Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

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:: Homilías ::

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domingo, 27 de mayo de 2012

Pentecostés



En Pentecostés celebramos el fruto de la novedad de la Pascua, con el que se inaugura una nueva presencia de Dios en el hombre, en sus hijos. Podríamos decir que Dios no se contenta con expresar su voluntad o guiar al hombre a través de una palabra o mandamiento, sino que nos quiere comunicar esa misma palabra o voluntad interiormente como gracia. Con este nuevo modo de presencia de Dios se cumplen las profecías del Antiguo Testamento que anunciaban la llegada del Mesías que inauguraría un tiempo nuevo. Esto, que se cumplió en la Pascua, será el fruto o la misión del Espíritu Santo como enviado de Cristo Resucitado para hacer realidad en nosotros ese tiempo nuevo que él ha inaugurado. El Espíritu Santo siempre será el Espíritu de Cristo, es decir, no puede haber nada en él que contradiga su palabra y obra. Este es un criterio para discernir la autenticidad de la presencia del Espíritu Santo.

En Pentecostés nace la Iglesia fundada por Jesucristo como vemos en los evangelios, pero será animada por el Espíritu Santo, es decir, de él va a recibir su alma y la fuerza para su misión. Esto nos lleva a concluir que la identidad de la Iglesia no la debemos buscar en aspectos institucionales, por valiosos y necesarios que sean, sino en la presencia del Espíritu Santo que es su verdad más profunda. Esto significa que la Iglesia siempre debe tener una actitud de fidelidad a Jesucristo y de docilidad a su Espíritu. Como Iglesia hemos recibido de Jesucristo el envío de una misión: “vayan y prediquen este evangelio a todo el mundo”, nos dice, y para que podamos hacerlo no nos deja solos con la carga de un mandato, sino que agrega: “les enviaré mi Espíritu, para que él les de la fuerza y sean mis discípulos ante el mundo”. Una Iglesia, un cristiano, que pierda esta relación con Jesucristo y su Espíritu se debilita, queda sólo la imagen de una institución que va perdiendo el fuego del Espíritu.

La Iglesia es consciente de que su misión es esencialmente religiosa, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, pero ello: “incluye también la defensa y la promoción de los derechos fundamentales del hombre” (CIC 159). El camino de la Iglesia, porque es el camino de Jesucristo, es el hombre en su totalidad. La Iglesia no sería fiel a su misión sino elevara su voz para defender o denunciar los atentados a la vida del hombre. Esto no es ajeno a su misión, sino fidelidad al evangelio de Jesucristo. A este compromiso pastoral con toda la actividad del hombre la Iglesia lo estudia y lo presenta en su Doctrina Social, que es como la resonancia temporal del Evangelio, y se desarrolla en una doble dirección, agrega: “de anuncio del fundamento cristiano de los derechos del hombre y de denuncia de las violaciones de estos derechos” (CIC 159). Así, la cercanía con el que sufre, con el pobre en todas sus situaciones, no es ajena a su misión ni es parte de una estrategia política ocasional, sino fidelidad a la verdad del evangelio que es el fundamento de su presencia en el mundo.

Deseando que la celebración de Pentecostés renueve en nosotros el deseo de una vida más animada por los valores y el espíritu del Evangelio, para hacernos protagonistas de un mundo donde reine la verdad y la vida, el amor y la solidaridad, la justicia y la paz, les hago llegar junto a mis oraciones mi bendición.

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

Pentecostés, fiesta del Espíritu Santo.


sábado, 26 de mayo de 2012

Dulce huésped del alma: ¡ven!


¡En Pentecostés
el Espíritu Santo nos regala sus dones y frutos!

Los siete dones del Espíritu Santo
¿Qué son?
La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.


¿Cuáles son?
Estos son:

* SABIDURÍA: Nos permite descubrir la voluntad de Dios, lo que Él desea para que seamos felices.

* ENTENDIMIENTO: Nos ayuda a comprender las verdades reveladas de nuestra fe.

* CIENCIA: Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo, a ser exactos en el día a día.

* CONSEJO: Nos ayuda a saber qué es lo mejor para cada momento. Y nos capacita para ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el buen camino.

* FORTALEZA: Cuando los que no tienen fe pierden sus esperanzas, los cristianos tenemos la fortaleza de Dios para superar los mayores peligros o dificultades. Nos ayuda a no caer en las tentaciones, y a seguir adelante con optimismo.

* PIEDAD: El don de las personas santas, de las que viven en íntima unión con Dios. Estas personas están en constante diálogo con Dios: ven todo con la mirada amorosa de Dios, y lo hacen presente con su vida y testimonio.

* TEMOR DE DIOS: Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él. A temer ofenderle, no por miedo, sino por amor.


Los 12 frutos del Espíritu Santo

viernes, 25 de mayo de 2012

¡Queremos ser Nación!


¡¡¡Feliz Cumpleaños, Argentina!!!


jueves, 24 de mayo de 2012

María Auxiliadora

María Auxiliadora
pintada por el pintor italiano Giuseppe Rollini en 1886

y enviada por Don Bosco, luego de bendecirla, a San Nicolás

María, Auxilio de los cristianos,
ruega por nosotros
y por nuestra patria.

María, Auxilio de los cristianos


Los cristianos de la Iglesia primitiva en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de "Auxiliadora". En griego, se utilizaba el término "Boetéia", que significa "la que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora (Teotocos y Boetéia).En el año 476 el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo.
El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan". En las iglesias de las naciones de Asia Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes del año mil, aunque en Europa y América su fiesta se celebra el 24 de mayo. San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora ruega por nosotros". Y repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la muerte".

San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh María, Tú eres Poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda".

El emperador Napoleón, llevado por la ambición y el orgullo, se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas.
El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que los fríos campos de Rusia helaban las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo y él, que había ido deslumbrante con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver a su sede pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la madre de Dios.


El 9 de junio de 1868, se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora.La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios. Su constructor fue San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Santísima Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora. "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen".Desde aquel santuario empezó a extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la invocan con ese título, que ésta devoción ha llegado a ser una de las más populares. San Juan Bosco decía: "Propaguen la devoción a María Auxiliadora y verán lo que son milagros" y recomendaba repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, ruega por nosotros".

sábado, 19 de mayo de 2012

Ascensión del Señor


Tu Ascensión es nuestro triunfo y nuestra victoria definitiva,
 nuestra alegría, nuestro consuelo y esperanza;
 una llamada a vivir con el corazón en el cielo
 y una invitación a compartir con los demás
 la felicidad de nuestra fe. ¡Aleluya, aleluya!

lunes, 14 de mayo de 2012

San Matías, Apóstol

San Matías
Los Apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, eligieron a Matías de entre los testigos de la Resurrección del Señor y después de la Ascensión, para ocupar el puesto de Judas y completar el número de los Doce.
Predicó el Evangelio en Etiopía y murió mártir. «Matías fue un discípulo del Señor tan constante que lo acompañó durante los tres años de su vida pública, sin separarse nunca de él. Sin embargo, no llegó a pertenecer al grupo más íntimo de los doce apóstoles. Pero después de la traición de Judas Iscariote, Matías fue elegido para ocupar su cargo en el Colegio Apostólico.»


Así narran este acontecimiento los Hechos de los Apóstoles: «Uno de aquellos días (después de la Ascensión del Señor) Pedro se puso en pie en medio de los hermanos –el número de los reunidos era de unos ciento veinte- y les dijo: «Hermanos, era preciso que se cumpliera al Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, había hablado ya acerca de Judas, el que fue guía de los que prendieron a Jesús. Porque él era uno de los nuestros y obtuvo un puesto en este ministerio. Este, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas. –Y esto fu conocido por todos los habitantes de Jerusalén de forma que el campo se llamó en su lengua Haqueldamá, es decir: " Campo de sangre".
Pues en el libro de los Salmos está escrito: Quede su majada desierta, y no haya quien habite en ella. Y también: Que otro reciba su cargo. Conviene, pues, que de entre los hombres que anduvieron con nosotros todo el tiempo en el que el Señor Jesús convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado, uno de ellos sea constituido testigo con nosotros de su resurrección» (Hech. 1, 15-22).
Así presentaron a dos hombres, José, llamado Barsabás, apodado "El justo" y también a Matías. Enseguida oraron diciendo: "Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido... " (Hech. 1, 24) para trabajar como apóstol.
Después de esto hicieron un sorteo para escoger uno de los dos. El nombre escogido fue el de Matías, que se unió al grupo de los apóstoles. Informaciones posteriores dicen que Matías era probablemente natural de Belén. Que predicó el Evangelio en Palestina, en Asia Menor y que por último, fue apedreado por los judíos.
La madre de Constantino Magno, Santa Elena, trasladó las reliquias de San Matías a Roma. Una parte de estas reliquias es venerada en la antiquísima Iglesia de Treves, en Alemania y otra parte en la Basílica de Santa María Mayor en Roma (P. Joäo Batista Lehmann. Na luz perpétua. 5ª ed., Juiz de Fora. Ed. Lar Católico, 1959, vol. I , p. 166) La fiesta de San Matías nos recuerda la triste apostasía de Judas, a quien Matías sustituyó en el Colegio de los Apóstoles.Fue el amor desordenado al dinero lo que lo llevó a la perdición.
Con mucho acierto nos dice San Pablo: « Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo (del demonio) y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición « ( I Tm 6, 9).
Que el ejemplo del apóstol San Matías nos estimule a la fidelidad en el seguimiento a Cristo, nuestro Maestro.


Comentario del Evangelio por

Tertuliano (hacia 155-hacia 220), teólogo

La prescripción contra los herejes, 20-22; CCL I, 201s


San Matías, apóstol, una de las doce piedras de fundación de la Iglesia (Ap 21,14)
Cristo Jesús, nuestro Señor, durante su vida terrena, iba enseñando por sí mismo quién era él, qué había sido desde siempre, cuál era el designio del Padre que él realizaba en el mundo, cuál ha de ser la conducta del hombre para que sea conforme a este mismo designio; y lo enseñaba unas veces abiertamente ante el pueblo, otras aparte a sus discípulos, principalmente a los doce que había elegido para que estuvieran junto a él, y a los que había destinado como maestros de las naciones. Y así, después de la defección de uno de ellos, cuando estaba para volver al Padre, después de su resurrección, mandó a los otros once que fueran por el mundo a enseñar a las naciones y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19).


Seguidamente, los apóstoles –palabra que significa «enviados»- después de haber elegido a Matías, echándolo a suertes, para sustituir a Judas y completar así el número de los doce, apoyándose en una profecía de un salmo de David, recibieron la fuerza del Espíritu Santo para hablar y realizar milagros, como lo había prometido el Señor. Dieron, primero en Judea, testimonio de la fe en Jesucristo e instituyeron allí Iglesias. Después fueron por el mundo para enseñar a las naciones la misma doctrina y la misma fe.


Después continuaron fundando Iglesias en cada población, de manera que otras Iglesias tomaron y siguen tomando, para ser verdaderas Iglesias, el retoño de su fe y la semilla de su doctrina... Son prueba de esta unidad la comunión y la paz que reinan entre ellas, así como su mutua fraternidad y hospitalidad. Todo lo cual no tiene otra razón de ser que su unidad en una única tradición de un mismo misterio. Lo que los apóstoles predicaron es lo que Cristo les reveló, y javascript:void(0)el único medio de saber qué es lo que predicaron, es el recurso a la Iglesias fundadas por los mismos apóstoles, las que ellos adoctrinaron de viva voz y, más tarde, por carta.

jueves, 10 de mayo de 2012

San Juan de Ávila


Co-patrono del Seminario Metropolitano
"Nuestra Señora"

Sacerdote (1500-1569). Nació en Almodóvar del Campo. Hizo estudios de Teología y Derecho en Salamanca y Alcalá. Ya sacerdote en 1525, mira como posibilidad la difusión del Evangelio en las Indias y mantiene contacto con los dominicos -principalmente con Garcés. Pero el sur de España fue su parcela de siembra.


En Écija comienza su predicación y a leer públicamente las epístolas de san Pablo, reúne niños en la misma casa donde se hospeda para enseñarles el catecismo, a los mayores les comenta la Pasión y junta a un grupo de sacerdotes celosos, predicadores y austeros. Lo mismo hizo en Alcalá de Guadaira.


Su actividad poco común, y la claridad en la doctrina conjugada con la ascética personal más dura le valieron la envidia; por eso no pudo publicar con su firma el conjunto de libros espirituales, entre ellos uno sobre el modo de rezar el rosario; la traducción del Kempis que por largo tiempo se atribuyó al también dominico Luis de Granada. Su actividad se traslada a Córdoba y luego a Granada donde, ya como maestro, tiene sitio y parte apostólica activa en la universidad recién creada por el arzobispo don Gaspar de Ávalos.

Es ya todo un movimiento sacerdotal de predicadores y confesores cuyo director es el Maestro Ávila que les inculca frecuencia en la confesión, amor a la Eucaristía, oración, contemplación de la Pasión de Cristo y familiaridad con las Sagradas Escrituras. Tan popular es su figura, tan evangélico su mensaje, tan claro su ejemplo, tan sincera su entrega y tan cargado de frutos su celo que el jesuitismo incipiente se plantea seriamente incorporarlo a sus filas para el bien de la Iglesia y del Reino. Llegaron las enfermedades con su compañía de achaques, limitación y dolores que ya no desaparecerán hasta la muerte.

Murió Juan de Ávila el 10 de mayo de 1569 con humildad y piedad ejemplar, repitiendo los nombres de Jesús y María. Fue beatificado en 1894; Pío XII lo proclama patrón del clero español y lo canoniza Pablo VI en 1970, el 31 de mayo.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Nuestra Señora de los Milagros

¡Ruega por nosotros!
Cuadro de "La Limpia y Pura Concepción",
del que emanó el sudor milagroso el 9 de mayo de 1636.


El milagro de Santa Fe