Hoy celebramos la Fiesta de San Cayetano. Una celebración religiosa que ha impulsado el tema del trabajo, como un valor que hace a la dignidad del hombre. En esta jornada de oración coincide la justa aspiración del hombre a trabajar, con la doctrina de la Iglesia sobre el trabajo. Esta coincidencia tiene su raíz en el significado que tiene el trabajo dentro del designio creador de Dios. Por ello podemos hablar del trabajo como una dimensión querida por Dios y que hace a la realización del hombre. Esta doble consideración del trabajo, desde Dios y desde el hombre, es la que nos permite descubrir su grandeza y responsabilidad social. Es importante comenzar señalando que es el hombre, como hijo de Dios, quién dignifica el trabajo, pero también, que es el trabajo el que posibilita su realización. Esto nos habla no sólo de su importancia, sino de las condiciones en que se debe desarrollar. Un trabajo que embrutece o esclaviza no está en la línea de su realización ni, por supuesto, del plan de Dios. Esta concepción es la que hace del trabajo la cuestión central de la Doctrina Social de la Iglesia. No se trata de un elemento más dentro de una cadena productiva, sino que es expresión de la vocación del hombre. Al trabajo no se lo puede, por lo mismo, suplir con la dádiva o un seguro por generoso que sea. Es la misma vocación del hombre la que lo reclama con su justa remuneración. Al presentar el trabajo aspectos sociales y económicos, tiene sentido tratarlo como un tema religioso? Es correcto acercarnos a san Cayetano para interceder ante Dios para conseguir o conservar el trabajo? La respuesta es, ciertamente afirmativa, porque es el hombre el sujeto del trabajo. Lo religioso, no es algo ajeno a la vida del hombre, sino que existe como realidad inherente a su condición humana y espiritual. Toda la vida y circunstancias del hombre, sea el amor, la familia, la política, en este caso el trabajo, participan desde el hombre de una dimensión religiosa. Cuando la familia reza, eleva su vida a una dimensión de diálogo con Dios que la enriquece, es más, recobra desde Dios su dignidad y sentido. No hay nada en la vida del hombre que esté fuera de la mirada de Dios, pero será el hombre con su libertad quién la orienta y da su sentido. Como vemos la oración, en la que expresamos nuestra relación con Dios, no es un agregado superfluo sino reconocer nuestra condición de seres creados y espirituales; la oración nos introduce en la verdad profunda de lo que somos. El valor de esta dimensión religiosa se convierte, en una sociedad libre y respetuosa de los derechos del hombre, en una exigencia política que hace al bien común. Valorar estos espacios de oración hace a la calidad de vida del hombre y la ciudad. Aprovecho este mensaje para comunicar que la vivencia de fe y de oración que he percibido en la Parroquia de San Cayetano de nuestra ciudad de Santa Fe, me ha llevado a conferirle en este día el título de Santuario Diocesano por su importancia religiosa y social. Pidiendo a Dios, por intercesión de San Cayetano, por todos nuestros trabajadores y, en especial, por aquellos que viven el dolor y la injustita de no tener un trabajo digno, les hago llegar junto a mi afecto y oraciones mi bendición en el Señor. Mons. José María Arancedo Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
Nuestra Señora de Belén
Horarios de Misa
Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.
Confesiones: después de Misa.
Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.
Secretaría Parroquial
Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.
CARITAS
Martes de 14 a 18 hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.
Confesiones: después de Misa.
Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.
Secretaría Parroquial
Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.
CARITAS
Martes de 14 a 18 hs.
Nuestro Párroco
sábado, 7 de agosto de 2010
San Cayetano
Etiquetas:
Desde el Evangelio
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