En
la Fiesta de San Cayetano, se nos presenta el tema del Pan y el Trabajo
como una realidad que hace a la vida y dignidad del hombre. Se trata de
una propuesta que orienta, en su virtuosa unidad, a la equidad y el
desarrollo integral del hombre en la
sociedad. Se acostumbra decir, con un dejo de sabiduría popular, que no
llegue el pan a tu mesa sin el esfuerzo del trabajo y, por otra parte,
que el trabajo te alcance para llevar el pan a la mesa de tu familia.
Ciertamente, el pan se refiere a esa posibilidad real de alcanzar el
pleno desarrollo del hombre y su familia, y no sólo a su subsistencia.
Así, cuando se habla del trabajo, se lo considera como expresión de la
dignidad y libertad del hombre. Esta riqueza, sabemos, no proviene de
cualquier trabajo.
Sólo cuando se alcanza o valora el significado ideal del pan y del trabajo podemos decir que nos encontramos en camino hacia una cultura que supera la dádiva como el trabajo precario. Como a todo ideal, siempre lo estamos construyendo pero es necesario decirlo y hacer docencia para sentirnos en camino. La repetición de una verdad nos ayuda a crecer porque profundiza su significado. En un sentido, es como la oración: en su repetición nos ayuda a ahondar la verdad de la fe, permanecer en Dios y crecer en la vida espiritual. Cuando la gente se acerca a San Cayetano, sea para agradecer o pedir a Dios por su intermedio, lo que hace es actualizar en la oración su conciencia de hijo de Dios y su confianza en él.
Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
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