Después de la Cuaresma, que fue un tiempo de reconciliación, hoy celebramos la Pascua, fiesta de la vida. El mensaje que quisiera dejar es: reconciliate con la vida.
No ceder a la tentación de estar disgustados con nuestra vida. Ante lo que nos fastidia en nosotros mismos o a nuestro alrededor podemos desarrollar actitudes de rechazo o frustración: la Resurrección del Señor, en cambio, nos hace sentir que la vida siempre tiene sentido, que la vida siempre se renueva, si lo dejamos actuar a Él.
El mensaje de hoy es: comprometete con la vida, reconocé el regalo y el milagro que significa estar vivo. Comprometete con la vida de los indefensos, de los pobres, de los que sufren...¡cada vida humana es signo de la Presencia viviente del Señor Resucitado!
Hoy celebramos la Pascua, y lo hacemos en la Eucaristía y recordando nuestro Bautismo. La luz nos recuerda que el Resucitado se impone a toda sombra de tristeza, a toda oscuridad que pueda empañar nuestra existencia; el agua nos recuerda la fuente de vida y renovación que está en Cristo, y desde el Bautismo, en nosotros mismos. Las renuncias y promesas nos animan a participar en la lucha contra el mal y a vencerlo con mansedumbre y bondad, con la fuerza del amor.
Seamos testigos de la Pascua: ¡seamos servidores de la vida! Y que esta liturgia nos ayude a encontrar al Señor Resucitado en nuestra vida de todos los días.
P. Gerardo Galetto
No hay comentarios:
Publicar un comentario