Pidan, busquen, llamen...
El camino de la Cuaresma es ante todo de conversión. Es una invitación a que regresemos a la casa del Padre. En cierto modo, se trata de que ya no sea sólo Dios quien tenga que salir a nuestro encuentro, sino de que también nosotros lo busquemos a Él.
“Pidan y se les dará”. En esta Cuaresma podemos acercarnos con plena confianza a Dios, para presentarle nuestras necesidades, para decirle que no podemos hacer nada sin su ayuda. “Busquen y encontrarán”. Buscarlo a Él, que se esconde detrás del pan y el vino eucarísticos, para alimentarnos; detrás de sus ministros, los sacerdotes, para darnos el perdón de nuestros pecados; detrás del rostro de cada persona, de cada circunstancia de la vida. Cuando nos encontramos con Dios, hacemos la experiencia de la verdadera felicidad.
“Llamen y se les abrirá”. Tocar a la puerta de su corazón, con insistencia y sin temor. Porque necesitamos entrar; salir de nosotros mismos, para gozar de la dicha de vivir con Él
En toda búsqueda hay algo inquietante, misterioso. No se tiene la certeza del éxito. Pero en nuestro caso no es así. Cristo nos promete el éxito y nos asegura que no es muy bueno para esconderse. Le gusta dejarse encontrar.
Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
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