y de su izamiento, por primera vez, a orillas del Paraná.
Horarios de Misa
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.
Confesiones: después de Misa.
Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.
Secretaría Parroquial
Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.
CARITAS
Martes de 14 a 18 hs.
Nuestro Párroco
lunes, 27 de febrero de 2012
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y de su izamiento, por primera vez, a orillas del Paraná.
domingo, 26 de febrero de 2012
Jesús en el desierto
San Efrén, Comentario al Diatessaron, 4,4-5.
viernes, 24 de febrero de 2012
Via Crucis
¡Acompañemos a Jesús,
que realizó este camino por amor anosotros!
Catorce estaciones, catorce pasos que nos ayudan a unir nuestros sacrificios a los de Cristo, a pedir por la conversión del mundo entero, o el de ese familiar que se resiste. Nos recuerdan que la entrega de Cristo no es de ayer, sino que es actual, por ti y por mi. Meditar la pasión de Cristo ha hecho muchos santos y ver la humanidad de Jesús doliente nos mueve a acercarnos más a Él.
jueves, 23 de febrero de 2012
miércoles, 22 de febrero de 2012
Miércoles de Ceniza
Día de ayuno y abstinencia
Misa en la parroquia: 20 hs.
martes, 21 de febrero de 2012
Comenzamos el Tiempo de Cuaresma
“Conviértete y cree en el Evangelio”
(Mc 1,15)
El miércoles de Ceniza comienza el tiempo de Cuaresma. Los fieles cristianos iniciamos con la imposición de las cenizas el tiempo establecido para la purificación del espíritu. Es un día de ayuno y abstinencia.
Recuerda una antigua tradición del pueblo judío: cuando se sabían en pecado o cuando se querían preparar par una fiesta importante en la que debían estar purificados se cubrían de cenizas y vestían con un saco de tela áspera. De esta forma nos reconocemos pequeños, pecadores y con necesidad de perdón de Dios, sabiendo que del polvo venimos y que al polvo vamos.
El Miércoles de Ceniza es un llamada a la Conversión, como comunidad cristiana y como Iglesia.
Las cenizas nos recuerdan:
El origen del hombre: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7).
El fin del hombre: "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
Dice Abrahán: "Aunque soy polvo y ceniza, me atrevo a hablar a mi Señor" (Gn 18,27). Y el salmista: "todos expiran y al polvo retornan" (Sal 104,29).
La raíz de la palabra "humildad" es "humus" (tierra). La ceniza es un signo de humildad, nos recuerda lo que somos. Las cenizas, como polvo, son un signo muy elocuente de la fragilidad, del pecado y de la mortalidad del hombre, y al recibirlas reconocemoa nuestra limitación; riqueza, ciencia, gloria, poder, títulos, dignidades, de nada nos sirven.
Las cenizas se obtienen al quemar las palmas que se bendijeron el anterior Domingo de Ramos y su imposición alcanza verdadero sentido si el corazón se dispone a la humildad y la conversión que representan.
¿Como se imparten las cenizas?
La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar en la misa, después de la homilía. Las cenizas son impuestas en la frente del fiel, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras Bíblicas: «Acuérdate de que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».
Las cenizas son un sacramental. Éstos no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia los sacramentales «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella» (CIC1670 ss.).
martes, 14 de febrero de 2012
lunes, 13 de febrero de 2012
sábado, 11 de febrero de 2012
Nuestra Señora de Lourdes
La Señora me habló
De una carta de santa María Bernarda Soubirous, virgen
Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. En seguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario.
Creyendo engañarme, me restregué los ojos. Metí la mano en el bolsillo para buscar mi rosario. Quise hacer la señal de la cruz, pero fui incapaz de llevar la mano a la frente. Cuando la Señora hizo la señal de la cruz, lo intenté yo también y, aunque me temblaba la mano, conseguí hacerla. Comencé a rezar el rosario, mientras la Señora iba desgranando sus cuentas, aunque sin despegar los labios. Al acabar el rosario, la visión se desvaneció.
Pregunté entonces a las dos niñas si habían visto algo. Ellas lo negaron y me preguntaron si es que tenía que hacerles algún descubrimiento. Les dije que había visto a una mujer vestida de blanco, pero que no sabía de quién se trataba. Les pedí que no lo contaran. Ellas me recomendaron que no volviese más por allí, a lo que me opuse. El domingo volví, pues sentía internamente que me impulsaban...
Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez, y me preguntó si querría ir durante quince días. Le dije que sí, y ella añadió que debía avisar a los sacerdotes para que edificaran allí una capilla. Luego me ordenó que bebiera de la fuente. Como no veía ninguna fuente, me fui hacia el río Gave, pero ella me indicó que no hablaba de ese río, y señaló con el dedo la fuente. Me acerqué, y no hallé más que un poco de agua entre el barro. Metí la mano, y apenas podía sacar nada, por lo que comencé a escarbar y al final pude sacar algo de agua; por tres veces la arrojé y a la cuarta pude beber. Después desapareció la visión y yo me marché.
Volví a ir allá durante quince días. La Señora se me apareció como de costumbre, menos un lunes y un viernes. Siempre me decía que advirtiera a los sacerdotes que debían edificarle una capilla, me mandaba lavarme en la fuente y rogar por la conversión de los pecadores. Le pregunté varias veces quién era, a lo que me respondía con una leve sonrisa. Por fin, levantando los brazos y ojos al cielo, me dijo:
«Yo soy la Inmaculada Concepción».
En aquellos días me reveló también tres secretos, prohibiéndome absolutamente que los comunicase a nadie, lo que he cumplido fielmente hasta ahora.
Oración
Dios de misericordia, remedia con el amparo del cielo nuestro desvalimiento, para que, cuantos celebramos la memoria de la inmaculada Virgen María, Madre de Dios, podamos, por su intercesión, vernos libres de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.
miércoles, 8 de febrero de 2012
"La santa de la esperanza"
La historia de Josefina Bakhita, cuya memoria celebramos hoy, es la historia de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón. Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa".
lunes, 6 de febrero de 2012
Cuaresma 2012
BENEDICTO X
para estímulo de la caridad y las buenas obras»
(Hb 10, 24)
Queridos hermanos y hermanas
1. “Fijémonos”: la responsabilidad para con el hermano.
2. “Los unos en los otros”: el don de la reciprocidad.
3. “Para estímulo de la caridad y las buenas obras”: caminar juntos en la santidad.
Vaticano, 3 de noviembre de 2011
BENEDICTUS PP. XVI
© Copyright 2011 - Libreria Editrice Vaticana
jueves, 2 de febrero de 2012
Presentación del Señor
Himno
Estás aquí, Señor, bien lo proclaman
los justos que de siempre han esperado
estar cerca de ti, porque te aman
y luchan por el mundo que has salvado.
Estás aquí, mi Dios, humilde hermano,
presencia ante mis ojos revelada,
Salvador eternal del pueblo humano,
Luz de la Luz que brilla en tu mirada.
Bienvenido, Mesías esperado;
que deje el corazón toda amargura
porque Dios, siendo Dios, nos ha salvado
en locura de amor y de ternura.
Demos gracias al Padre que ha querido
darnos el Hijo eterno y bien amado,
todo el pueblo de Dios le cante unido
al Fuego del amor que lo ha engendrado. Amén