Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

_______________________________________________________

:: Homilías ::

(Clickear sobre la Biblia para leer las lecturas)


_____________________________________________

jueves, 31 de diciembre de 2009

Informe Económico - Diciembre 2009

Publicamos el Informe Económico del mes de agosto de 2009.

Gracias a todos por su generosa colaboración.



A B C
1 INFORME ECONOMICO MES: DICIEMBRE DE 2009
2


3 I N G R E S O S

4 Colectas Misas $ 3,323.40
5 Donaciones

6 Sostenimiento del culto (2%) $ 805
7


8 TOTAL $ 4,128.40
9


10 E G R E S O S

11 Gastos de Secretaría $ 171
12 Gastos Sacristía $ 230
13 Sueldos $ 330
14 Sostenimiento Culto

15 Arzobispado 1/3 $ 268
16 Varios:Material arreglo membrana atrio. Mate

17 Material y mano de obra galería $ 3,128.20
18 TOTAL $ 4,127.20
19



miércoles, 30 de diciembre de 2009

Por fin Ana ve a Dios en el Templo

Simeón y Ana, ven cumplida la promesa de Dios

Lc 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño, se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.


Reflexión

Como resumiendo todo el período de la infancia de Jesús, se nos dice que Él estaba “sometido” a sus padres y que “progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2,51-52). Durante la mayor parte de su vida, Jesús compartió la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad (cf. CIC n. 531). No siempre recordamos esto, pero lo que más distinguió a Jesús fue su vida familiar. En cambio, a menudo consideramos sólo su vida pública.

Si Jesucristo nos ha redimido tanto con su vida oculta de Nazaret como con sus escasos tres años de predicador itinerante, entonces, los 30 años que pasaba detrás del portal de la casa sencilla de Nazaret no fueron menos fecundos. Lo manifiesta también la frase del Evangelio: “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”

Ciertamente, el propósito común de María y José fue el de proporcionar una esmerada educación a Jesús y Él la asimiló con la actitud más confiada, diligente y sumisa que jamás ha tenido un hijo. María y José vieron cómo su inteligencia y su voluntad humanas se iban despertando, desarrollando y fortificando. Por otro lado, no sólo habrán buscado trasmitirle un gran número de conocimientos acerca de las costumbres y tradiciones del pueblo judío, sino sobre todo el mundo de valores y de ideales que los animaba, donde Dios lo era todo. Así habrán compartido muchas veces los mismos sentimientos, afectos e intereses.

Es esa la mayor riqueza que la vida en familia encierra. Sorprende, con qué eficacia se va trasmitiendo, casi irradiando hacia los demás. Quizá por eso la profetiza Ana se sintió atraída hacia esta familia. Es hermoso pensar que la Virgen María en persona le habrá contado a San Lucas todos estos detalles acerca de la niñez de Jesús. ¿Quién más lo podría haber hecho?

Fuente: catholic.net

martes, 29 de diciembre de 2009

La presentación de Jesús en el Templo


Lc 2, 22-35
Cuando se cumplieron los días de la purificación de María, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor", y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.

Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel". Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: "Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones".


Reflexión

No era necesario que María fuese a purificarse, pues era Inmaculada. Tampoco hacía falta presentar al Niño en el Templo, pues era más correcto que el Templo se presentase ante el mismo Dios hecho hombre. Pero así quisieron hacerlo José y María, por obediencia a la Ley.
Hay aquí una lección de humildad. No querían los padres escapar a ningún precepto de la Ley de Moisés. Simplemente amaban a Dios con toda el alma y querían obedecerle hasta en los mínimos detalles. No se sentían obligados, obedecían por puro amor.
Descubrimos también la condición social de José. La Ley prescribía el sacrificio de un cordero para las familias con más recursos económicos, o un par de tórtolas si eran pobres.
La sencilla acción de José y María tuvo una repercusión trascendental en la vida del anciano Simeón y de la profetisa Ana. De esta manera cumplió Dios lo que había prometido al justo y piadoso Simeón por una revelación particular del Espíritu Santo por la que “no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor”.
Podemos concluir esta meditación reflexionando sobre la importancia que tiene para los demás nuestra fidelidad a Dios en todo. Cumplir con nuestros deberes religiosos es fuente de bendiciones para los demás. Aunque no sea esa nuestra intención, podemos cambiar la vida de otras personas, como le sucedió a Simeón cuando la Virgen y su esposo acudieron al Templo.

Fuente: catholic.net

domingo, 27 de diciembre de 2009

Homilía Dominical

Fiesta de la Sagrada Familia
Lecturas

1 Sm 1, 20-22 . 24-28

1 Jn 3, 1-2 . 21-24
Lc 2,41-52


Con el eco de la celebración navideña, la liturgia continúa celebrando el misterio de la Encarnación del Señor. Navidad nos invita a contemplar en el pesebre al Dios Niño, al Dios hombre.

Y hoy, con esta fiesta de la Sagrada Familia, nos ayuda a repensar esta dimensión tan importante de la humanidad de Jesús y de la nuestra propia. ¡Cuánto le debe Jesús -lo vemos en la Escritura- a su familia humana! Y cuánto le debemos nosotros a sus padres humanos, que lo ayudaron a desarrollarse y descubrir -humanamente- su vocación redentora. ¡Cuánto que ha hecho María por este misterio de navidad! Le debemos gratitud por su actitud de fe, por la escucha y docilidad a la Palabra, y porque en ella Dios tomó nuestra carne humana. ¡Cuánto que le debemos también a José, que tuvo un protagonismo silencioso pero muy fuerte, y que tuvo una fe tan grande como la de María! Sin ser el padre biológico de Jesús, por la fe en Dios y la confianza en María, asume a su esposa y a su hijo, para que se pudiera cumplir así la promesa de que el Salvador nacería de la familia de David. En esto consiste lo más auténtico de la paternidad: no es el mero hecho biológico, sino el asumir, el aceptar el don de la vida, el responsabilizarse por su desarrollo y crecimiento.

Gracias al protagonismo de José, el Niño salva su vida en los momentos de persecución, cuando Herodes lo quiere asesinar. Es José el que según la Escritura realiza un acompañamiento que sin duda maracará la personalidad humana de Jesús. José educa porque transmite valores: valores religiosos (suben al templo todos los años), valores humanos (el trabajo, un oficio), valores varoniles (la presencia junto a su mujer en momentos cruciales, la predilección por las acciones antes que las palabras).

Pienso que a la luz de estos ejemplos hoy tenemos que dar gracias por nuestras propias familias y ver todo lo que de ellas hemos recibido. Reconocer con gratitud incluso a pesar de las inevitables imperfecciones, que la Encarnación nos invita a asumir como parte de la realidad. Hay que decirlo con todas las letras: no existen familias perfectas. No existen padres, madres, hijos, hermanos perfectos. No existen cónyuges perfectos... ¡La perfección humana no existe! Es una peligrosa ilusión de la que nos tenemos que librar, si no queremos equivocar mucho el camino. Amar lo perfecto -Dios- no tiene mucha dificultad. La gracia está en amar a los seres concretos que están junto a nosotros y a nosotros mismos con todas las imperfecciones que podamos tener. ¡Así nos ama Dios!

Del Evangelio proclamado quisiera subrayar dos actitudes, que creo pueden ayudar a entender la familia de Jesús y que me parecen importantes para la tarea de la familia en el contexto actual. El pasaje proclamado nos muestra una situación de ruptura, hay casi como un nuevo parto de María y de su esposo. Hay una situación de incomprensión con respecto a la actitud que ha tomado el hijo que se ha quedado en Jerusalén y hay como un reproche. Parecería que María y José se sienten heridos por la acción de Jesús, como si pensaran que no merecían ese comportamiento: "Hijo, ¿Por qué nos hiciste esto?... Te buscábamos angustiados". Sin dudas, la familia es el ámbito de la protección de la vida, el cuidado de los hijos y la contención mutua. Pero también es el lugar donde tenemos que aprender a desprendernos y a recorrer nuestro propio camino. Esto a veces supone ciertos desafíos y dificultades, que hay que afrontar con la mayor serenidad posible, aunque no es anormal que surja la angustia, como escuchamos en labios de María. La Escritura dice, ya en su primera página, que el hombre dejará a su padre y a su madre, y en este pasaje Jesús comienza a dejar su hogar, comienza a dejar la infancia y entra en la adultez. (1)

Por distintos motivos, en nuestra sociedad actual, el "abandono del nido" asusta un poco y no siempre se lo realiza. La infancia no termina de irse, la adolescencia se prolonga: parecería que el estado adulto cuesta un poco en nuestro mundo light. La familia de Nazareth en cambio, se presenta como modelo de vínculos no posesivos. ¡Cuánto se lastima -no sólo a la familia sino a todas las relaciones humanas- cuando confundimos los vínculos con cadenas que nos atan, o nos hacen creer que tenemos derecho a adueñarnos de los demás! Las relaciones humanas maduras siempre están marcadas por la autonomía, la libertad y la responsabilidad.

La segunda actitud que quisiera considerar está un poco olvidada hoy día y en realidad "no tiene buena prensa". Me refiero a la obediencia. Paradójicamente, Jesús, que ha realizado este acto de libertad al quedarse en el templo, vuelve con sus padres y les obedece. Pero puede hacerlo porque ya no es el mismo: la experiencia del templo le ha hecho tomar una nueva conciencia de sí. Sabe que no es sólo el hijo de María y de José, sino Hijo de Dios, descubre su identidad más profunda, reconoce su vocación: ocuparse de las cosas de su Padre. El Jesús que volvió a Nazaret es alguien que ha empezado a vivir la entrega de sí mismo, que culminará en la Pascua. De hecho, Lucas relata el episodio en términos de pascua: Jerusalén, el templo, los doctores de la ley... Es decir todos los protagonistas y contextos que algunos años más tarde reaparecerán en la Pasión y Resurrección del Señor. Y fundamentalmente, el signo de los tres días de angustia, seguidos de la alegría del reencuentro es un claro signo de muerte y comienzo a una vida nueva.

La aceptación de normas y límites, la capacidad de obedecer sólo se puede realizar desde esta perspectiva de crecimiento, desde este continuo paso a vida nueva, desde la continua maduración de la conciencia personal, en sintonía con la voluntad del Padre. Hoy, en cambio, parecería existir cierto miedo a la autoridad, parecería que a veces no sabemos cómo ejercerla o que no sabemos como inspirar una obediencia libre. Tal vez tengamos que volver a reconocer que poner límites, decir "no", proponer valores que requieren sacrificios es también necesario para el crecimiento de las personas a las que amamos.

P. Gerardo Galetto

(1) En el pasaje de las bodas de Caná que relata Juan hay una situación similar: Jesús tiene que empezar a actuar en público, tiene que salir de su vida oculta y privada. Pero a diferencia del pasaje de Lucas, aquí es María la que lo anima a dar ese paso, que Jesús parecería no comprender todavía.

Una familia feliz porque ahí estaba Dios


Hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Una familia formada por José, María y el Niño Jesús. Era una familia muy pobre, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.

Feliz porque ahí estaba Dios. Una familia feliz porque ahí se rezaba todos los días. Feliz porque ahí se trabajaba con paz y con amor. Allí se amaba la vida, allí se amaban entre ellos con un grandísimo corazón.

¡Cuánto necesitamos nosotros que esa Sagrada Familia nos ayude a recuperar muchos valores familiares que se ha llevado el viento!

¡Oh Familia de Nazareth, qué pocos elementos te bastaron para ser una familia feliz y hermosa! ¡Cómo necesitamos que vuelvas a injertar en nuestros hogares, en nuestros corazones, esa maravillosa gama de virtudes que tiene la familia!

Todos los que quieran saber cuál es la familia más maravillosa deben contemplar el hogar de Nazareth, y preguntar a José, a María y a Jesús cómo se puede ser feliz en familia.

Fuente: catholic.net

sábado, 26 de diciembre de 2009

Fiesta de la Sagrada Familia

Este domingo, el siguiente a Navidad, celebramos la Fiesta de la Sagrada Familia. Nuestra mirada se abre hoy al conjunto del pesebre y contemplamos, junto al Niño, a María y a José; esta imagen forma parte del Evangelio y es un signo que nos revela la voluntad de Dios. La realidad de la familia, en cuanto ámbito elegido y querido por Dios para entregarnos a su Hijo participa de la buena noticia del Evangelio.

Por ello hablamos del Evangelio de la Familia como de una realidad que tiene su raíz en el designio creador de Dios, que ha creado al hombre varón y mujer y ha puesto en ellos el misterio de la generación de la vida. La Familia se convierte, así, en un signo que nos revela el amor de Dios creador y la verdad del hombre. Ella es escuela de amor y cuidado de la vida, pero es también profecía para el mundo. Por ello a la Familia hay que predicarla como parte del Evangelio de Jesucristo que vino a darnos Vida plena.

La Familia fundada sobre el matrimonio, es decir, la unión libre y estable del hombre y la mujer, además de una realidad es un ideal. Esto nos habla de un hecho que tiene una estructura propia basada en la diversidad y complementariedad sexual, que se ordena a la vida y a la realización de sus miembros pero es, al mismo tiempo, un ideal que requiere actitudes de entrega, de presencia y de solidaridad. El nivel de la Familia va a depender del nivel de vida y compromiso de sus miembros. Como todo lo que pertenece al ámbito de la libertad del hombre, también la familia necesita de conductas y gestos que le permitan ser lo que está llamada a ser: esa escuela única de amor y de vida, donde cada uno va creciendo y descubriendo su dignidad y responsabilidad como persona. Por ello, Juan Pablo II, decía: “Familia sé lo que eres”, es decir, profundiza y vive tu vocación. La Familia tiene algo dado por la naturaleza, pero debe ser asumida, enriquecida y cuidada por sus miembros como por la sociedad.

Recuerdo cuando en la Mesa del Diálogo santafesino, que es un ámbito de encuentro y de reflexión formado por miembros provenientes de distintos credos religiosos, rectores de las tres universidades de Santa Fe, como de instituciones del quehacer económico y social, nos propusimos destacar tres ejes sobre las cuales trabajar para recuperar el nivel de vida y autoestima de nuestra ciudad, ellos fueron: la familia, la educación y el trabajo. En la ausencia y descuido de estas realidades veíamos la causa del deterioro de la calidad de vida en nuestra sociedad. Estamos acostumbrados a ver y a manejar estadísticas de los efectos de este deterioro social, por ejemplo, cuando hablamos de la violencia y el número de muertes, de la droga y el robo, de la inseguridad y la marginalidad, todo ello es cierto. Pocas veces hablamos de las causas, de aquello que genera este estado. Aquí aparecía el valor insustituible de la Familia como escuela de vida y de aprendizaje social, que cuida y orienta el camino del niño. Es criminal, por ello, una sociedad que no sostiene cultural y económicamente a la Familia.

Que al mirar en el pesebre a la Sagrada Familia de Jesús, sepamos valorar el significado de esa realidad tan cercana que es nuestra propia Familia, a la cual nos debemos, pero que también ella espera y depende de cada uno de nosotros. Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús.

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

viernes, 25 de diciembre de 2009

¡¡¡FELIZ Y SANTA NAVIDAD!!!


En un mundo dominado por el miedo y la incertidumbre, la alegría, la paz y la esperanza son el verdadero regalo de Navidad.

Quiero comunicarles, contemplando la humildad del pesebre, que Dios ha querido quedarse con nosotros, para ser principio y causa de un mundo nuevo.

Con mi afecto y bendición.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz


jueves, 24 de diciembre de 2009

Misa de Nochebuena

Vigilia de la Natividad del Señor
Lecturas

Is 9, 1-3 . 5-6

Hch 13, 16-17 . 22-25
Lc 2, 1-14


¡Ante todo Muy Feliz Navidad para todos!

Navidad es la fiesta del Dios con nosotros, del Dios hecho hombre. Un nacimiento es siempre motivo de alegría en una familia. ¡Cada niño que nace nos recuerda que Dios sigue confiando en la humanidad! Personalmente, cuando celebro los bautismos y veo los niños en brazos de sus padres no puedo dejar de decirles que siento que Dios pone la vida y el futuro en sus manos. Un niño en brazos de sus padres es un proyecto de crecimiento impredecible, que necesita cuidado, amor y atención, y que no se sabe bien hasta dónde puede llegar. Todo eso es precisamente la Navidad: es el nacimiento humano del hijo de Dios, que nos ofrece la posibilidad de renovación personal y comunitaria, y que nos invita a bucear en nuestra humanidad -en toda nuestra humanidad- para descubrir la voluntad de Dios. Igual que Jesús, a Dios Padre lo agradamos humanizándonos.

De las lecturas proclamadas quisiera subrayar dos ideas. La primera es la insistencia en el signo de la luz. "El pueblo que caminaba en tinieblas vió una gran luz". El nacimiento del Señor es el cumplimiento de la promesa que Isaías había profetizado: al pueblo oprimido y esclavizado le anuncia la libertad. La barra del carcelero y el yugo del opresor no durarán para siempre, y en algún momento la libertad surgirá: es decir, viene la luz. Esto es lo que se cumple cuando el ángel del Señor se aparece a los pastores -el pueblo que acampaba durante la noche- y "la gloria del Señor los envolvió con su luz".

Ante este signo de la luz, no podemos desconocer que hoy hay muchas oscuridades y tinieblas en nuestro mundo y tal vez en nuestro propio corazón. Pero la Navidad nos invita a reconocer que los tiempos oscuros también pueden ser muy fecundos para la fe, si los sabemos afrontar con paciencia y entereza de ánimo. No todo es luminoso en la condición humana, y es bueno reconocerlo con realismo. Y descubrir que Dios también está presente -aunque no lo veamos- en los momentos en los que no sabemos muy bien adónde ir, qué decidir, en los momentos de incertidumbre, cuando avanzamos a tientas... Es decir, cuando estamos en tinieblas.

Es segundo aspecto que quisiera subrayar es el mensaje del ángel a los pastores. Mensaje que está en el corazón del Evangelio, y que Jesús mismo repitió muchas veces en su vida terrena y después de resucitar. El ángel les dice: "no teman". Es cierto que a veces hay motivo para estar asustados, pero el Evangelio es un mensaje de coraje y audacia, de ánimo y energía. El miedo nunca es buen consejero, menos aún en las cosas de Dios. Sería bueno que escuchando esta invitación navideña, este "no temas", nos preguntemos qué me produjo miedo a lo largo del año que ya va terminando. Tal vez veamos que no era para tanto, que a veces nos asustamos porque sobrevaloramos realidades o problemas que no valen demasiado. Y si son situaciones realmente difíciles, es bueno saber que con el arrojo de la fe y confiando en Dios se pueden encontrar mejor las soluciones adecuadas.

Pidamos entonces en esta Navidad, la gracia de reconciliarnos con nuestras oscuridades y temores. No negarlas, no reprimirlos. Pero reconocer la posibilidad de cambiar esas actitudes negativas por decisiones constructivas. Decidir es como continuar naciendo. El ejercicio de la libertad es como inaugurar nuevos comienzos en nuestra historia, y por tanto signo de vida y madurez. En cambio, la inmovilidad y la inercia, el hacer las cosas por arrastre sin decisión personal, es siempre signo de muerte.

Ante Cristo recién nacido, verdadero Dios y verdadero hombre, ante este Niño que es camino para una humanidad más plena, ¿qué quiero elegir?

P. Gerardo Galetto

miércoles, 23 de diciembre de 2009

"Jesús nació en la humildad y el silencio"


Navidad es el comienzo de una vida nueva, es la certeza de que Dios no abandona al hombre, sino que viene a su encuentro en Jesucristo para ser su camino y hacerlo partícipe de su misma vida. Éste es el motivo profundo de la alegría y la esperanza con la que celebramos la Fiesta de Navidad. Tomar conciencia de la realidad de este camino de Dios es el comienzo de la vida cristiana. Esta presencia tiene un rostro concreto en la persona y la vida de Jesucristo, que se hace mensaje de vida, de amor y de paz para todos los hombres que quieran recibirlo.

Nuestra mirada se dirige en este día a Jesucristo, que nació en la humildad y el silencio para enseñarnos el camino de Dios. Pero no podemos dejar de mirar esa otra realidad tan cercana y dolorosa, con la que él ha querido identificarse y desde la cual nos interpela, que es la situación de muchos hermanos nuestros que viven en circunstancias de carencias materiales y espirituales. Ellos son los destinatarios preferidos del amor de Dios. Conocemos esas circunstancias y tal vez nos acostumbramos a que el mundo sea así. Se adormece nuestra conciencia y convivimos en un mundo que aparenta crecer y vive la sola expectativa de un consumo mayor, pero que deteriora y pisotea la dignidad de la imagen de Dios en el hombre.

“Mensajes vivos de Navidad”

Pienso en el drama de la pobreza, la desocupación y la marginalidad; en el flagelo de la droga y el aumento del juego; el clima de inseguridad y el desprecio por la vida; el negocio de la prostitución que avanza sobre la adolescencia en nuestros barrios y no encuentra una suficiente reacción moral en la comunidad. Hay una cultura que se empobrece y en la cual viven nuestros niños, que se aíslan en un presente sin proyecto de futuro. Frente a este drama social y cultural, ellos no encuentran en la sociedad la necesaria ejemplaridad ni el camino de una propuesta que les presente la grandeza y el sentido de una vida fundada sobre la solidez de la verdad y la solidaridad, sobre la vivencia del amor y la belleza y el compromiso con el bien y la paz. Navidad es un don de Dios, pero es también una tarea ofrecida a todos los hombres de buena voluntad.

Cuánta necesidad tiene el mundo de que se abra nuestro corazón y nos comprometamos a hacer realidad este Mensaje de Dios al hombre para elevarlo y desde él, recrear las condiciones de un mundo que esté a la altura de la dignidad del hombre. Dios llega al hombre a través del hombre. ¡Qué bueno que seamos nosotros mensajes vivos de Navidad para nuestros hermanos!

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

Fuente: ellitoral.com

martes, 22 de diciembre de 2009

Pesebre Viviente

"La Palabra Eterna del Padre
se hizo carne
y puso su morada entre nosotros".



El domingo 20 de diciembre, en el marco de las fiestas patronales, el grupo de Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) realizó un pesebre viviente que fue preparado con entusiasmo, mucho amor, y con la valiosa participación de numerosas familias.


La noche estuvo magnífica y la gran cantidad de público presente acompañó respetuosamente el desarrollo del pesebre en un atento silencio.

El público presente



Los chicos, actuando junto a sus padres


Para culminar la representación pudimos disfrutar de una hermosa "Canción para el Niño".


El Padre Gerardo, después de su saludo, felicitación y agradecimiento a quienes hicieron posible este pesebre viviente, bendijo a toda la concurrencia.

Saludo, felicitaciones y bendición final

¡¡¡FELICITACIONES
A TODA LA IAM!!!


Y a TODAS LAS FAMILIAS que colaboraron
en la realización del pesebre viviente,
durante semanas:

¡¡¡ GRACIAS POR ACOMPAÑAR
A SUS HIJOS
EN EL CRECIMIENTO EN LA FE!!!!

Más fotos de la preparación y de la representación, a la derecha del blog.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Homilía Dominical

4º Domingo de Adviento
Lecturas

Miq 5, 1-4a

Hb 10, 5-10
Lc 1,39-45


Hoy celebramos el último domingo del adviento, y ante la proximidad de la Navidad, la liturgia nos invita a contemplar el misterio de la encarnación. Gran misterio del amor de Dios, que se hace hombre, como cada uno de nosotros. Y las lecturas, así como las oraciones de la misa, intentan relacionar este dogma del Dios hecho carne con la redención, que es la tarea para la cual Cristo vino a este mundo.

En todas las épocas de la humanidad y en el interior de toda persona late, más o menos concientemente, la necesidad de ser redimidos. El hombre se siente a veces insatisfecho de sí mismo, o incapaz de alcanzar sus anhelos más hondos, o tal vez atrapado por la rutina y la falta de sentido existencial. A veces es la angustia, otras la sensación de vacío, tal vez la culpa, lo que parece indicarnos que sólos no podemos. Surge como del fondo del corazón el deseo de que alguien se haga cargo de nosotros y nos resuelva todo aquello que no está en nuestras manos. Claro que en este deseo -más o menos consciente- hay mucho de proyecciones sicológicas, o ilusiones infantiles no superadas, pero desde el punto de vista de la fe hay algo más profundo. Esto es precisamente la necesidad de redención: el ser humano es incapaz de salvarse a sí mismo de las limitaciones que inevitablemente encuentra.

En general, en todas las etapas de la historia se ha intentado responder a esta necesidad de rescate, y muchas veces se lo ha hecho de manera sangrienta. Todas las religiones y culturas tienen algún mito similar al "chivo expiatorio": alguien sobre quien se "cargan" todos los males de la sociedad y a quien se expulsa de la comunidad o se lo mata, intentando así destruir todo aquello que lastima e interfiere con el bienestar de las personas. El Antiguo Testamento es un testimonio de estas prácticas, que intentaban "aplacar" a Dios sacrificando animales, lo cual fue un gran adelanto, porque se prohibían los sacrificios humanos.

Pero la religiosidad que Jesús vino a ofrecernos es distinta. La segunda lectura de hoy nos trae la frase de Cristo, que al entrar a este mundo le dice a Dios: "Tú no quieres sacrificios ni holocaustos: por eso me has dado un cuerpo". Y agrega: "Por eso aquí estoy, para hacer tu voluntad". Lo que salva no es la sangre ni la muerte, sino la disponibilidad ("aquí estoy") y la obediencia ("para hacer tu voluntad"). Estas son las actitudes fundamentales de nuestra fe, que encontramos ejemplificadas en la figura de María. El Evangelio de hoy nos relata que fue a visitar a su prima, que estaba embarazada. Tiene, para ello, que superar muchos obstáculos: ella es joven, también está embarazada, tiene que ir a la montaña... Sin embargo, va en actitud de servicio y para compartir la buena noticia: ¡Dios está con nosotros!

A veces podemos deformar un poco nuestra vida religiosa si olvidamos estas cosas. Los sacrificios que Dios nos pide no tienen que ver con el sufrimiento, sino con la entrega. ¡Dios no se enoja cuando estoy contento ni me mira mal cuando estoy bien! El nuestro no es un Dios sediento de mortificaciones exageradas, ni se alegra de la desgracia humana. Lógico que las pruebas de la vida también pueden ser una experiencia profunda y valiosa. Todos sabemos que el dolor asumido y elaborado es muchas veces la ocasión para convertirse en un hombre nuevo, más fuerte, más libre, más maduro. Pero no es verdad que para agradar a Dios tenga que ofrecerle algo que me haga sufrir: Dios quiere la alegría, la felicidad, la plenitud de sus hijos. Lo que tengo que ofrecerle -esté alegre o triste, angustiado o sereno- es la disponibilidad de mi corazón: "aquí estoy...para lo que quieras".

¡Y seguro que experimentaremos que el "lo que quieras" es mucho más grandioso de lo que podemos imaginar!

P. Gerardo Galetto

"El niño ha saltado de gozo en mi vientre"

La visita de María a su prima Isabel

Cuarto Domingo de Adviento

Comentario del Evangelio por San Juan Crisóstomo

«El niño ha saltado de gozo dentro de mí»

¡Qué misterio nuevo y admirable! Juan no ha nacido todavía y ya habla por sus estremecimientos; no es visto todavía y ya advierte; no puede todavía gritar y ya se hace entender a través de sus actos; aún no ha comenzado su vida y ya predica a Dios; aún no ha visto la luz y ya señala al sol; todavía no ha nacido y ya se apresura a hacer de precursor. El Señor está allí: no puede aguantar, no soporta tener que esperar los límites fijados por la naturaleza, y se esfuerza para romper los límites del seno materno y busca por otros medios dar a conocer la venida del Salvador. «Ha llegado, dice, el que rompe las ataduras. Y yo que sigo encadenado, ¿he de seguir permaneciendo aquí? El Verbo viene para restablecer y yo, ¿he de seguir cautivo? Saldré, correré delante de él y a todos proclamaré: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.» (Jn 1,29)

Dinos, Juan, retenido todavía en la oscuridad del seno de tu madre ¿cómo ves y cómo oyes? ¿Cómo contemplas las cosas divinas? ¿Cómo puedes estremecerte y exultar? «Es grande, dice, el misterio que se está realizando, es un acto que escapa a la comprensión del hombre. Con derecho, y a causa del que ha de innovar el orden sobrenatural, yo innuevo el orden natural. Veo, incluso antes de nacer, porque veo en gestación al Sol de justicia (Ml 3,20). Percibo por el oído, porque al venir al mundo soy la voz que precede al gran Verbo. Grito, porque contemplo, revestido de su carne, al Hijo único del Padre. Exulto, porque veo al Creador del universo recibir forma humana. Salto, porque pienso que el Redentor del mundo ha tomado un cuerpo. Soy el precursor de su venida y me adelanto a vuestro testimonio.


Evangelio Ilustrado


¡Bendita sea la Virgen María!

Evangelio según San Lucas (1,39-45)


(Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)



sábado, 19 de diciembre de 2009

FIESTAS PATRONALES

Nuestra Señora de Belén



Sábado 19 de diciembre

20 hs: Procesión y Misa

Domingo 20 de diciembre

21 hs: Pesebre Viviente, organizado por IAM


* El domingo 20 de diciembre no se celebra la Misa en la Parroquia.


¡¡¡Los esperamos a todos!!!

viernes, 18 de diciembre de 2009

Preparándonos a celebrar Navidad


En la vida cristiana la acción principal proviene de Dios: es Él quien habla, actúa, quien viene a nosotros. En un sentido, ser cristiano es dejarnos encontrar por Él. ¿Cómo es este camino de Dios hacia nosotros? Siempre a través de su Hijo, de Jesucristo. Ser cristiano es encontrarnos con Él. ¿Esto es posible hoy? Sí, porque Él ha querido quedarse en nuestra historia como Alguien vivo, no como una idea.

Esto significa que puedo participar de su misma vida que se me entrega como Gracia, es decir, como algo vivo y real que se ofrece a mi libertad. Navidad es el comienzo de este camino nuevo que Dios ha iniciado hacia nosotros, pero siempre necesita de nuestra libertad, de nuestra preparación para que ese encuentro sea posible. Dios viene a nosotros, golpea la puerta de nuestro corazón, pero no entra, espera nuestra respuesta.

Como en todo encuentro, aquí también es importante la preparación. Este es el significado del tiempo de Adviento que estamos viviendo, prepararnos para este encuentro con el Señor que viene. ¿Y en qué consiste esta preparación? La vida cristiana, aunque se debe manifestar en una conducta exterior, tiene su lugar primero en el interior del hombre. Por ello Dios viene como gracia, no sólo como una doctrina o una ley. El lugar que el Señor busca es nuestro corazón, si no está preparado para este encuentro no transforma nuestra vida. Nos quedaremos como espectadores de un acontecimiento histórico, conoceremos una buena doctrina, pero estaremos ajenos a esa Vida Nueva que se nos regala, a lo profundo de su mensaje; no comprenderemos ni llegaremos a gustar la belleza ni la alegría de ser cristianos.

¿Cómo nos podemos preparar? Por ser su Vida una gracia, un don que se nos comunica, es algo interior y requiere, en primer lugar, una actitud de fe. Para la fe Dios no es un problema, sino el misterio de una Vida que vamos a descubrir. No pensemos, por otra parte, que la fe es algo mágico, ni que es propiedad de un grupo selecto, ella sólo necesita un corazón abierto, humilde, capaz de abrirse con confianza a la palabra del mismo Jesús: “Te alabo, Padre -él nos dice- por haber ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y haberlas revelado a los pequeños” (Mt 11, 25). Un corazón limpio es el primer paso en el camino de la fe. En otro pasaje nos dice: “Bienaventurados los que tienen un corazón puro, porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8).

Como vemos, el nacimiento de la fe tiene que ver con la búsqueda de lo bueno, con la rectitud de intención y la confianza en esa Palabra que Él nos dirige. La fe no nos pide que renunciemos a nuestra inteligencia, pero sí que la abramos a un horizonte más amplio que trascienda el mundo de lo meramente material. La fe es, por ello, una virtud que eleva y da sentido a la inteligencia del hombre como ser espiritual y con vocación de trascendencia. La fe libera al hombre de toda esclavitud. Por ello decimos que la fe enriquece la mirada y la inteligencia del hombre, porque le permite conocer y vivir la realidad en su dimensión más profunda y real. Para la fe en Dios todo hombre es mi hermano, y la naturaleza la obra de sus manos que la ha puesto a nuestro cuidado y servicio.

Deseando que preparemos nuestra mirada de fe para descubrir al Señor que viene a nuestro encuentro, les hago llegar junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor, que quiso nacer para nosotros en la humildad de un pesebre.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Pesebre de CARITAS y del Grupo Misionero


"Anuncien a TODOS lo que han visto y oído."


El Nacimiento

Ayer, martes 15 de diciembre, los miembros de CARITAS y del Grupo Misionero, más los habituales colaboradores de la Parroquia, ofrecieron una representación del nacimiento de Jesús para las personas a las que asisten mensualmente. Se sumaron también transeúntes ocasionales, movidos por la verdadera alegría del espíritu navideño, contagiado por quienes organizaron este singular evento.

Los pastores

Ángel, estrella y reyes magos

El público presente, siguiendo atentamente la representación

Los ángeles, anunciando a los pastores la Buena Nueva

La Sagrada Familia


La jornada culminó con un ágape fraterno, dando gracias a Dios por el año compartido. Y con el compromiso de renovar fuerzas para el 2010.

Hna. Mabel y Silvia Donnet, responsable de CARITAS Parroquial


Hna. Mabel y asistentes

Ágape y brindis de despedida

Ágape y brindis de despedida

Entrega de presentes


¡¡¡Nuestras FELICITACIONES a quienes tanto trabajaron para que este Pesebre saliera tan, tan bien!!!

Felicitaciones a la Hna. Mabel y a todas las hermanas josefinas, que colaboran en la Parroquia.

Y nuestro agradecimiento, como comunidad, por el trabajo valioso y silencioso que realizan tantas personas durante todo el año.

Más fotos de este hermoso momento compartido, a la derecha del blog.

martes, 15 de diciembre de 2009

¡¡¡Preparando el Pesebre Viviente!!!

Los protagonistas, ensayando

Las familias, colaborando en la preparación del Pesebre
¡¡¡GRACIAS POR TANTA DEDICACIÓN!!!

Todo el equipo de animación y los chicos y chicas de IAM, más quienes se sumaron a esta hermosa propuesta, siguen con los preparativos y los ensayos para el Pesebre Viviente, que se realizará en la Parroquia el domingo 20 de diciembre a las 21 hs.


¡¡¡LOS ESPERAMOS A TODOS!!!

lunes, 14 de diciembre de 2009

San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia

Juan de la Cruz,
Maestro en la Ciencia de la Cruz

A los 21 años fue recibido como religioso en la comunidad de Padres Carmelitas, y obtuvo el permiso de observar la regla con toda la exactitud posible sin buscar excepciones en nada. Al ser ordenado sacerdote en 1567, pidió a Dios como especial regalo que lo conservara siempre en gracia y sin pecado y que pudiera sufrir con todo valor y con mucha paciencia toda clase de dolores, penas y enfermedades.

Santa Teresa había fundado la comunidad de las Hermanas Carmelitas Descalzas y deseaba fundar también una comunidad de Padres Carmelitas que se dedicara a observar la regla con la mayor exactitud posible. Mientras tanto nuestro santo le pedía a Dios que le iluminara un modo de vivir tan fervoroso que lo llevara pronto a la santidad. Y he aquí que al encontrarse los dos santos, descubrió Santa Teresa que éste era el indicado para empezar su nueva comunidad y con otros dos frailes fundó su nueva comunidad de Carmelitas Descalzos. Los envió a vivir a un convento muy pobre, llamado Duruelo.

Al fundar su nuevo convento en Salamanca, fue nombrado como rector Fray Juan de la Cruz, dedicándose con todas sus fuerzas al apostolado.

Dios le había concedido una cualidad especial: la de saber enseñar el método para llegar a la santidad. Y eso que enseñaba de palabra a personas que dirigía, lo fue escribiendo y resultaron unos libros tan importantes que le han conseguido que el Sumo Pontífice lo haya declarado Doctor de la Iglesia. Algunos de sus libros más famosos son: "La subida del Monte Carmelo", y "La noche oscura del alma".

Como poeta ha sido admirado por siglos a causa de la musicalidad de sus poesías y de la belleza de sus versos. Es muy popular su "Cántico Espiritual".

Después de tres meses de sufrimientos muy agudos, el santo murió el 14 de diciembre del año 1591. Apenas tenía 49 años.

Su escuela: la Cruz de Cristo


Del Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, presbítero

Por más misterios y maravillas que han descubierto lo santos doctores y entendido las santas almas en este estado de vida, les quedó todo lo más por decir y aun por entender, y así hay mucho que ahondar en Cristo, porque es como una abundante mina con muchos senos de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término, antes van hallando en cada seno nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá.

Que, por eso, dijo san Pablo del mismo Cristo, diciendo: En Cristo moran todos los tesoros y sabiduría escondidos. En los cuales el alma no puede entrar ni llegar a ellos, si, como habemos dicho, no pasa primero por la estrechura del padecer interior y exterior a la divina Sabiduría.

Porque, aun a lo que en esta vida se puede alcanzar de estos misterios de Cristo, no se puede llegar sin haber padecido mucho y recibido muchas mercedes intelectuales y sensitivas de Dios, y habiendo precedido mucho ejercicio espiritual, porque todas estas mercedes son más bajas que la sabiduría de los misterios de Cristo, porque todas son como disposiciones para venir ella.

¡Oh, si se acabase ya de entender cómo no se puede llegar a la «espesura» y sabiduría de «las riquezas de Dios», que son de muchas maneras, si no es entrando en la «espesura del padecer» de muchas maneras, poniendo en eso el alma su consolación y deseo! ¡Y cómo el alma que de veras desea sabiduría divina desea primero el padecer para entrar en ella, en la «espesura de la cruz»!

Que, por eso, san Pablo amonestaba a los de Éfeso que no desfalleciesen en las tribulaciones, que estuviesen bien fuertes y arraigados en la caridad, para que pudiesen comprender, con todos los santos, qué cosa sea la anchura y la longura y la altura y la profundidad, y para saber también la supereminente caridad de la ciencia de Cristo, para ser llenos de todo henchimiento de Dios.

Porque, para entrar en estas riquezas de su sabiduría, la puerta es la cruz, que es angosta. Y desear entrar por ella es de pocos; mas desear los deleites a que se viene por ella es de muchos.



Oración


Oh Dios, que inspiraste a San Juan un amor extraordinario a la cruz y a la renuncia de sí mismo, concédenos seguir intensamente su ejemplo, para alcanzar la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Homilía Dominical

3º Domingo de Adviento
Lecturas

Sof 3, 14-18a

Flp 4, 4-7
Lc 3,10-18


Cuando leía los textos bíblicos de la misa de hoy, recordaba el pasaje evangélico que narra San Mateo, del hombre que trabaja en el campo y encuentra un tesoro (Mt 13, 44-52). Ese pasaje es una invitación a la conversión del corazón y a las grandes decisiones, pues el hombre, entonces, "vende todo lo que tiene y compra el campo". Es decir, se desprende de todo lo que es superfluo comparado con lo que acaba de econtrar. Pero San Mateo anota que la fuerza interior para llevar adelante semejante proyecto fue la alegría de saber que había algo valioso: "por la alegría que le da, vende todo..." Efectivamente, la alegría es el motor secreto que impulsa nuestras grandes jugadas en la vida. En las lecturas de hoy se habla de este tema: "Alégrate, hija de Sión..." Y el apóstol nos exhorta: "Estén alegres en el Señor... Vuelvo a insistir, estén alegres".


Estas palabras parecen ser respuesta a las preguntas que la gente le dirigía a Juan el Bautista, cuando éste predica la cercanía del Señor y la necesidad de preparar los caminos. La pegunta es: ¿qué tengo que hacer? Y la primera respuesta es: "alegrate, no te angusties, confiá, agradecé." Juan, en su prédica, indica actitudes profundas y serias, que significan un compromiso no sólo con Dios sino con el prójimo, con un fuerte sentido social: si tenés dos túnicas, compartí con el que no tiene, si tenés que comer, acordate del que carece, si tenés poder, no extorsiones, si manejás dinero ajeno, no exijas más de lo estipulado...

Pero todas estas "decisiones" que uno tiene que tomar, no brotan sólo del esfuerzo moral. Nadie se convierte por mero voluntarismo, sino por gracia de Dios. Y la alegría es el signo y a su vez el fruto de la acción de la gracia en el alma. Claro que no es la festichola del mundo, ni la actitud de quienes ridiculizan hasta las cosas más importantes y valiosas. Es la alegría que experimenta quien sabe tomarse con seriedad y al mismo tiempo con humildad agradecida la propia vida y la de los demás.

Estamos cerca de la Navidad, tiempo de conversión y grandes decisiones. Podríamos trasladar al interior de cada uno de nosotros este mensaje y dejar que resuene la pregunta: ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué tristeza tengo que alejar, qué amargura, que resentimiento tengo que superar? ¿Qué compromisos sociales y solidarios tengo que asumir? Y quizás: ¿estoy dispuesto a dejarme alegrar por el Señor, que está cerca? ¿Lo he descubierto como verdadero tesoro que hace valioso lo que ocurre a mi alrededor?

Y por último, que la alegría brote del corazón del hombre cuando éste encuentra a Dios, parece algo normal y casi obvio. Si Dios es grande, bueno, misericordioso, es normal que experimentemos energía, fuerza y gozo al estar en su presencia. Pero lo novedoso de las lecturas de hoy, es que indican que Dios se alegra del hombre. La primera lectura nos dice: El Señor está en medio de ti... El exulta de alegría a causa de ti.

Hay muchas cosas en la humanidad de hoy que seguramente entristecen a Dios, porque dañan al ser humano. Pero parecería que Dios se las ingenia para mirar de tal modo de poder encontrar algo de qué alegrarse por nosotros. Éste es el Dios de nuestra fe: el Dios que confía, a pesar de todo, en la condición humana. Ojalá nosotros también adoptemos la misma actitud.

P. Gerardo Galetto

sábado, 12 de diciembre de 2009

La Guadalupana, Patrona de América Latina

Nuestra Señora de Guadalupe

Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los sacerdotes misioneros que vinieron de España poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.



Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa del pueblo de Tlatelolco.El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa.



La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".

La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho. Y así lo hizo el indio.

Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían.

La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen.

Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su tilma. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".

Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen.

Al soltar su tilma, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe.

Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo.

La tilma permaneció un tiempo en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 la trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac.

  • En 1754, Benedicto XIV nombró a la Virgen de Guadalupe patrona de la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica.

  • El 12 de octubre de 1895 se llevó a cabo la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII.

  • En 1904, San Pío X elevó el santuario de México a la categoría de Basílica y en 1910 proclamó a la Virgen de Guadalupe, Patrona de toda América Latina.

  • En 1945, Pío XII le dio el título de la Emperatriz de América. El 12 de Octubre de 1976 se inauguró la nueva Basílica de Guadalupe.
  • Miles de personas de México y del mundo entero, visitan cada año la Basílica de Guadalupe, en donde está la hermosa imagen que la Virgen dejó impresa en la tilma de Juan Diego, para pedirle a Nuestra Madre su amor, su protección y su ayuda.

    Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde su ciudad.


    Oración a la Virgen de Guadalupe

    Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar,
    porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
    Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar,
    porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
    Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
    pues es tu lengua patena de amor y santidad.
    Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar,
    que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
    Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad,
    pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar.
    Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
    Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
    y ésta será mi dicha por toda la eternidad.
    Amén.


    La tilma de Juan Diego

    Fuente: catholic.net

    Entrevista a Mons. Eduardo Chávez Sánchez, quien fuera postulador de la causa de Canonización de San Juan Diego y actualmente se desempeña como coordinador del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos, en la Ciudad de México y como canónigo de la Basílica de Guadalupe

    ******

    ¿En qué sentido se puede decir que la Virgen de Guadalupe es constructora de la identidad nacional?

    Monseñor Eduardo Chávez: Para mí se forja México el 12 de diciembre de 1531, porque ella toma todo lo que es la identidad indígena y española, desde aquí manda un mensaje para el mundo entero, ella habla en Náhuatl, ella se plasma en una tilma Náhuatl, su mensajero es un indígena de mentalidad tolteca: San Juan Diego, ella toma mucho de esta mentalidad para dar el mensaje de Jesús como Dios vivo, verdadero. Lanza su voz al mundo entero a través de los indígenas, sin descuidar a los españoles porque ella es una Inmaculada Concepción que entendían perfectamente los hispanos, ella es una mujer de adviento también perfectamente comprendido por ellos; sabemos que los ibéricos celebraban la octava de la Inmaculada Concepción en el momento de su aparición.

    Así que ella hace una identidad nueva conjuntando las cosmovisiones española e indígena, el fruto lo lanza al mundo entero, por eso Juan Pablo II le llama el modelo perfectamente inculturado de esa evangelización.

    ¿Por qué se dice que la Virgen de Guadalupe es madre de la civilización del amor?

    Monseñor Eduardo Chávez: Ella da a luz la Civilización del Amor porque cuando le dice a Juan Diego “Quiero una casita sagrada” está hablando de un templo, pero también habla de familia, es decir habla de Iglesia. Dice la Virgen de Guadalupe muy claramente: yo quiero ofrecer todo mi amor y ese amor es Jesucristo. En otras palabras ella quiere la construcción no sólo de un templo material, sino la nueva civilización donde el centro es Jesucristo, o sea, el amor. Por todo esto ella es la forjadora de la Civilización del Amor.

    ¿Es correcto denominarla Virgen Indígena?

    Monseñor Eduardo Chávez: Si se toman algunos elementos que ella tiene sí. Pero lo más correcto es lo que dice Juan Pablo II: es la Virgen mestiza. Esto ya lo había dicho Juan XXIII: su rostro es mestizo, ella es la integración de todas las razas, ella es madre de todos los seres humanos, de todos los pueblos, por eso le dice a Juan Diego “Soy tu madre y de todas las más variadas estirpes”, por tanto es madre de todos los seres humanos.


    ¿Es la Virgen de Guadalupe un símbolo de unidad entre las culturas?

    Monseñor Eduardo Chávez: Así es, es un signo de unidad de todas las culturas ¿y esa unidad cuál es? El amor; un chino, un europeo, un africano, todos necesitamos el amor, queremos vivir en el amor. Por eso Juan Pablo II lo vio tan claramente que le llama: Madre de América, Patrona de América; ya no usa “las Américas”, no más plural porque se da cuenta que en el amor no hay fronteras. Todos somos hijos de Dios y tenemos la misma dignidad.

    ¿Qué significa el XIII caña para la mentalidad azteca y cómo se relaciona con la Virgen de Guadalupe?

    Monseñor Eduardo Chávez: Es una fecha que para ellos significaba iniciar una nueva era, en el códice de la fundación de México lo primero que ponen es la caseta XIII caña que significa “Una nueva civilización comienza” también en el calendario azteca, la caseta central a lo alto es el XIII caña, un nuevo ciclo. Como lo dice (Miguel) León-Portilla simboliza rumbo a la casa de la sabiduría, a la casa de la luz; es nuevo día y sabiduría divina. 1531 en el calendario europeo coincide con XIII caña en el calendario indígena, para ellos el hecho de que haya tenido este encuentro la Virgen de Guadalupe con los seres humanos significa que se está iniciando una nueva era llena de la sabiduría divina.

    ¿Qué valores trasmite la Virgen de Guadalupe a la sociedad actual?

    Monseñor Eduardo Chávez: Antes que nada humildad, ella elige a Juan Diego y su característica más importante es la humildad, la sencillez. También ella es humilde, dice “Hágase en mí según tu palabra, soy tu sierva”, del mismo modo que Santa Isabel cuando recibe la visita de la Virgen “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Así como Juan Bautista que dice “Yo no soy el que debe de brillar, es él quien debe de brillar, yo no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias”; todo esto es humildad. El pecado llega al corazón humano por la soberbia.

    ¿Cómo influyó la mentalidad tolteca de Juan Diego en la recepción del mensaje Guadalupano?

    Monseñor Eduardo Chávez: La cultura tolteca era como tierra fértil para la recepción del mensaje, habían llegado a creer en un solo dios: Tloquenahuaque, le llamaban incluso el dios desconocido. Llegar a la idea de un solo Dios con la pura fuerza de la razón es frustrante porque está el mal en el mundo y no se puede explicar esta realidad; Netzahualcóyotl le gritaba “Quiero cantar tus flores Tloquenahuaque pero estás muy lejos y no te importa el ser humano”. Por eso cuando Guadalupe se encuentra con Juan Diego y le dice “Yo soy la madre del Tloquenahuaque” ;(no es un ídolo debe quedar bien claro) es una característica del Dios vivo; Juan Diego capta perfectamente que se trata del único Dios, que no está alejado, que no se burla de él. Sin embargo desde que la vio siempre supo que era la madre de Jesús porque le dijo voy a Tlatelolco a recibir el catecismo departe de tus sacerdotes. No la confunde con ningún ídolo, capta perfectamente que es María la Madre de Jesús.

    ¿Qué papel debería tener dentro de los festejos del Bicentenario de la Independencia de muchos países latinoamericanos, entre ellos México, la Virgen de Guadalupe?

    Monseñor Eduardo Chávez: Muy importante, porque es forjadora de toda una nación, pero yo veo más trascendencia, desde esta patria, tenemos una responsabilidad con el mundo entero, nosotros debemos ser esos instrumentos de Dios, por medio de la Virgen de Guadalupe para ser una civilización del amor en el mundo entero.

    Por Omar Árcega


    Fuente: Zenit

    Democracia, política y bien común

    Esta semana asumen los legisladores que han sido elegidos para representar al pueblo en uno de los poderes de la Constitución. Este hecho es un signo positivo en la vida institucional y debe alegrarnos, sin embargo el modo en que hemos llegado a esta instancia nos deja el sabor de que hay algo que aún debemos examinarnos como argentinos, y es lo que llamaría la calidad institucional de nuestra democracia.

    Esto lo digo con respeto pero con dolor, y cierta sensación de impotencia, al recordar el camino transitado desde el adelanto de las elecciones, pasando por las candidaturas testimoniales, los cambios de pertenencia política después de haber recibido la confianza de un mandato, hasta el clima de agresividad y descalificaciones entre dirigentes, esto no nos hace bien.

    La política es la necesaria mediación entre las ideas y la realidad en la construcción del bien común, y alcanza su expresión mayor en el ejercicio del gobierno; ella reclama virtudes superiores en quienes han asumido la delicada responsabilidad de representar al pueblo. Cuando la palabra se devalúa se empobrece la cultura de una comunidad, porque nos vamos acostumbrando a lo que está mal y perdemos la capacidad moral de reacción y sanción. Sólo el compromiso con la palabra dada y el cumplimiento de las leyes hacen previsible el ordenamiento de una sociedad, ellas son la garantía de una comunidad políticamente madura. En esto los argentinos nos debemos una dosis de humildad para reconocer nuestras fragilidades.

    Uno de los temas que considero de importancia en el ejercicio de la política, como en toda gestión de gobierno, es el de la eficiencia y la ejemplaridad. Ambos son necesarios, diría que deben complementarse para recrear la nobleza de la política y alimentar en los ciudadanos el gusto y el compromiso por lo público. Cuántas veces la llamada eficiencia trata de justificar la falta de ejemplaridad; por otra parte, la ejemplaridad, para ser fecunda en el ejercicio de una función, debe mostrar idoneidad en la materia que trata y logros en su realización. Ni la sola eficiencia, ni la sola ejemplaridad, alcanzan para el buen ejercicio de una tarea.

    Es cierto, uno prefiere la ejemplaridad por su mayor significado, pero si no viene acompañada de capacitación, estudio y contracción al trabajo, tampoco alcanza. Este tema nos lleva al campo de la moral. La política, como la función de gobierno, es obra de la libertad del hombre y pertenece, por lo mismo, al ámbito de la moral. Cuando esta actividad se desvincula del orden moral, no sólo empobrece al mismo hombre sino su obra, en este caso, la política, la función de gobierno y su fruto mayor que es el bien común. Una frase un tanto risueña que se escucha con algo de justificativo es aquella de que: “no somos carmelitas descalzas”; a nadie se le pide eso, pero tampoco que el orden de la ejemplaridad sea algo ajeno a la vida común de todo ciudadano, principalmente de un dirigente.

    Otro de los temas que presenta un particular relieve en este camino de la democracia, y que considero una de nuestras fragilidades, es el de la gobernabilidad y la capacidad de generar proyectos. Una y otra son necesarias y no hay que contraponerlas. La primera mira más al presente, pero no debe quedarse encerrada en lo inmediato, ni en las urgencias electorales. La segunda, en cambio, mira al futuro en cuanto proyecto que necesita de tiempo. Ambas van creando la conciencia y mística de pertenencia a un país donde lo importante no es tanto lo que hoy vemos, sino lo que aún no se ha manifestado, aquello hacia lo cual estamos en camino. Las políticas de Estado no son patrimonio de un gobierno.

    Aquí adquiere toda su importancia el nivel de la dirigencia, en especial su capacidad de diálogo en el ámbito parlamentario y su relación orgánica con el ejecutivo; oficialismo y oposición, en su justa y necesaria diversidad, son partes de una misma realidad política al servicio del bien común. El revanchismo no forma parte de la política grande. Acordar en el marco de un proyecto no es debilidad, sino moverse en un plano de intereses superiores. En estos días hemos celebrado con gratitud el acuerdo de paz con Chile, logrado por la paciente mediación papal. Qué distinto fue el tratamiento del conflicto de las Malvinas, donde existió la posibilidad de una negociación pero se optó por el empecinamiento desde una aparente situación de fuerza.

    El nuevo escenario parlamentario va a reclamar, sea del gobierno como de la oposición, capacidad de diálogo y sentido de mutua responsabilidad en la gobernabilidad del país, en el marco de independencia de poderes; disponibilidad para instrumentar políticas de estado que trasciendan, por su misma naturaleza, lo breve de una gestión; coherencia de vida y austeridad en la gestión. Estas simples notas que hacen al buen gobierno, son las que nos permitirán alcanzar esa identidad de país que nos lleve a sanar heridas; fortalecer lazos sociales y equidad en la distribución de los bienes; alentar la producción y recrear una cultura del trabajo que nos permita superar la injusticia de la pobreza, la dádiva que no eleva socialmente, para lograr una verdadera inclusión. Sin calidad institucional y amistad social se debilita, además, nuestra presencia en el ámbito internacional, donde se reclama honestidad y previsión. Este es un desafío, y un examen, que hace a nuestra vida política.

    A la política se la ha definido como “el acto de mayor caridad social”, por ser, precisamente, un acto al servicio del bien de la comunidad. A partir de esta definición se comprende su nobleza, como las virtudes que deben estar presentes en quienes han sido elegidos para tan alta función. Ella necesita, por su significado y alcance social, insospechados organismos de control que aseguren su transparencia. Al hablar de responsabilidades públicas no pueden quedar afuera quienes tienen un poder real en la vida de la sociedad, sea esta de orden económico, mediático, educativo, como también, la del simple ciudadano que con su testimonio y presencia es protagonista y juez de la salud política de la Patria. El nivel de este entramado social necesita que a la política se la considere parte del orden moral. Fuera de este orden se deshumaniza y crecen sus consecuencias de deterioro cultural y marginalidad. Una democracia sin valores carece de contenidos y horizontes, y se pierde en el juego estéril del poder. La orfandad social y cultural del hombre tiene mucho que ver con el nivel de la vida política e institucional de una sociedad.

    Hagamos votos y pongamos nuestra cuota de confianza, como también de exigencia ciudadana, en este momento que nos toca vivir. Sepamos fortalecer nuestros lazos de amistad social para prepararnos a celebrar con esperanza y gratitud el Bicentenario de nuestra Patria. Acompañemos con nuestra oración a quienes fueron elegidos para el servicio del Bien Común. Que la fe en Dios, fuente de toda razón y justicia, sea nuevamente principio de paz y de unidad entre todos los argentinos.



    Mons. José María Arancedo

    Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz