Como todos los años la Colecta Más por Menos
nos convoca para mostrarnos la realidad y el trabajo de muchos hermanos
nuestros y, al mismo tiempo, hacernos partícipes de una respuesta
solidaria. Es una invitación que nace de una mirada que no se queda
sólo en la descripción de la realidad, sino que busca comprometernos en
una actitud de acompañamiento con quienes menos tienen.
¡Con cuánto agradecimiento es recibida esta Colecta por muchas
comunidades que esperan esta colaboración! Se trata de acompañar el
esfuerzo que ellos vienen realizando y no de una dádiva para quedar
tranquilos; es un complemento generoso al trabajo que ellos ya han
iniciado. Las diversas comunidades mucho valoran este gesto, porque
descubren en él el sentido de una ayuda fraterna que los acerca y eleva
en su dignidad. No se siente otros, ajenos y objeto de una ayuda, sino
alguien a quienes se los considera hermanos. Es reconfortante, y nos
hace bien, leer sus sinceras y emotivas cartas de agradecimiento.
Este año se nos propone como lema: tu ayuda dignifica.
Parecería que no toda ayuda dignifica, sino aquella que tiene su
origen en un corazón atento. No se habla de una ayuda en general que
tendría algo de impersonal, sino de tu ayuda. A esta
distinción la considero necesaria para darle el significado fraternal
que la colecta pretende tener; debemos vivirla con la generosidad de un
gesto que no busca recompensa. En segundo lugar ella dignifica
a mi hermano. Hay una dignidad, sin embargo, que antecede a toda ayuda
porque proviene de la misma condición humana. El hombre es digno no
por mi ayuda, sino por su misma naturaleza. Los derechos que le
corresponden no se los da nadie, nos toca reconocerlos y defenderlos. A
quienes ayudamos en esta colecta son, como nosotros, creados por Dios a
su "imagen y semejanza". Lo que hacemos con nuestra ayuda es reconocer
su dignidad y ayudarlos a desarrollarse integralmente.
Esta
Colecta tiene, por lo mismo, mucho de docencia. En un mundo marcado
por el individualismo que privilegia mis derechos, corremos el peligro
de olvidarnos del derecho de los demás. Es común escuchar esa frase que
tanto nos daña y aísla: "pensá en vos". Nuestra mirada se va cerrando
en un círculo que nos tiene como único centro. No nos queda tiempo ni
horizonte para ver esa otra realidad que existe y a la cual
pertenecemos. Todo hombre es mi hermano, es el primer principio de la
moral social. No podríamos llamar a Dios Padre, si no considero a todo
hombre mi hermano. Creo que Dios me diría, no me llames Padre si no te
ocupas de mis otros hijos más débiles que son tus hermanos. San Juan lo
dirá desde el mandamiento del amor: "¿Cómo puede amar a Dios, a quien
no ve, el que no ama su hermano, a quien ve" (1 Jn. 4, 20). La Colecta Más por Menos nos
convoca para ver y acompañar con mi ayuda a mis hermanos que más lo
necesitan. Tiene mucho de caridad en el gesto, pero también de justicia
respecto a la realidad que vivimos.
Reciban
de su obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor,
que es Padre de todos y nos convoca a ser generosos.
Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
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