, pero tendrá que continuar en el reinado de Joaquim, que olvidará las reformas y mejoras su antecesor, y propiciará el paganismo y la injusticia. En dicho contexto, el mensaje de Jeremías será para él mismo un verdadero martirio, aunque las presiones e influencias no lograron silenciarlo, ya que no era un predicador "profesional" que decía lo que se creía conveniente, sino un testigo comprometido de lo que sentía como venido de Dios.

La imagen del mártir hoy está desvirtuada, y ha caído en el descrédito a raíz de experiencias de fundamentalismo que vemos en distintas religiones del mundo contemporáneo. Experiencias que también, lamentablemente, a veces se han dado o se dan entre nosotros. Todos sabemos que hay gente que derrama sangre en nombre de Dios, o que es capaz de todo, incluso morir, con tal de matar. La experiencia del martirio cristiano es otra cosa: está al servicio de la vida, no de la muerte. El mártir es el que compromete su propia vida para que todos vivan mejor a su alrrededor. Nunca deberíamos confundir la imagen del mártir con la del fanático o el kamikaze.

A estas imágenes, la de profeta y mártir, las vemos plenamentes realizadas en Jesucristo, y así lo muestra el Evangelio de hoy. Jesús ha causado la admiración de los oyentes de Nazareth, pero en algún momento su palabra provoca rechazo, al punto de que intentan matarlo. ¿Cuál es la causa de semejante cambio? ¿Qué es lo que motiva esta intolerancia y agresividad? Igual que en el caso de Jeremías, la repulsa viene porque anuncia a un Dios que no coincide con las ideas que se tenían de Él. Jesús está muchísimo más allá de los prejuicios imperantes. El Dios de Jesús es el Dios de los extranjeros y excluídos, de los que están "del otro lado" de las fronteras, de los que normalmente nosotros pensamos que son distintos o están "en la vereda en enfrente". Jesús anuncia a un Dios que eligió a una viuda y a un leproso, dos situaciones de marginalidad en aquel momento, y que además no pertenecían al pueblo de Israel. Qué Jesus escape cuando lo quieren despeñar de la colina muestra que valoraba su propia vida, y que no estaba dispuesto a frustrar su misión por la estrechez mental de un puñado de fanáticos.

Quizá este episodio nos impulse a revalorizar nuestra tarea profética. Desde el bautismo hemos sido consagrados para ello, y nuestra fe no puede quedar en una devoción cómoda, sino que es fuerza transformadora llamada a renovarnos y renovar a nuestro alrededor. Tal vez tengamos que empezar por reconsiderar nuestra imagen de Dios. El Dios justiciero, vengativo, el Dios castigador, o por el contrario, el Dios que no se mete, que no se afecta por lo que le pasa a sus hijos, son falsas imágenes que a veces nos hemos ido construyendo y que nos impiden una sana relación con el Dios vivo y verdadero, el Dios que mostró su rostro humano en Jesús de Nazareth. Un Dios que es Amor.

P. Gerardo Galetto


sábado, 30 de enero de 2010

Jesús calma la tempestad

Evangelio según San Marcos 4,35-41

Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla". Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?". Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!". El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?". Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?"

San Agustín (354-430), obispo de Hipona y doctor de la Iglesia
Reflexión sobre los salmos
Salmo 25, nº2

También nosotros navegamos en un lago en el que no faltan ni viento ni tempestades; las cotidianas tentaciones de este mundo casi hunden nuestra barca. ¿De dónde viene esta situación sino de que Jesús duerme? Si Jesús no durmiera en ti no sufrirías estas tempestades, sino que gozarías de una gran tranquilidad interior porque Jesús estaría velando contigo.

¿Qué quiere decir: Jesús duerme? Quiere decir que tu fe en Jesús está dormida. Se levantan los huracanes en el lago: ves prosperar a los malvados y sufrir a los buenos; hay una tentación, un choque de las olas. Y en el interior de tu alma dirás: «Dios mío, ¿dónde está tu justicia si los malos prosperan y los buenos se sienten abandonados al sufrimiento?» Sí, tú dices a Dios: «¿Es ésta tu justicia?» Y Dios te contesta: «¿Es ésta tu fe? ¿Qué es lo que, en efecto, te he prometido? ¿Es que te has hecho cristiano para tener éxito en este mundo? ¿Te has atormentado por la suerte de los malos aquí abajo siendo así que no conoces su suerte en el otro mundo?»

¿De dónde proviene que hables así y te veas sacudido por las olas del lago y por el huracán? Es porque Jesús duerme, es decir, que tu fe en Jesús se ha adormecido en tu corazón. ¿Qué harás para ser liberado de esta situación? Despierta a Jesús y dile: « Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? Las incertidumbres de nuestra travesía por el lago nos perturban; nos hundimos. Pero él se despertará, es decir, volverás a tener fe, y con la ayuda de Jesús, reflexionarás en tu corazón y te caerás en la cuenta de que los bienes concedidos hoy a los malos, no durarán. Sus bienes, o bien se les acaban en esta vida, o bien deberán abandonarlos en el momento de su muerte. Pero para ti, por el contrario, lo que se te ha prometido durará por toda la eternidad... Da pues, la espalda a lo que acaba en ruina, y vuelve tu rostro hacia lo que permanece. Cuando Cristo se despierte, el huracán ya no sacudirá más tu corazón, las olas no hundirán tu barca, porque tu fe mandará a los vientos y a las olas, y el peligro desaparecerá.

miércoles, 27 de enero de 2010

"Nunca más Auschwitz"


Hoy durante la Audiencia General

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 27 de enero de 2010 (ZENIT.org).-

Ofrecemos a continuación el llamamiento del Papa Benedicto XVI, realizado al término de la Audiencia General, en el Aula Pablo VI, con motivo de la celebración mundial del Día de la Memoria, en recuerdo de las víctimas de los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial.



*****

Llamamiento del Santo Padre

Hace sesenta y cinco años, el 27 de enero de 1945, se abrían las verjas del campo de concentración nazi de la ciudad polaca de Oświęcim, conocida con el nombre alemán de Auschwitz, y fueron liberados los pocos supervivientes. Este acontecimiento y los testimonios de los supervivientes mostraron al mundo el horror de crímenes de inaudita crueldad, cometidos en los campos de exterminio creados por la Alemania nazi.

Hoy se celebra el “Día de la memoria”, en recuerdo de las víctimas de aquellos crímenes, especialmente del aniquilamiento planificado de los Judíos, y en honor de cuantos, arriesgando su porpia vida, protegieron a los perseguidos, oponiéndose a la locura homicida. Con ánimo conmovido pensemos en las innumerables víctimas de un ciego odio racial y religioso, que sufrieron la deportación, la prisión, la muerte en aquellos lugares aberrantes e inhumanos. La memoria de estos hechos, en particular del drama de la Shoá que golpeó al pueblo judío, suscite siempre un respeto más convencido de la dignidad de toda perosna, para que todos los hombres se perciban como una sola gran familia.

Que Dios omnipotente ilumine los corazones y las mentes, para que no se repitan más tales tragedias.

martes, 26 de enero de 2010

Timoteo y Tito, colaboradores de Pablo



Benedicto XVI
Audiencia general del 13/12/2006

Timoteo y Tito, dos colaboradores de Pablo


Tres de las cartas tradicionalmente atribuidas a Pablo están dirigidas a dos de sus colaboradores más inmediatos: Timoteo y Tito. Timotes es un nombre griego que significa: «el que honra a Dios». Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, le nombra seis veces; Pablo, en sus cartas hace referencia a él diecisiete veces (y además, en la Carta a los Hebreos, se encuentra su nombre una vez). De ello se deduce que gozaba de gran consideración a los ojos de Pablo.


En cuanto a la figura de Tito, cuyo nombre es de origen latino, sabemos que era griego de nacimiento, es decir, pagano (cf Ga 2,3). Pablo lo lleva a Jerusalén para lo que llamamos el Concilio apostólico (Hch 15; Gal 2), en el curso del cual fue solemnemente aceptada la predicación del Evangelio a los paganos... Después que Timoteo hubo marchado de Corintio, Pablo envió allí a Tito con el encargo de reconducir a la obediencia a esta comunidad indócil.

Si consideramos conjuntamente las dos figuras de Timoteo y Tito, nos damos cuenta de algunos datos muy importantes. El más importante es que Pablo recurrió a colaboradores en el desarrollo de sus misiones. Es innegable que es el Apóstol por excelencia, fundador y pastor de numerosas Iglesias. Sin embargo es cierto que él no hacia nada solo sino que se apoyaba en personas de confianza con quien compartía trabajos y responsabilidades. Otra observación es la disponibilidad de sus colaboradores. Las fuentes que se refieren a Timoteo y a Tito expresan claramente su prontitud en asumir tareas muy variadas que, a menudo, consistían en representar a Pablo incluso en ocasiones nada fáciles. En una palabra, nos enseñan a estar al servicio del Evangelio con generosidad, sabiendo que ello comporta también un servicio a la Iglesia misma. Para nuestro compromiso concreto, debemos y podemos ser también nosotros ricos en obras buenas y así abrir las puertas del mundo a Cristo, nuestro Salvador.

lunes, 25 de enero de 2010

"Evangelizar el continente digital"

CATEQUESIS ONLINE
Así luce el sitio pope2you.net, la página dedicada al Papa

El Papa quiere que los sacerdotes tengan blogs y suban videos online

Dijo que ambas herramientas son "indispensables para la catequesis" y que "la Iglesia tiene el desafío de proclamar el Evangelio a través de los nuevos medios audiovisuales".

El Papa Benedicto XVI llamó a los sacerdotes católicos a hacer uso de Internet y sus beneficios, para llegar de manera más directa a los fieles.

El pontífice, además, instó a los sacerdotes a aprovechar la posibilidad de abrir blogs y de colgar videos online. "El uso de Internet debe ser parte de la formación de los sacerdotes", sostuvo el Papa en un mensaje difundido con motivo de la celebración de la 44º Jornadada Mundial Católica de los Medios de Comunicación Social, celebrada ayer, domingo 24 de enero.

"Queridos sacerdotes, los invito de nuevo a utilizar con sabiduría las extraordinarias posibilidades que ofrecen las comunicaciones modernas. El Señor los convierte en proclamadores apasionados del mensaje también en el nuevo 'Agora' creado por los actuales medios de comunicación", se lee en el mensaje.

"A través de los medios de comunicación modernos, el sacerdote puede dar a conocer la vida de la Iglesia y ayudar a las personas de hoy a descubrir el rostro de Cristo", escribió. En palabras de Benedicto XVI, los nuevos medios posibilitan una "nueva época" de la proclamación de la fe. El día mundial se celebra bajo el lema: "Los sacerdotes y la preocupación por las almas en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra".

Desde que Benedicto XVI, de 82 años, fuera elegido Pontífice en 2005, el Vaticano incrementó su presencia en Internet, creando la web www.pope2you.net, dedicada al Papa, así como participando en Youtube o en Facebook.

sábado, 23 de enero de 2010

La "locura" de Jesús, según el juicio del mundo


En aquel tiempo volvió Jesús con sus discípulos a casa y se juntó tanta gente, que no los dejaban ni comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: "Está fuera de sí". (Marcos 3, 20-21)

Reflexión


A primera vista parece que este Evangelio habla mal de Cristo en vez de hablar bien. Pero si leemos entre líneas encontraremos que no es así. Cristo se consagró al Padre para cumplir una misión dada, concreta e importantísima, que era precisamente la salvación de todos los hombres. Y Cristo, sabiendo la responsabilidad que tenía y teniendo un amor infinito hacia el Padre, no dudaba en sacrificar nada para cumplir su misión, por amor al Padre y a los hombres.

Si tenía que predicar todo el día, lo hacía, aunque esto implicara quedarse sin comer, aunque no durmiera, aunque apenas tuviera tiempo para descansar. Hasta cierto punto, es normal que sus parientes, al verle, dijeran “está fuera de sí.” Y claro, una persona apasionada por llevar el Evangelio a todas las gentes no puede hacer otra cosa que aparecer como un loco delante de los hombres. Pero delante de Dios, es un héroe, pues su principal motivación es el amor. Contemplemos el ejemplo de Cristo e imitémosle en esa locura por hacer el bien a los que nos rodean, por amor a Cristo y su Reino.

Fuente: catholic.net

viernes, 22 de enero de 2010

"Mi vida por la tuya"

Nace en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891, en tiempos difíciles que afectan también a su familia. Sufre las consecuencias de la emigración. Su padre, José Domingo, perseguido por motivos políticos, debe huir al sur del país, estableciéndose finalmente en Temuco.

Queda huérfana a los dos años de edad. Al morir su padre, deja a la familia sin apoyo y en precaria condición económica. Su madre, Doña Mercedes Pino vive con esfuerzo de su trabajo de modista. En 1899, después de sufrir el robo de los escasos recursos de la familia, decide emigrar a Argentina, con sus hijas Laura y Julia.

La pequeña Laura sufre al darse cuenta de que su madre se encuentra alejada de Dios por la situación de convivencia que mantiene con un estanciero: Manuel Mora.

En las vacaciones de verano del año 1902, Manuel Mora pretendió abusar de la pequeña Laura. Al resistirse, la niña pierde toda ayuda económica para continuar en el colegio, por lo que las Hermanas Hijas de María Auxiliadora la reciben gratuitamente.

Laura recorre un corto pero intenso itinerario espiritual. En abril de 1902 ofrece su vida al Señor por la conversión de su madre. Dios acepta su ofrenda.

El 22 de enero de 1904, muere en Junín de los Andes a la edad de 12 años. Por su entrega, su madre vuelve a Dios y le honra con su vida digna y cristiana.

Por sus virtudes, el Papa Juan Pablo II la declara Beata el 3 de septiembre de 1988.

"Mi vida por la tuya"



El camino de crecimiento en la vida cristiana es un camino de maduración en la fe, de una adquisición constante y progresiva de comunión y de vida con Dios en Cristo Jesús.

La ofrenda de la propia vida es, en Laura, consecuencia de un corto, pero intenso recorrido de amor y comunión con Dios. Es el fruto más sabroso que esta pequeña niña pudo regalar a Aquel que dio sentido a su vida y a su misión.

Al confirmar la autenticidad de la fe de Laura, hacemos referencia directa al máximo gesto de amor en la donación oblativa de su vida por la conversión de su madre.

jueves, 21 de enero de 2010

Predicación y curación de enfermos

Curación del hombre de la mano seca
Marcos 3, 1-6


En aquel tiempo entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: Levántate ahí en medio. Y les dice: ¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla? Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles firmemente, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende la mano. Él la extendió y quedó restablecida su mano. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.


Reflexión


Cristo no ha venido para abolir la antigua ley, sino a darle plenitud. Este pasaje lo deja en evidencia. Los fariseos se molestan porque Cristo hace algo prohibido por la ley. Y Cristo pone de relieve que lo más importante es hacer el bien; en este caso, salvar una vida.

¿Cuál es esta ley para nosotros? Los Mandamientos, nuestros deberes como padres, esposos, hijos, ciudadanos... Nada del otro mundo. No se nos imponen dolorosos sacrificios, ni numerosas prohibiciones o rezos... Se nos pide ser coherentes con la fe que profesamos. Y sobre todo, vivir con amor.

Esta es la plenitud de la ley: el amor. El amor vale mucho más que el frío cumplimiento de una norma o regla de vida. Por eso, aunque lo que hagamos sean pequeñas cosas, éstas se ven engrandecidas, agigantadas por el amor.

El Evangelio comenta que Cristo estaba entristecido por la dureza del corazón de los fariseos. Podemos concluir que conocemos la mejor manera de agradar a Dios y de provocarle la más gozosa alegría: cumplir la ley con amor. No se contraponen. No se trata de elegir una de las dos: o cumplo o amo. Mejor cumplir y amar.

miércoles, 20 de enero de 2010

CELAM: Solidaridad con Haití


BOGOTÁ, miércoles, 20 enero 2010 (ZENIT.org).

Ante la tragedia de Haití el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha hecho público un comunicado en el que hace un llamamiento a las conferencias episcopales del continente para que promuevan la solidaridad con el pueblo haitiano.

“Queremos, desde la realidad de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños –dice el comunicado-, siguiendo el llamado del Santo Padre Benedicto XVI, unirnos en oración por las víctimas de esta catástrofe natural y asegurarle al pueblo haitiano nuestra cercanía humana y espiritual”.

El CELAM destaca “el sensible fallecimiento del arzobispo de Puerto Príncipe, monseñor Joseph Serge Miot, y de la doctora Zilda Arns, de Brasil, fundadora y coordinadora internacional de pastoral de crianza (niños) y fundadora de pastoral de la persona anciana, quien se encontraba en labores humanitarias en Haití”.

Hace un llamamiento “a las Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe para que promuevan, desde los organismos sociales y caritativos, una presencia solidaria de la Iglesia y de la Sociedad con el pueblo haitiano, a través de las instancias eclesiales y civiles, tanto de Haití como de República Dominicana”.

“Bien sabemos de la mutua cooperación que se han brindado siempre las Conferencias Episcopales de estos dos países”, subraya.

Así mismo anuncia que se propone, desde los Departamentos y Centros del CELAM, “impulsar mecanismos de comunión, de solidaridad y de ayuda en los diversos campos de la atención a emergencias, de la promoción humana y del acompañamiento espiritual y pastoral”.

“Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, sea el consuelo y la fortaleza de las familias que han perdido a sus seres queridos y que sufren situaciones de miseria y dolor. Que el Dios de bondad y misericordia los proteja y acompañe en este momento de sufrimiento”, concluye el comunicado firmado por el presidente Raymundo Damasceno Assis, arzobispo de Aparecida-Brasil y el secretario general Leopoldo González González, obispo auxiliar de Guadalajara-México.

domingo, 17 de enero de 2010

La caridad ingeniosa, atrevida y efectiva de María


El amor de María, nuestra madre, intuye y se adelanta, y se cree con confianza para pedir a Dios la solución.

LAS BODAS DE CANÁ

La caridad ingeniosa, atrevida y efectiva de María
Composición de Lugar: María recibió una invitación para acudir a unas bodas que se celebraban en Caná de Galilea. Unas bodas, en Palestina y entre los judíos, eran un acontecimiento importante y revestían un carácter religioso, pues eran el medio de perpetuar la raza hasta la plenitud de los tiempos, es decir, hasta los días del Mesías. Los contrayentes eran amigos, parientes quizá, y María aceptó la invitación y acudió a Caná. Fueron también invitados Jesús con sus discípulos, y de nuevo se encontraron reunidos, siquiera fuese transitoriamente y por breve tiempo, Madre e Hijo. Y, ¿qué pasó? Vayamos también nosotros a Caná, pues hemos sido invitados con María y Jesús.
Petición: Señor, dame ojos y corazón para intuir las necesidades de mi prójimo y en la medida de mis posibilidades, ayúdame a solucionarlas, a ejemplo de María, que con su poderosa intercesión logró alegrar ese momento hermoso con el vino nuevo de su Hijo.

Fruto: Tener los ojos abiertos a las necesidades de mi prójimo. Tener el corazón listo para conmoverme y las manos listas para ayudar.

Puntos: Veamos los detalles de caridad de María en Caná.


1. María estaba invitada: quien vive en la caridad y con caridad siempre es querido en todas partes y, por lo mismo, fácilmente es invitado a estos eventos alegres, humanos y sociales. Y allá fue, porque el amor trata de difundirse por todas partes. ¿Cómo no compartir la alegría de los demás y felicitarles por esta boda? Ella, la madre de Jesús, no podía despreciar estas alegrías humanas, como tampoco lo hará después Jesús, su Hijo. En muchos otros lugares de los Evangelios vemos a Jesús compartiendo banquetes, tanto que los fariseos se escandalizan de eso e incluso algunos le llaman “comilón y bebedor”. ¡Habráse visto! El corazón mezquino que no rebosa amor se escandaliza de que el otro ame y derrame su amor.

Sí, María fue invitada. Pero, ¿en verdad fue a comer y aprovecharse del banquete? El que fuera la primera que captara la insuficiente cantidad de vino sugiere que “estaba en todo”, y esto supone atención, actitud observadora, pensar en lo que ocurre y no en sí misma. ¡Otra vez, la caridad, amor al prójimo! Sí, lo opuesto al egoísmo y a buscar la propia satisfacción. Quien se deja llevar por el impulso natural en sus relaciones sociales corre el peligro de ser imprudente y pecar por exceso o por defecto; está abocado a vivir para sí y no para los demás; a dejarse llevar por el egoísmo en lugar de ejercer la caridad y el amor al prójimo. No hubiera sido igual en esa boda sin la presencia de María. El amor todo lo transforma, incluso las situaciones adversas. La caridad no deja indiferente el ambiente en que está. Al contrario caldea el ambiente en que vive y alegra la vida de quienes están a su alrededor.

Quien tiene amor aumenta el grado de felicidad de los demás en la tierra. Basta una sonrisa, una palabra de aliento, un gesto de servicio. ¿Qué hizo María? ¿Qué hubiera hecho yo en su lugar? ¿ Reclamar, protestar contra los novios y los servidores?


2. Se acabó el vino y María dijo a Jesús: “no tienen vino”. Aquí está el amor de María, amasado de sencillez y de fe. Sea por la afluencia de invitados, sea por error de cálculo, llegó un momento en que el vino comenzó a escasear de tal manera que era fácil prever su insuficiencia para el tiempo que todavía había de durar la fiesta. Esto era grave, porque el apuro iba a ser tal, cuando se descubriera, que bastaba para amargar a los novios el recuerdo de su boda, que se iba a convertir en regocijado comentario del pueblo durante mucho tiempo. Y aquí interviene María con su caridad intuitiva, ingeniosa y efectiva. Esto quiere decir que andaba discretamente pendiente del servicio, ayudando quizá, sin inmiscuirse en lo que era tarea propia del maestresala. En cuanto vio esto, pensó en el modo de remediarlo. Pensó en la violencia de la situación de los novios. Su bondad le llevó a compadecerse de ellos y a buscar un remedio. Ella sabía que no podía realizar un milagro, pero sabía que su Hijo sí podía. El amor intuye y se adelanta y se cree con confianza para pedir a Dios la solución. ¡Es la madre! Y comunica su preocupación a su Hijo.

María se dirige a Jesús como a su Hijo, pero Jesús le contesta como Mesías: no ha venido a remediar problemas materiales, pues es muy otra la misión que ha recibido del Padre. Aclarado esto, no tiene inconveniente en adelantar su hora: la de hacer un milagro que ponga de manifiesto su poder y dé testimonio de su divinidad. El amor todo lo puede. El amor abre el corazón de Dios. El amor humilde y confiado de María realizó lo que nadie podría hacer en ese momento: convertir el agua en vino. “No tienen vino”, ¡qué oración tan sencilla de María! Ella expone la necesidad con la simplicidad de un niño. Los niños más que pedir, exponen, y no es necesario más porque la compenetración es tan grande que los papás saben perfectamente todo lo que la frase del niño encierra, y es para ellos más clara que un largo discurso. María, siendo la más perfecta de las criaturas, o mejor todavía, la criatura perfecta, su oración, sin duda, es la más perfecta de las oraciones, la mejor hecha, la que reúne todas las cualidades en su máxima profundidad. Es el amor quien hace nuestra oración sencilla, sin rebuscamientos ni artificios. ¿Si nosotros no conseguimos de Dios lo que le pedimos no será porque nos falta sencillez en nuestra oración? Y si nos falta sencillez, ¿no será porque estamos faltos de amor en el corazón? Sólo un corazón que ama sabe ser sencillo al pedir y todo lo consigue. Como María. ¡Qué complicados somos los hombres a veces en nuestras relaciones con Dios y con los demás! Aprendamos de María.


3. “Hagan lo que Él les diga”. Es el amor de María, lleno de confianza y humildad. La mirada suplicante, confiada, sonriente y amorosa de la Virgen no podía ser indiferente a Jesús en ningún caso. María obró con la seguridad de quien sabe lo que hace, pues el amor da seguridad y abre las puertas del corazón de Dios. Se acercó a los sirvientes y les dio unas instrucciones muy sencillas: “Hagan lo que Él les diga”. Tras esto, la Virgen vuelve a confundirse entre los convidados. Sólo el que ama a Dios, ama a los demás y se consume viendo cómo, por no poseerlo, no son felices. Esta vibración interior es lo que lleva a acercarles a Dios, pero sin artificios ni convencionalismos, sin acosos ni insistencias, con la tenacidad propia del amor, pero con su suavidad, haciendo que acaben queriendo, abriéndoles horizontes que tienen cerrados. “Hagan lo que Él les diga”: es el imperativo que lanza quien ama, porque conoce a quien es el Amor supremo. El amor aquí se hace humilde: Él es quien cuenta, no yo. Sólo Él es el Salvador y Mesías. Pero su humildad sabe dar el tono y matiz preciso a su imperativo. La oración que nace de la humildad siempre será escuchada y casi “obliga” a Dios a escuchar y hacer caso. Lo que da intensidad a una oración, lo que hace poner en ella toda el alma es la necesidad, y nadie como el humilde puede percibir hasta qué punto está necesitado de que Dios se compadezca de su impotencia, hasta qué punto depende de Él, hasta qué extremo límite es cierto que el hombre puede plantar y regar, pero que es Dios quien da el incremento (1 Cor 3, 6-7), es Dios quien puede convertir esa agua en vino.

Quien no ama no es humilde. Quien no es humilde trata a Dios con prepotencia y egoísmo, y lo usa para que resuelva los problemas que nosotros mismos nos hemos planteado o sacarnos de los atolladeros en que tercamente nos hemos metido. Pero María es humilde. Expone el problema y la necesidad y deja todo en las manos de su Hijo.

Deja a Cristo el campo totalmente libre para que haga sin compromisos ni violencias su voluntad, pero es porque Ella estaba segura de que su voluntad era lo más perfecto que podía hacerse y de verdad resolvería el asunto. María confía en la sabiduría de su Hijo, en su superior conocimiento, en su visión más amplia y profunda de las cosas que abarca aspectos y circunstancias que Ella podía, quizá, desconocer. La fe y la humildad deja a Dios comprometido con más fuerza que los argumentos más sagaces y contundentes. “Hagan lo que Él les diga”: ¡Qué conciencia tiene María de que su Hijo es el Señor y es quien debe mandar y ordenar, y no ella! Nos pide que siempre escuchemos a su Hijo y después que hagamos lo que Él nos diga. El amor escucha y hace lo que dice y pide el Amor con mayúscula. Hacer lo que Cristo nos dice es obedecer. Por tanto el amor termina siempre en obediencia. Lo que María nos dice aquí es que obedezcamos, que pongamos toda nuestra personal iniciativa, no en hacer lo que se nos ocurra, sino al servicio de lo que Él nos indique. Como Ella, que fue siempre obediente.

Quien no ama, protesta y no obedece con alegría. Por tanto, este amor de María en Caná desemboca en obediencia a Cristo. No es un amor que se queda sólo a nivel de sentimientos y emociones, o de soluciones más o menos hermosas. El amor tiene que ser acrisolado por la obediencia. Con la obediencia hemos encontrado lo único necesario y todo lo demás viene resuelto como consecuencia. Y la obediencia consiste en cumplir la voluntad de Dios en nuestra vida. Y fue esta obediencia de María y de los servidores quien hizo que Cristo obrase el milagro. Y no fue fácil lo que Cristo les mandó: “Llenen de agua esas tinajas” ¿No será esto absurdo? Los servidores no protestan ni reclaman ni cuestionan. Obedecen, simplemente. Y obedecieron inmediatamente. Y obedecieron hasta el final, llenando las tinajas hasta arriba. No puede obedecerse a medias.


Preguntas para reflexionar:

· ¿Qué me impide ver las necesidades de los demás: mi maldito egoísmo que me ciega, mi corazón duro y soberbio, mis manos cerradas y ociosas?

· ¿Pido a Jesús por las necesidades del mundo, de la Iglesia y de las familias? ¿O sólo pido por mí y mis cosas? ¿Pido, como María, con fe, con humildad, con amor, con confianza, con obediencia?

· ¿Tengo el vino de mi caridad dulce y oloroso para compartir con los demás, o está ya picado y avinagrado por mi egoísmo y orgullo?


Fuente: catholic.net
Autor: P. Antonio Rivero LC

  • Preguntas o comentarios al autor

  • sábado, 16 de enero de 2010

    Evangelio Ilustrado


    Las Bodas de Caná

    Evangelio según San Juan (2,1-11)


    (Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)


    viernes, 15 de enero de 2010

    CARITAS Argentina: Solidaridad con Haití


    El golpe sufrido por el pueblo de Haití, uno de los más pobres entre los pobres, en estas horas ha sido terrible. Por eso, queremos expresar nuestra solidaridad y nuestro profundo dolor a quienes sufren las consecuencias de la tragedia ocurrida, especialmente a aquellos que han perdido a sus seres queridos.

    En las primeras comunicaciones recibidas desde CARITAS Haití, su responsable en la emergencia, Joseph Villarson, nos informó que a pesar de las evidentes dificultades, ya están trabajando con el equipo de emergencias y comenzaron a coordinar las iniciativas de ayuda.

    Desde CARITAS Argentina, se dispuso una cuenta bancaria destinada especialmente para este fin, asumiendo que la donación en dinero facilita el acceso y administración de los fondos desde el mismo lugar donde se realiza la asistencia:

    Cuenta Corriente Banco Nación Nº 35869/51
    Sucursal Plaza de Mayo 0085
    CBU 01105995-20000035869519
    A nombre de: Cáritas Argentina Emergencia
    CUIT 30-51731290-4

    Pedimos a María de Guadalupe, patrona de nuestro continente, que contenga con su amor maternal a las familias y a todos los hombres y las mujeres afectados por esta tragedia.

    jueves, 14 de enero de 2010

    Llamamiento urgente en ayuda a Haití


    El Papa hace un "llamamiento urgente" a la solidaridad con Haití
    Tras el terremoto que ha devastado la ciudad de Puerto Príncipe

    CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 13 de enero de 2010 (ZENIT.org)

    El Papa Benedicto XVI al finalizar esta mañana la audiencia pública manifestó su solidaridad con los damnificados del terremoto que devastó la capital de Haití en la tarde de ayer martes.

    “Invito a unirse a mi oración al Señor por las víctimas de esta catástrofe y por aquellos que lloran por las desapariciones”, dijo el Papa en su alocución.

    Benedicto XVI manifestó su “cercanía espiritual” hacia todos los damnificados “y a todas las personas que han sido probadas en esta gran calamidad, implorando a Dios el consuelo y alivio de su sufrimiento”.

    Igualmente hizo un llamado a la comunidad internacional para vivir la generosidad “para que no falte a estos hermanos y hermanas que viven un momento de necesidad y dolor, nuestra concreta solidaridad, y la ayuda efectiva de la Comunidad Internacional”.

    Aseguró que la Iglesia Católica saldrá al encuentro de todos los necesitados a través de sus instituciones de caridad.

    El terremoto que sacudió ayer la capital haitiana tiene una magnitud de 7.3 grados. Es el más devastador en los últimos dos siglos en Haití, el país más pobre del hemisferio occidental.

    El epicentro tuvo lugar tan sólo a 16 kilómetros de Puerto Príncipe y con una profundidad de 10 kilómetros lo cual ha hecho que las consecuencias sean más graves.

    El Comité Internacional de la Cruz Roja estima que podrían ser tres millones los haitianos afectados por el terremoto.

    miércoles, 13 de enero de 2010

    San Hilario. Obispo y Doctor de la Iglesia.


    Hilario de Poitiers
    Obispo y doctor de la Iglesia


    Nació en Poitiers a principios del siglo IV; hacia el año 350 fue elegido obispo de su ciudad; luchó con valentía contra los arrianos y fue desterrado por el emperador Constancio. Escribió varias obras llenas de sabiduría y de doctrina, destinadas a consolidar la fe católica y a la interpretación de la sagrada Escritura. Murió el año 367.

    "Te serviré predicándote"

    (Del tratado de san Hilario, obispo, sobre la Trinidad)

    Yo tengo plena conciencia de que es a ti, Dios Padre omnipotente, a quien debo ofrecer la obra principal de vida, de tal suerte que todas mis palabras y pensamientos hablen de ti.

    Y el mayor premio que puede reportarme esta facultad de hablar, que tú me has concedido, es el de servirte predicándote a ti y demostrando al mundo, que lo ignora, o a los herejes, que lo niegan, lo que tú eres en realidad: Padre; Padre, a saber, del Dios unigénito.

    Y, aunque es ésta mi única intención, es necesario para ello invocar el auxilio de tu misericordia, para que hinches con el soplo de tu Espíritu las velas de nuestra fe y nuestra confesión, extendidas para ir hacia ti, y nos impulses así en el camino de la predicación que hemos emprendido. Porque merece toda confianza aquel que nos ha prometido: Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá.

    Somos pobres y, por esto, pedimos que remedies nuestra indigencia; nosotros ponemos nuestro esfuerzo tenaz en penetrar las palabras de tus profetas y apóstoles y llamamos con insistencia para que se nos abran las puertas de la comprensión de tus misterios; pero el darnos lo que pedimos, el hacerte encontradizo cuando te buscamos y el abrir cuando llamamos, eso depende de ti.

    Cuando se trata de comprender las cosas que se refieren a ti, nos vemos como frenados por la pereza y torpeza inherentes a nuestra naturaleza y nos sentimos limitados por nuestra inevitable ignorancia y debilidad; pero el estudio de tus enseñanzas nos dispone para captar el sentido de las cosas divinas, y la sumisión de nuestra fe nos hace superar nuestras culpas naturales.

    Confiamos, pues, que tú harás progresar nuestro tímido esfuerzo inicial y que, a medida que vayamos progresando lo afianzarás, y que nos llamarás a compartir el espíritu de los profetas y apóstoles; de este modo, entenderemos sus palabras en el mismo sentido en que ellos las pronunciaron y penetraremos en el verdadero significado de su mensaje.

    Nos disponemos a hablar de lo que ellos anunciaron de un modo velado: que tú, el Dios eterno, eres el Padre del Dios eterno unigénito, que tú eres el único no engendrado y que el Señor Jesucristo es el único engendrado por ti desde toda la eternidad, sin negar, por esto, la unicidad divina, ni dejar de proclamar que el Hijo ha sido engendrado por ti, que eres un solo Dios, confesando, al mismo tiempo, que el que ha nacido de ti, Padre, Dios verdadero, es también Dios verdadero como tú.

    Otórganos, pues, un modo de expresión adecuado y digno, ilumina nuestra inteligencia, haz que no nos apartemos de la verdad de la fe; haz también que nuestras palabras sean expresión de nuestra fe, es decir, que nosotros que por los profetas y apóstoles te conocemos a ti, Dios Padre, y al único Señor Jesucristo, y que argumentamos ahora contra los herejes que esto niegan, podamos también celebrarte a ti como Dios en el que no hay unicidad de persona y confesar a tu Hijo, en todo igual a ti.

    Oración

    Concédenos, Dios todopoderoso, progresar cada día en conocimiento de la divinidad de tu Hijo y proclamarla con firmeza, como lo hizo, con celo infatigable, tu obispo y doctor san Hilario. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

    domingo, 10 de enero de 2010

    Evangelio Ilustrado


    El Bautismo de Jesús

    Evangelio según San Lucas (3,15-16.21-22)


    (Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)



    viernes, 8 de enero de 2010

    CARITAS Parroquial: Bienvenida de Año

    ¡Bienvenido 2010!

    El martes 5 de enero, el equipo de CARITAS Parroquial y sus habituales colaboradoras se reunieron para evaluar el trabajo realizado durante el año 2009 y para darle la bienvenida a este nuevo año 2010.

    ¡Cada vez son más quienes se suman a colaborar con las múltiples tareas de CARITAS Parroquial! Cada uno aporta su don y se logró conformar un ameno e incansable grupo de trabajo, que promete seguir su labor, con renovadas fuerzas, en el año 2010.

    ¡Ni el intenso calor las hizo desistir...!

    Merienda compartida



    A todas y a cada una...

    ¡¡¡FELICITACIONES!!!

    Y un G R A C I A S gigante,
    en nombre de toda la comunidad.

    jueves, 7 de enero de 2010

    ¡Rezo del Rosario para celebrar!

    Ermita
    "Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás"

    3º Aniversario

    Ayer, miércoles 6 de enero, Fiesta de la Epifanía del Señor, celebramos el 3º aniversario de la Ermita "Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás".

    Como todas las veces que nos reunimos, convocados por María, rezamos y meditamos juntos los misterios del Santo Rosario, su oración preferida.










    Los esperamos los días 25 de cada mes para rezar juntos el Rosario ante la Ermita.

    martes, 5 de enero de 2010

    Evangelio Ilustrado


    Los magos de Oriente adoran al Niño Dios

    Evangelio según San Mateo (2,1-12)


    (Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)



    viernes, 1 de enero de 2010

    Jornada Mundial de la Paz


    El 1º de enero celebramos la 43° Jornada Mundial de la Paz, en la que el Santo Padre nos invita a reflexionar, proponiéndonos como lema: Si quieres promover la paz, protege la creación. Se trata de un documento que no pone el acento primero en la creación, sino en la responsabilidad del hombre. Creo que en esta óptica debemos leerlo, es decir, no desde una suerte de ecologismo en el cual el medio ambiente sería como un absoluto casi divinizado, a modo de un nuevo paganismo, sino desde la centralidad del hombre como responsable del mundo creado.

    Esto nos va a ayudar a comprender porque el camino para promover la paz pasa necesariamente por el cuidado de la creación, que es tarea que le corresponde al hombre. Aquí aparece la importancia de la presencia del hombre, no como alguien más en la creación sino como centro y cúspide de la misma. Desde la teología de la creación el hombre no se confunde con la naturaleza, sino que se distingue como alguien superior que ha recibido el encargo de cuidarla. El está llamado a ser la presencia de Dios en el mundo: esta es su grandeza y responsabilidad. La gloria de Dios, es decir su presencia, es el hombre, “gloria Dei vivens homo” decía San Ireneo.

    Frente a la realidad de un mundo que va degradando día a día el don de la naturaleza, la Iglesia hace un llamado a la responsabilidad ética del hombre y de los gobiernos. Ya Juan Pablo II había hablado de una “crisis ecológica”, que reclama, decía, una urgente solidaridad de todo el mundo. Copenhague, desgraciadamente, no ha sido una respuesta a la altura de los problemas planteados. Hoy se pregunta el Papa: “Cómo permanecer indiferentes ante los problemas que se derivan de fenómenos como el cambio climático, la desertización, la contaminación de los ríos y de las capas acuíferas, la pérdida de la biodiversidad… Cómo descuidar el creciente fenómeno de los llamados “prófugos ambientales”, (es decir) personas que deben abandonar el ambiente en que viven…. Cómo no reaccionar ante los conflictos actuales, y ante otros potenciales, relacionados con el acceso a los recursos naturales”?. Esto daña la creación y compromete el nivel de vida, como los derechos esenciales del hombre.

    Como vemos, la mirada que se requiere frente a estos hechos, necesita de una toma de conciencia de la responsabilidad del hombre como alguien que no es un elemento más, o algo indefinido en la evolución de la creación, sino la presencia de quien tiene una relación única, personal e indelegable ante el mundo creado. Tanto cuando el hombre quiere ocupar el lugar de Dios en la naturaleza y no ser su colaborador, la termina destruyendo porque no la valora en su dimensión de don del cual él es responsable de su cuidado; pero también cuando no descubre y no valora su propia dignidad y responsabilidad que lo distingue y eleva sobre el mundo creado en cuanto ser espiritual. Sin un claro sentido de esta dignidad única del hombre es difícil acercarnos responsablemente al mundo de la creación. La teología es una ciencia que no sólo nos habla de Dios, sino del hombre en cuanto ser creado por El, y de sus relaciones con sus hermanos y el mundo.

    A partir de este planteo doctrinal y con una mirada crítica, pero también con ánimo de involucrarse en el problema, el Santo Padre va a afirmar que: “Por tanto, resulta sensato hacer una revisión profunda y con visión de futuro del modelo de desarrollo, reflexionando además sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones. Lo exige, concluye, el estado de salud ecológica del planeta; lo requiere también, y sobre todo, la crisis cultural y moral del hombre, cuyos síntomas son evidentes desde hace tiempo en todas partes del mundo”. Hay una solidaridad intergeneracional, agrega, que nos debe llevar a sentirnos partes responsables del futuro que estamos construyendo; pero hay también una solidaridad intrageneracional nos dice, “especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y aquellos altamente industrializados”, que hace a las exigencias de una justicia internacional. Por ello, antes de todo planteo técnico en términos de desarrollo y utilidad económica, existe la urgente necesidad de plantear el tema del crecimiento integral del hombre y el cuidado del mundo en términos de una moral que vincule y comprometa a todos.

    No deja de ser crítico del pasado al afirmar que: “entre las causas de la crisis ecológica actual, es importante reconocer la responsabilidad histórica de los países industrializados”. Ha habido un uso y abuso de los bienes de la creación que son patrimonio de la humanidad, y que adquieren por su dimensión global el carácter de un drama mundial. Al mismo tiempo advierte a los países emergentes el peligro que significaría no comprender el momento actual de la crisis y “sentirse eximidos de la propia responsabilidad respecto de la creación”. El error del otro no justifica mi error. Hoy todos somos responsables, aunque el mayor costo de esta situación debe ser asumido por aquellos que más contaminaron y se beneficiaron. Por ello, más allá de cálculos interesados se requiere una actitud de grandeza y sabiduría política que permita proyectar el futuro de la humanidad en términos de pertenencia a una misma comunidad. La crisis climática y ecológica no conoce límites de países. O somos capaces de pensarnos como unidad, o el futuro se convierte en algo incierto.

    Esta relación única y dinámica entre Dios, el hombre y la creación, se convierte en el fundamento de una auténtica promoción de la paz. Esto debe hacerse cultura que promueva decisiones políticas. Es de desear que esta nueva cultura de respeto por el medio ambiente deje de ser una doctrina más que conocemos y sabemos explicar, para convertirse en un nuevo estilo de vida que nos eleve culturalmente y nos acerque como miembros de una misma familia. El Santo Padre concluía su mensaje invitando a todos los creyentes a elevar una ferviente oración a Dios Padre y Creador “para que en el corazón de cada hombre y cada mujer resuene, se acoja y se viva el apremiante llamamiento: Si quieres promover la paz, protege la creación”.

    Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mis mejores deseos para este nuevo año que iniciamos. Con mi bendición en el Señor Jesús y Nuestra Madre de Guadalupe.


    Mons. José María Arancedo

    Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz


    María, Madre de Dios


    La Iglesia Católica quiere comenzar el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios" (en griego, Theotokos, la que dio a luz a Dios). Ya en las catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".

    Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.

    Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.

    Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: "La Madre de Dios es también madre mía". Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?

    Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.

    Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

    El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

    Fuente: EWTN


    Madre de Dios, Madre del Príncipe de la Paz

    Juan Pablo II
    Homilía del 01/01/02

    «¡Salve, Madre santa! Virgen, Madre del Rey, que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos» (Antífona del canto de entrada). Con este antiguo saludo, la Iglesia se dirige hoy, octavo día después de Navidad y primer día del año, a la santísima Virgen María invocándola como Madre de Dios. El Hijo eterno del Padre ha tomado en ella nuestra carne y, a través de ella se ha hecho «el hijo de David y el hijo de Abrahán» (Mt 1,1). María es, pues, su madre verdadera: ¡la Theotokos, la Madre de Dios! Si Jesús es la Vida, María es la Madre de la Vida. Si Jesús es la Esperanza, María es la Madre de la Esperanza. Si Jesús es la Paz, María es la Madre de la Paz, Madre del Príncipe de la Paz. Al entrar en el nuevo año pedimos a esta Madre que nos bendiga. Pidámosle que nos dé Jesús, nuestra plena bendición, en quien el Padre ha bendecido, una vez para siempre, la historia convirtiéndola en una historia de salvación... El Niño nacido en Belén es la Palabra eterna del Padre hecha carne para nuestra salvación; es «Dios con nosotros» que trae con él el secreto de la verdadera paz. Es el Príncipe de la Paz (Is 9,5)...

    «¡Salve, Madre santa!» ... El niño que estrechas contra tu pecho, lleva un nombre querido por los pueblos de religión bíblica: «Jesús», que significa «Dios salva». Este es el nombre que le dio el ángel antes de que fuera concebido en tu seno (Lc 2,21). En el rostro del Mesías recién nacido, reconocemos el rostro de cada uno de tus hijos ultrajados y explotados. En particular reconocemos el rostro de los niños cualquiera que sea la raza, pueblo o cultura a la que pertenece. Por ellos, oh María, por su futuro, te pedimos muevas los corazones endurecidos por el odio, a fin de que se abran al amor y la venganza ceda, finalmente, el paso al perdón. Oh Madre, alcánzanos que la verdad de esta afirmación –no hay paz sin justicia, y no hay justicia sin perdón- se imprima en el corazón de todos. Sólo así la familia humana podrá encontrar la paz verdadera que nace del encuentro de la justicia con la misericordia. ¡Ayúdanos, Madre santa, Madre del Príncipe de la Paz! ¡Madre de la humanidad y Reina de la Paz, ruega por nosotros!