Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

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:: Homilías ::

(Clickear sobre la Biblia para leer las lecturas)


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viernes, 31 de diciembre de 2010

Informe Económico - Diciembre de 2010



Publicamos el Informe Económico del mes de diciembre de 2010.

Gracias a todos por su generosa colaboración.


A B C
1 INFORME ECONOMICO MES: DICIEMBRE 2010
2


3 I N G R E S O S

4 Colectas Misas $ 4,426.60
5 Donaciones- Estipendios Misas $ 213
6 Sostenimiento del culto (2%) $ 1,810
7


8 TOTAL $ 6,449.60
9


10 E G R E S O S

11 Gastos de Secretaría $ 94.2
12 Gastos Sacristía $ 120
13 Sueldos y Aguinaldos $ 1,900
14 Sostenimiento Culto

15 Arzobispado 1/3 y Estipendio Misa $ 709
16 Varios: Colecta Arqudiocesama- Tierra y

17 relleno patio parroquial. Agape abuelos de

18 Cáritas $ 1,945
19

20 SUPERAVIT DEL MES $ 1,681.40
21


Horarios de Misa

Recordamos los horarios de Misa para hoy y el fin de semana.

31/12/10
20.00 hs. Misa de Santa María Madre de Dios

1/1/11 20.00 hs. Misa de Santa María Madre de Dios

2/1/11 10.00 hs. Misa Dominical

Como ya lo anunciara el P. Daniel, a partir del domingo 9 de enero se agregará la celebración de la Misa vespertina los días domingos a las 20 hs.

Oración de fin de año


¡Gracias, Señor, por todo lo que en este año me diste!
¡Gracias por los días de sol y los nublados tristes!
¡Gracias por las noches tranquilas y por las inquietas horas oscuras!
¡Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías!
¡Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste!
¡Gracias por la sonrisa amable y la mano amiga, por el amor y todo lo hermoso y dulce!
¡Por las flores y las estrellas y la existencia de los niños y de las almas buenas!
¡Gracias por la soledad, por el trabajo, por lo que me acercó a Vos más íntimamente!
¡Gracias por tu presencia en el Sagrario y la gracia de tus Sacramentos!
¡Por haberme dejado vivir, gracias Señor!


¿Qué me traerá el año que comienza?

¡Lo que Vos quieras, Señor!
Te pido fe para mirarte en todo;
esperanza para no desfallecer;
caridad perfecta en todo lo que haga, piense y quiera.
Dame paciencia y humildad.
Dame desprendimiento y un olvido total de mí mismo.
Dame, Señor, lo que Vos sabés me conviene y yo no sé pedir:
suficientes pruebas que me mantengan fuerte,
suficientes tristezas que me mantengan humano,
suficientes fracasos que me mantengan humilde,
suficiente determinación para hacer cada día mucho mejor que ayer.
¡Que pueda amarte cada vez más y hacerte amar por los que me rodean!
¡Derramá, Señor, tus gracias sobre mí y todos los que quiero,
para que en este año que empieza,
tengamos siempre el corazón alerta, el oído atento,
las manos y la mente activas
y los pies dispuestos para extender tu Reino!



jueves, 30 de diciembre de 2010

"El Señor siempre cumple sus promesas"

Simeón y Ana, ven cumplida la promesa de Dios

Lc 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño, se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel. Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.


Reflexión

Como resumiendo todo el período de la infancia de Jesús, se nos dice que Él estaba “sometido” a sus padres y que “progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2,51-52). Durante la mayor parte de su vida, Jesús compartió la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad (cf. CIC n. 531). No siempre recordamos esto, pero lo que más distinguió a Jesús fue su vida familiar. En cambio, a menudo consideramos sólo su vida pública.

Si Jesucristo nos ha redimido tanto con su vida oculta de Nazaret como con sus escasos tres años de predicador itinerante, entonces, los 30 años que pasaba detrás del portal de la casa sencilla de Nazaret no fueron menos fecundos. Lo manifiesta también la frase del Evangelio: “El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.”

Ciertamente, el propósito común de María y José fue el de proporcionar una esmerada educación a Jesús y Él la asimiló con la actitud más confiada, diligente y sumisa que jamás ha tenido un hijo. María y José vieron cómo su inteligencia y su voluntad humanas se iban despertando, desarrollando y fortificando. Por otro lado, no sólo habrán buscado trasmitirle un gran número de conocimientos acerca de las costumbres y tradiciones del pueblo judío, sino sobre todo el mundo de valores y de ideales que los animaba, donde Dios lo era todo. Así habrán compartido muchas veces los mismos sentimientos, afectos e intereses.

Es esa la mayor riqueza que la vida en familia encierra. Sorprende, con qué eficacia se va trasmitiendo, casi irradiando hacia los demás. Quizá por eso la profetiza Ana se sintió atraída hacia esta familia. Es hermoso pensar que la Virgen María en persona le habrá contado a San Lucas todos estos detalles acerca de la niñez de Jesús. ¿Quién más lo podría haber hecho?

Fuente: catholic.net

martes, 28 de diciembre de 2010

Santos Inocentes


Hoy, 28 de diciembre, se conmemora a los Niños Inocentes que el cruel rey Herodes mandó matar por temor a que le arrebataran su poder

Según señala el Evangelio de San Mateo, Herodes llamó a los Sumos Sacerdotes para preguntarles en qué sitio exacto iba a nacer el rey de Israel, al que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: 'Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel' " (Miq 5, 1).

Entonces Herodes se propuso averiguar exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo dijo a los Reyes Magos: "Vayan y averigüen acerca de ese niño, cuando lo encuentren regresan y me lo informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. En sueños recibieron el aviso divino de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo, por lo que rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y dio la orden de matar a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y alrededores.

El mismo evangelista San Mateo afirmará que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer 31, 15).


Que la poderosa intercesión de los santos inocente mártires sea nuestra ayuda, Señor, y que su oración nos haga fuertes en la confesión intrépida de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Fuente: EDD

lunes, 27 de diciembre de 2010

Pesebre Viviente de IAM

Visitación de María a su prima Isabel

Nacimiento en el pesebre de Belén

La alegría de los ángeles

El sábado 25 de dicembre se presentó el tradicional Pesebre Viviente preparado por el Equipo de Infancia y Adolescencia Misionera (IAM) de la parroquia.

Participaron del Pesebre, los guías y los chicos y chicas que forman parte de IAM, como así también sus padres y hermanos.

En un clima de distendida alegría el público pudo disfrutar de una hermosa representación, preparada con esmero y cariño desde hace varias semanas.

Publicamos a continuación los enlaces a videos de algunos pasajes del Pesebre Viviente.

Visita de María a su prima Isabel

Agradecemos al público que año tras año nos acompaña.

Y a todos aquellos que de una u otra forma posibilitaron la realización de este Pesebre Viviente:

Cintia y Adrián
(los coordinadores)



la gran familia de IAM
(chicos, chicas, padres, madres, hermanitos, abuelos y tíos)




¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!

y


¡¡¡FELICITACIONES!!!


Más fotos del Pesebre Viviente, a la derecha del blog.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Una familia feliz porque ahí estaba Dios


Hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Una familia formada por José, María y el Niño Jesús. Era una familia muy humilde, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.

Feliz porque ahí estaba Dios. Una familia feliz porque ahí se rezaba todos los días. Feliz porque ahí se trabajaba con paz y con amor. Allí se amaba la vida, allí se amaban entre ellos con un grandísimo corazón.

¡Cuánto necesitamos nosotros que esa Sagrada Familia nos ayude a recuperar muchos valores familiares que se ha llevado el viento!

¡Oh Familia de Nazareth, qué pocos elementos te bastaron para ser una familia feliz y hermosa! ¡Cómo necesitamos que vuelvas a injertar en nuestros hogares, en nuestros corazones, esa maravillosa gama de virtudes que tiene la familia!

Todos los que quieran saber cuál es la familia más maravillosa deben contemplar el hogar de Nazareth, y preguntar a José, a María y a Jesús cómo se puede ser feliz en familia.

Fuente: catholic.net

Evangelio Ilustrado


La Sagrada Familia
¿Se parece tu familia a la de Jesús?


Evangelio según San Mateo (2, 13-15.19-23)


(Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)



sábado, 25 de diciembre de 2010

Homilía de Navidad

Misa de Navidad

Lecturas

Is 52,7-10
Hb 1,1-6
Jn 1, 1-18


En el evangelio del día de Navidad escuchamos en el prólogo de San Juan: "vino a los suyos y los suyos no lo recibieron". En estos días asistimos también a esas representaciones del pesebre que hacen los niños de nuestras comunidades donde casi siempre hay alguno que representa el papel del posadero gesticulando la negativa para recibir a José y María, basándose en el versículo de San Lucas que dice que no había lugar para ellos en el albergue.

Jesús viene para redimirnos del pecado, y el pecado causa encierro, negativa a vivir en comunión. Causa incapacidad de reconocer a quien nos ama y a quien en el amor pertenecemos. Por eso Jesús nace para golpear las puertas de nuestros corazones ("estoy a la puerta y llamo..." dice en el Apocalipsis), no con la fuerza de la violencia sino con el llanto de un niño que busca el calor de un hogar, de una casa. Y todo ésto porque en realidad somos nosotros los que no tenemos casa, los que necesitamos ser recibidos en la Casa del Padre, que Él viene a compartir con nosotros, para no quedar vacilando en la existencia.

Y para invitarnos a salir, al hombre que como consecuencia del pecado piensa sólo en recibir, Él le propone tomar conciencia de que se encuentra la felicidad al dar. Podemos encontrar la felicidad haciendo felices a los demás. ¡Podemos hacer felices a Dios! ("hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierte..."). En el Niño de Belén Dios se muestra vulnerable e indefenso, necesitado de nuestro amor. ¡Qué cambio de imagen respecto de aquella que a veces tenemos de un Dios al que lo dejamos contento "cumpliendo"!

Pero además de salir de nosotros mismos es necesario escuchar la voz de los ángeles para que nos indiquen dónde está. Es necesario seguir la estrella, encontrar el camino correcto. Y los ángeles dicen que Dios está en el pesebre. Que el Verbo puso su morada entre nosotros pero que no encontró para nacer sino un lugar destinado a los animales. Que el Hijo de Dios vino para compartir con nosotros la Casa del Padre pero que en este mundo no tiene dónde reclinar la cabeza. Por eso, para encontrarlo hay que salir y dirigirse hacia lo humilde (que seamos "atraídos más bien por lo humilde" nos aconseja San Pablo). Él hace ese recorrido, no geográfico sino del corazón: desciende a nuestra debilidad y sólo podemos encontrarlo bajando también nosotros en la profundidad de nuestro corazón, hacia lo humilde, hacia el reconocimiento de nuestra contingencia y desvalimiento, de nuestra necesidad de compasión, de amor y verdad, ¡de amor de verdad!

No por casualidad escuchan la voz de los ángeles los pastores, aquellos que como el Niño recién nacido, tienen por techo sólo el cielo estrellado del amor de Dios. Que como ellos, como la Virgen y San José también nosotros podamos encontrarlo para que Él pueda compartir con nosotros nuestra fragilidad y nosotros podamos compartir con Él la dicha de ser cada vez más hijos de Dios.

¡Feliz Navidad para todos!

"El Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros."
P. Daniel Gazze

Dios con nosotros, ¡por nosotros!

¡Dios hecho hombre,
por amor al hombre!


San Basilio (hacia 330-379), doctor de la Iglesia
Homilía sobre la santa generación de Cristo, 2.6; PG 31, 1459s

¡Dios en la tierra! ¡Dios entre los hombres! Esta vez no promulga su Ley envuelto en rayos, al son de la trompeta, en un monte humeante, en la oscuridad de un fuerte viento (Ex 19,16s), sino que, en un cuerpo humano conversa, de manera suave y pacífica, con sus hermanos de raza. ¡Dios en carne! ¿Cómo puede la divinidad habitar en una carne? De la misma manera que el fuego habita al hierro, no sacándolo del lugar en el que arde, sino comunicándosele. En efecto, el fuego no se echa encima del hierro sino que, ocupando el lugar de éste, le comunica su poder. Haciendo esto no disminuye en absoluto sino que llena enteramente al hierro al cual se comunica. Igualmente, Dios, el Verbo, que «habitó entre nosotros», no salió de sí mismo. «El Verbo que se hizo carne» no fue sometido a ningún cambio; el cielo no quedó despojado de aquel que contenía y, sin embargo, la tierra acogió en su seno al que está en los cielos.

Penétrate bien de este misterio: Dios habita en la carne a fin de matar la muerte que se esconde en ella... «Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (Tt 2,11), cuando «se levantó el sol de justicia» (Ml 3,20), «la muerte ha sido devorada en la victoria» (1C 15,54) porque no podía coexistir con la vida verdadera. ¡Oh profundidad de la bondad y del amor de Dios para con los hombres! Démosle gloria con los pastores, dancemos con los coros de los ángeles, porque «hoy nos ha nacido un Salvador que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,11-12).

«El Señor Dios nos ilumina» (Sl 117,27), no bajo la forma de Dios, para no asustar nuestra debilidad, sino bajo la forma de siervo, a fin de proporcionar la libertad a los que estaban condenados a la servidumbre. ¿Quién tendría el corazón tan adormecido y tan indiferente para no alegrarse, exultar de gozo, irradiar júbilo ante este acontecimiento? Es una fiesta común a toda la creación. Todos deben contribuir a ella, que nadie se muestre ingrato. ¡También nosotros elevemos nuestras voces para cantar nuestro gozo!

jueves, 23 de diciembre de 2010

Salutación de nuestro Obispo y Pastor

Reflexiones en el tiempo de Navidad


Llegando a la celebración de Navidad que nos abre a un clima de intimidad, y próximos a finalizar un año cargado de acontecimientos que nos han marcado, incluido el contexto de las expectativas propias de un año electoral, considero oportuno fijar la atención en algunos temas que hacen al nivel de vida de la comunidad. Retomando las metas que había propuesto el Episcopado Argentino en aquel camino: "Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad", me detengo en tres de ellas.

La primera se refiere al cuidado de la vida en todas sus formas. Este tema es central. Si bien la preocupación debe abarcar todo el desarrollo de la vida, adquiere una responsabilidad mayor en los momentos de más fragilidad y dependencia. Por ello, frente a una mentalidad que disminuye la gravedad del aborto, debemos saber ubicar este tema en el marco que corresponde, me refiero al estatuto científico y jurídico que presenta el embrión humano. Hoy nadie puede dudar, debido a los adelantos de la ciencia, que desde la concepción existe vida humana nueva, es decir, un nuevo ser. Aquí estamos ante el primer derecho de todo hombre, que es el derecho a la vida. La legislación no puede desconocer esta realidad desde su etapa de gestación. No podemos negar las dificultades que un embarazo no querido, o con dificultades, puede presentar a la futura mamá. Sólo partiendo del estatuto ontológico y ético del embrión humano, se puede afrontar con justicia esta situación.

Habrá que acompañar este embarazo, o incluso pensar en una adopción, pero nunca el camino puede ser el aborto. Esta actitud define el grado de civilización de una sociedad, decía el presidente uruguayo Tabaré Vázquez al fundamentar su veto a la ley de despenalización del aborto, para concluir que el criterio para definir una vida no es "el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia". Mi libertad no es un absoluto. Aceptar el límite que nos presenta la vida es un acto moral y jurídico que reclama su acompañamiento político.

En segundo lugar les hablaría de: "Avanzar en la reconciliación entre sectores y en la capacidad de diálogo". Argentina sigue siendo un país con heridas y enfrentamientos, a pesar de tener una sensibilidad especial por los derechos humanos. Recuperar la amistad social es tener la sabiduría del futuro. Al pasado no hay que negarlo, necesita de la memoria, la justicia, la reparación, pero también de la reconciliación. En esto veo el fundamento cívico de un necesario encuentro social. Quedarnos en algunas de estas etapas es no alcanzar la verdad social del hombre que es el fundamento necesario de su inserción en la sociedad.

Reconciliación no significa olvido, pero sí no endurecer el corazón y abrirnos a un diálogo fecundo para construir el futuro. Hay acontecimientos sujetos al juicio de la historia y a la valoración de la justicia. La política, sin desconocer el pasado, se debe sentir responsable, sobre todo, de construir el futuro. El diálogo que necesita el país, por otra parte, no es la conversación entre amigos de una misma pertenencia, sino el encuentro con el otro con todo lo que significa de apertura y respeto. Esta falta de diálogo se ha visto recientemente, en la triste y apremiante situación social de Villa Soldati, entre miembros del mismo Estado que tiene funciones propias al servicio del bien de la comunidad. Asistimos a la situación de un Estado "ocupado" por gobiernos, y no de gobiernos al servicio de la función del Estado.

Finalmente, decíamos en ese documento: "Afianzar la educación y el trabajo como claves del desarrollo y de la justa distribución de los bienes". La educación es el camino más seguro y económico para la inclusión social, si lo vemos en los términos que requiere una política de Estado. Esto significa en primer lugar querer la inclusión social y no sólo declamarla y, en segundo lugar, definir la educación como un bien público que debe contar con un apoyo económico sustentable en el tiempo, sobre todo en las zonas más marginales. La brecha creciente en el nivel de educación es un urgente reclamo de equidad social. Las últimas estadísticas sobre el nivel de educación en nuestro país son preocupantes. A esto se le debe agregar la tarea de recrear una cultura del trabajo, que presente posibilidades reales de inserción en el mundo laboral. Educación y trabajo deben ser vistas como dimensiones complementarias que hacen a la dignidad y elevación del hombre, porque le permiten ser protagonista de un proyecto superior de vida.

Cuando a esto se lo valora socialmente y se lo percibe como un bien personal es posible, entonces, despertar en los jóvenes el deseo de un proyecto que les permita asumir el esfuerzo que ello implica. Si no se convence el joven de la importancia de un proyecto válido para su vida, no hay protagonismo posible y, por lo mismo, la media de educación no supera en nuestros barrios el nivel primario. Cuántos jóvenes hoy descreen en el valor de este camino. Hay que presentarles proyectos que entusiasmen y orienten su libertad. A esto no ayuda esa pseudo cultura de vivir un hoy sin mañana, tan consumista e instalada en las propuestas y ejemplos que reciben, incluso por los medios de comunicación. En la formación de su libertad los ideales y la ejemplaridad del testimonio son aspectos claves. Hay una orfandad cultural que se expresa en el vacío en el que viven muchos jóvenes, ellos son presa fácil del avance de la droga que los termina destruyendo.

A la espera de vivir una Navidad con la esperanza de que es posible lo nuevo, cuando estamos dispuestos a caminar a la luz de los valores e ideales que nos presenta el mensaje del niño de Belén, les hago llegar junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor que busca el pesebre de cada corazón y en cada familia.

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

"Belén: el lugar donde todo comenzó"



CIUDAD DEL VATICANO, jueves 23 de diciembre de 2010-

El Papa Benedicto XVI a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la audiencia general.

* * * * *

Queridos hermanos y hermanas

Con esta última audiencia antes de las fiestas de Navidad, nos acercamos, temblorosos y llenos de asombro, al “lugar” donde todo comenzó por nosotros y por nuestra salvación, donde todo encontró su cumplimiento, allí donde se encontraron y se entrecruzaron las esperanzas del mundo y del corazón humano con la presencia de Dios.

Podemos ya desde ahora pregustar la alegría por esa pequeña luz que se entrevé, que desde la gruta de Belén comienza a irradiarse en el mundo. En el camino del Adviento, que la liturgia nos ha invitado a vivir, se nos ha acompañado para acoger con disponibilidad y reconocimiento el gran Acontecimiento de la venida del Salvador y para contemplar maravillados su entrada en el mundo.

La esperanza gozosa, característica de los días que preceden la Santa Navidad, es ciertamente la actitud fundamental del cristiano que desea vivir con fruto el renovado encuentro con Aquel que viene a habitar en medio de nosotros: Cristo Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Volvemos a encontrar esta disposición del corazón,y la hacemos nuestra, en aquellos que en primer lugar acogieron la venida del Mesías: Zacarías e Isabel, los pastores, el pueblo sencillo, y especialmente María y José, los cuales probaron en primera persona el temblor, pero sobre todo el gozo por el misterio de este nacimiento. Todo el Antiguo Testamento constituye una única gran promesa, que debía realizarse con la venida de un salvador poderoso. De ello da testimonio en particular el libro del profeta Isaías, el cual nos hablar de los sufrimientos de la historia y de toda la creación por una redención destinada a volver a dar nuevas energías y nueva orientación al mundo entero. Así, junto a la espera de los personajes de las Sagradas Escrituras, encuentra espacio y significado, a través de los siglos, también nuestra espera, la que en estos días estamos experimentando y la que nos mantiene en pie durante todo el camino de nuestra vida. Toda la existencia humana, de hecho, está animada por este profundo sentimiento, por el deseo de que lo más verdadero, lo más bello y lo más grande que hemos entrevisto e intuido con la mente y el corazón, pueda salir a nuestro encuentro y se haga concreto ante nuestros ojos y nos vuelva a levantar.

“He aquí que viene el Señor omnipotente: se llamará Enmanuel, Dios-con-nosotros” (Antífona de entrada, Santa Misa del 21 de diciembre). Con frecuencia, en estos días, repetimos estas palabras. En el tiempo de la liturgia, que vuelve a actualizar el Misterio, ya está a las puertas Aquel que viene a salvarnos del pecado y de la muerte, Aquel que, después de la desobediencia de Adán y Eva, nos vuelve a abrazar y abre para nosotros el acceso a la vida verdadera. Lo explica san Ireneo, en su tratado “Contra las herejías”, cuando afirma: “El Hijo mismo de Dios descendió 'en una carne semejante a la del pecado' (Rm 8,3) para condenar el pecado y, después de haberlo condenado, excluirlo completamente del género humano. Llamó al hombre a la semejanza consigo mismo, lo hizo imitador de Dios, lo encaminó en el camino indicado por el Padre para que pudiese ver a Dios, y le diese en don al mismo Padre” (III, 20, 2-3).

Nos aparecen algunas ideas preferidas de san Ireneo, que Dios con el Niño Jesús nos llama a la semejanza consigo mismo. Vemos cómo es Dios. Y así nos recuerda que deberíamos ser semejantes a Dios. Y que debemos imitarlo. Dios se ha entregado, Dios se ha entregado en nuestras manos. Debemos imitar a Dios. Y finalmente la idea de que así podemos ver a Dios. Una idea central de san Ireneo: el hombre no ve a Dios, no puede verlo, y así está en la oscuridad sobre la verdad,sobre sí mismo. Pero el hombre, que no puede ver a Dios, puede ver a Jesús. Y así ve a Dios, así empieza a ver la verdad, así empieza a vivir.

El Salvador, por tanto, viene para reducir a la impotencia la obra del mal y todo aquello que aún puede mantenernos alejados de Dios, para restituirnos al antiguo esplendor y a la paternidad primitiva. Con su venida entre nosotros, Él nos indica y nos asigna también una tarea: precisamente la de ser semejantes a Él y de tender a la verdadera vida, de llegar a la visión de Dios en el rostro de Cristo. De nuevo san Ireneo afirma: “El Verbo de Dios puso su morada entre los hombres y se hizo Hijo del hombre, para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a poner su morada en el hombre según la voluntad del Padre. Por esto, Dios nos dio como 'signo' de nuestra salvación a aquel que, nacido de la Virgen, es el Enmanuel” (ibidem). También aquí hay una idea central muy bella de san Ireneo: tenemos que acostumbrarnos a percibir a Dios.Dios está normalmente alejado de nuestra vida, de nuestras ideas, de nuestro actuar. Ha venido junto a nosotros y tenemos que acostumbrarnos a estar con Dios. Y, audazmente, Ireneo se atreve a decir que también Dios tiene que acostumbrarse a estar con nosotros y en nosotros. Y que Dios quizás debería acompañarnos en Navidad, acostumbrarnos a Dios, como Dios se tiene que acostumbrar a nosotros, a nuestra pobreza y fragilidad. La venida del Señor, por ello, no puede tener otro objetivo que el de enseñarnos a ver y a amar los acontecimientos, el mundo y todo lo que nos rodea, con los mismos ojos de Dios. El Verbo hecho niño nos ayuda a comprender el modo de actuar de Dios, para que seamos capaces de dejarnos transformar cada vez más por su bondad y por su infinita misericordia.

En la noche del mundo, dejémonos aún sorprender e iluminar por este acto de Dios, que es totalmente inesperado: Dios se hace Niño. Dejémonos sorprender, iluminar por la Estrella que inundó de alegría el universo. Que el Niño Jesús, al llegar a nosotros, no nos encuentre sin preparar, empeñados solo a hacer más bella y atrayente la realidad exterior. Que el cuidado que ponemos en hacer más resplandecientes nuestras calles y nuestras casas nos impulse aún más a predisponer nuestra alma para encontrarnos con Aquel que vendrá a visitarnos. Purifiquemos nuestra conciencia y nuestra vida de lo que es contrario a esta venida: pensamientos, palabras, actitudes y obras, impulsándonos a hacer el bien y a contribuir a realizar en este mundo nuestro la paz y la justicia para todo hombre y a caminar así al encuentro del Señor.

Signo característico del tiempo navideño es el belén. También en la Plaza de San Pedro, según la costumbre, está casi preparado y se asoma idealmente sobre Roma y sobre el mundo entero, representando la belleza del Misterio de Dios que se hizo hombre y puso su tienda en medio de nosotros (cfr Jn 1,14). El belén es expresión de nuestra espera, de que Dios se acerque a nosotros, de que Jesús se acerque a nosotros, pero también de la acción de gracias a Aquel que decidió compartir nuestra condición humana, en la pobreza y en la sencillez. Me alegro porque permanece viva, e incluso se está redescubriendo, la tradición de preparar el belén en las casas, en los lugares de trabajo, en los lugares de encuentro. Que este testimonio genuino de fe cristiana pueda ofrecer también hoy para todos los hombres de buena voluntad un icono sugerente del amor infinito del Padre hacia todos nosotros. Que los corazones de los niños y de los adultos puedan aún sorprenderse ante él.

Queridos hermanos y hermanas, que la Virgen María y san José nos ayuden a vivir el Misterio de la Navidad con gratitud renovada al Señor. En medio de la frenética actividad de nuestros días, que este tiempo nos dé un poco de calma y de alegría y nos haga tocar con la mano la bondad de nuestro Dios, que se hace Niño para salvarnos y dar nuevo aliento y nueva luz a nuestro camino. Este es mi deseo para una santa y feliz Navidad: lo dirijo con afecto a todos vosotros aquí presentes, a vuestros familiares, en particular a los enfermos y a los que sufren, como también a vuestras comunidades y a vuestros seres queridos.

©Libreria Editrice Vaticana

Que el Emmanuel nazca en nuestros corazones

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pesebre Viviente de CARITAS


Dentro del marco de las Fiestas Patronales, el equipo de CARITAS Parroquial presentó el martes 21 de diciembre el Pesebre Viviente preparado especialmente para los abuelos a quienes se asiste todos los meses, a fin de compartir con ellos el espíritu de la Navidad.


¡¡¡GRACIAS A LOS COLABORADORES
DE CARITAS Y DE IAM
POR TANTA DEDICACIÓN
Y ENTREGA GENEROSA!!!

Más fotos, a la derecha del blog.

martes, 21 de diciembre de 2010

¡Feliz de ti, María, por haber creído!

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».
Lc 1, 39-45


Reflexión



Este evangelio es un regalo especial de Dios. Se trata de un retrato hermosísimo de la Santísima Virgen. Está pintado con sencillez, pero con un vivo colorido, magistralmente esbozado en breves y seguras pinceladas. Resaltan los rasgos divinamente humanos de nuestra Madre.

¡Qué bella es María, siempre pronta a servir! Ayudar a otros no es de almas pequeñas, sino de corazones gigantes. Ese servir nos cuesta a todos, como le costó a María. Ella no salió y tomó un taxi. Tuvo que recorrer enormes distancias, por caminos polvorientos hacia las montañas.

María es hermosa en su educación. No llega esperando atenciones y recibimientos solemnes. Se adelanta a su prima y ella es la que saluda primero. Es la belleza de una persona que piensa siempre en los demás. ¡Qué gracia tiene la joven María, la llena de gracia!

La presencia de María llena la casa de amor y alegría. Juan no resiste y salta lleno de alegría al escuchar su voz. “La encantadora voz de la Madre de mi Señor”. Ella debe ser la causa de nuestra alegría. Sabemos que la sonrisa sincera es expresión de la felicidad vivida. ¡Qué bella sería la sonrisa de María!

Una sonrisa para sus padres, cuando le mandaban a la fuente. Una sonrisa bondadosa para el ángel Gabriel. Una sonrisa llena de confianza para José. Una sonrisa cordial para los que murmuran de su maternidad. Una sonrisa consoladora para el pobre que le pide de lo poco que tenía. Una sonrisa que fue capaz de cautivar al mismo Dios. Una sonrisa que fue la primera imagen captada por las pupilas húmedas del bebé Dios.

En un hogar cristiano no puede faltar la Hermosa Virgen Santísima, que llena los corazones de amor y verdadera alegría; que suscita sonrisas en todas las almas y que perfuma con su inocente belleza este peregrinar hacia el Padre.

Fuente: catholic.net

lunes, 20 de diciembre de 2010

Fiesta Patronal 2010


El sábado 18 de diciembre, y con motivo de su día, la comunidad parroquial honró a Nuestra Señora de Belén.



La imagen que recorrió las calles

Realizamos la tradicional procesión por las calles del barrio y a continuación nos reunimos en torno al altar del Señor para dar gracias a su Madre y nuestra Madre.

En procesión, por las calles del barrio

En el templo

Ofrendas

El pesebre, a la espera del Nacimiento


Al finalizar la Misa, nos reunimos en el patio de la parroquia para continuar la fiesta con la hamburgueseada preparada para toda la comunidad.

El asador inaugurado y los asadores

Saludo y bendición

Compartiendo en familia

Compartiendo en comunidad

¡¡¡GRACIAS A TODOS
POR ESTE MOMENTO COMPARTIDO!!!


Más fotos de la Fiesta Patronal, a la derecha del blog

domingo, 19 de diciembre de 2010

Pesebre Viviente de IAM


Debido a las malas condiciones climáticas, el tradicional pesebre viviente preparado por IAM, que iba a realizarse hoy, se realizará el sábado 25 de diciembre a las 21 hs.

¡ESTÁN TODOS INVITADOS!


Homilía Dominical

Domingo IV de Adviento - Ciclo A

Lecturas

Is 7,10-14
Rm 1,1-7
Mt 1, 18-24


En este último domingo de Adviento celebramos la fiesta de nuestra patrona, María de Belén. Y el evangelio que nos narra cómo fue engendrado Jesús, la pone en relación con José. Con él estaba comprometida y a él también, aunque en sueños, se le aparece el Ángel del Señor.

Por eso, al festejarla hoy como patrona, miramos a la Virgen como modelo de la Iglesia y de lo que debe ser nuestra comunidad, precisamente en esta realidad suya de esposa de José y madre de Jesús, pidiéndole que nos ayude a hacerlo nacer también en este lugar y circunstancias que nos tocan vivir.

Al contemplarla como verdadera esposa y Virgen a la vez podemos intentar penetrar un poquito en este misterio pensando que la relación que la une con José es la más profunda que se puede dar entre dos personas: los dos han dicho que sí a la voluntad de Dios que es Amor. María ha pronunciado su "Hágase" y José, nos dice el texto de hoy, hizo lo que el Ángel le había ordenado, llevó a María a su casa.

Creo que esto nos permite sacar una primera enseñanza. Hacemos nacer a Jesús en nuestros días cuando somos capaces de engendrar comunidad y cuando ésta brota de nuestro sí a los planes de Dios. ¡Cómo cambiarían nuestras familias, nuestras comunidades, si al relacionarnos con los demás escucháramos primero la voz de Dios que nos dice quién es el otro para mí! ¡Cuántas veces priman más cuestiones de piel, viejos rencores, intereses distintos, que lo que Él nos dice! La voluntad de Dios nos une en el amor verdadero.

Pero, ¿cuáles son estos planes a los que María y José dicen que sí? María había proclamado en su canto de alabanza a Dios: "auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericordia". Y José recibe el encargo de imponer el nombre al niño: "Jesús, porque salvará al pueblo de sus pecados". Los planes de Dios que les son revelados y a los que se ponen al servicio, podemos concluir, son misericordia y salvación para su Pueblo.

Hacemos nacer a Jesús como Iglesia si escuchamos a Dios que nos dice quién es el otro para nosotros y cuál es nuestra misión para con él. Con frecuencia nos relacionamos con los demás pensando de qué tenemos que defendernos o cómo podemos beneficiarnos. ¿Qué pasaría si pensáramos cómo podemos servir a los planes de Dios que quiere salvarlos?

Y, por último, ¿cómo se realiza esta salvación? Se cumple la profecía, la Virgen concibe y da a luz un hijo, el Emanuel, Dios con nosotros. Para salvarnos, Dios no lo hace desde arriba, sale en cierta manera de sí mismo, abandona su condición gloriosa para compartir nuestra debilidad y nuestra muerte. Quiere estar "con nosotros" en todas las circunstancias de nuestra vida transformándolas en camino de retorno a la Casa del Padre.

También nosotros podemos traer salvación al mundo sólo si somos capaces de bajar, de comprender, de tener compasión, de compartir el dolor. Si somos capaces incluso de salir de nosotros yendo al encuentro de los más alejados.

Nuestra jurisdicción parroquial, el país mismo, se ven sacudidos en estos días por hechos de violencia que ponen al descubierto la gran cantidad de gente que todavía vive en la marginalidad. ¿Nos animaremos a ir a ellos para anunciarles que ni Dios ni nosotros nos olvidamos de ellos, que Jesús quiere salvarnos uniéndonos como hermanos en la gran familia del Padre?

María de Belén, ¡que Jesús nazca entre nosotros y en nosotros esta Navidad!

"José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado
y recibió a María como esposa".


P. Daniel Gazze

Evangelio Ilustrado


¿Estás listo para recibir a Jesús?

Evangelio según San Mateo (1, 18-24)


(Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)

sábado, 18 de diciembre de 2010

Fiesta Patronal

Nuestra Señora de Belén,
sede de la Sabiduría,
ruega por nosotros.


Hoy, sábado 18, festividad de Nuestra Señora de Belén, a las 19 hs., caminaremos en procesión por las calles del barrio. La celebración de la Eucaristía será a as 20 hs.

Luego de la Misa, nos reuniremos en el patio de la parroquia para compartir una hamburgueseada en comunidad. (Reservar las tarjetas en secretaría parroquial y traer vajilla y bebida.)


¡LOS ESPERAMOS A TODOS!

viernes, 17 de diciembre de 2010

La Navidad nos invita a vivir como hermanos



Próximos a la celebración de la Navidad, que es un tiempo de paz y esperanza para nuestro pueblo, recordamos que Dios en Jesús de Nazareth, se hizo uno de nosotros y eligió el camino de la pequeñez y la pobreza.

Los acontecimientos de estos últimos días han puesto en los corazones de millones de argentinos, la evidencia de serios problemas que manifiestan signos de fragmentación social: la persistencia de la pobreza e inequidad, la dificultad para el diálogo, la violencia y la agresión, el desprecio a los migrantes. Esta situación se presta a diversas manipulaciones que hieren en lo profundo la dignidad humana y acrecientan aún más la injusticia.

Se hace patente el drama de la falta de una vivienda digna, como también de gente que vive y duerme en las calles. A esto se suma la preocupante situación en varias regiones del país, de comunidades aborígenes y campesinas que son desplazadas de sus lugares de trabajo y subsistencia, y terminan engrosando los cordones de pobreza de varias ciudades.

Como hombres de fe, queremos hacer un llamado a todos los argentinos y hermanos de otros países que habitan nuestro suelo:

1. El reconocimiento de Dios como lo hicieron nuestros Constituyentes es la garantía y la base sobre la que se construye nuestra sociedad. La invocación a Dios como Padre nos ayuda a respetarnos y amarnos como hermanos.

2. Reafirmemos el derecho primario a la vida, como a la integridad física y moral de toda persona.

3. Recuperemos la vigencia y el sentido de los valores morales como fundamento de la convivencia social.

4. Trabajemos por la dignidad humana, para erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.

5. Renovemos el compromiso por el bien común y el fortalecimiento del Estado y las Instituciones de la República. Como hemos afirmado tantas veces, sólo el diálogo sincero es el camino que nos aleja del enfrentamiento y la violencia.



En la Navidad del Bicentenario recemos al Niño Jesús que nació en una familia pobre y sin lugar entre las casas de Belén.



157º Reunión de Comisión Permanente
Buenos Aires, 14 de diciembre de 2010
Memoria de San Juan de la Cruz

¿Estás listo para recibir a Jesús?

"La Virgen concebirá y dará a luz un hijo,
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa Dios con nosotros."
(Is 7, 14)


Cuarto Domingo de Adviento

jueves, 16 de diciembre de 2010

Celebraciones por la fiesta patronal



Hoy, jueves 16, comenzaremos las celebraciones en honor de Nuestra Señora de Belén, patrona de nuestra comunidad parroquial.

A las 19 hs. rezaremos el santo Rosario Misionero y a las 19.30 hs. ofreceremos la celebración de la Eucaristía por las vocaciones sacerdotales y las misiones barriales.

Mañana, viernes 17, rezaremos el santo Rosario a las 19 hs. y ofreceremos la celebración de la Eucaristía por los ancianos y enfermos de nuestra comunidad.


¡LOS ESPERAMOS A TODOS!



Oración a Nuestra Señora de Belén

Oh María,
tú que diste a luz a tu Hijo
en el Portal de Belén,
te pedimos que nos abraces y protejas
con el mismo amor
que le tuviste a Jesús en el Pesebre.
No permitas que el miedo,
la tristeza, las preocupaciones de la vida,
nos alejen de vos y de tu amado Hijo.
Te pedimos que tus brazos maternales nos sostengan,
nos hagan sentir la alegría y
la calidez de tu protección
en los momentos de mayor dificultad.
Nuestra Señora de Belén,
ruega por nosotros.
Amén

miércoles, 15 de diciembre de 2010

El Adviento de María



Por Madre Adela Galindo
Fundadora SCTJM (Sagrados Corazones Transpasados de Jesús y María)


ADVIENTO es tiempo de espera, tiempo en que aguardamos la manifestación de un gran acontecimiento: el nacimiento de Nuestro Salvador. Tiempo de espera gozosa y expectante ya que lo que esperamos es la llegada de nuestra Salvación. Es un tiempo importante y solemne, es tiempo favorable, día de salvación, de la paz y de la reconciliación, el tiempo que estuvieron esperando y ansiando los patriarcas y profetas y que fue tiempo de tantos suspiros, el tiempo que Simeón vio lleno de alegría, que la Iglesia celebra solemnemente y que también nosotros debemos vivir en todo momento con fervor, alabando y dando gracias al Padre Eterno por la misericordia que en este misterio nos ha manifestado. Por eso escuchamos la exclamación del profeta Simeón al tener ante sus ojos al Salvador tan esperado: "Ahora Señor según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu salvación, la que has preparado ante todos los pueblos. Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel" (Lc 2, 29).

Adviento es el tiempo, que vivió la profetisa Ana, también en el templo, en oración y ayunos. Por ello, hablaba del niño a los que esperaban la redención de Jerusalén. Adviento es el tiempo de espera y preparación para las manifestaciones de Dios. Siempre las manifestaciones del Señor requerirán de nuestra parte una especial preparación. Todo período anterior a una manifestación de Dios debe considerarse un adviento y vivirse como tal. Esperar sin preparar el corazón para el evento que se espera, es desaprovechar el tiempo de gracia que el Señor ha determinado para la humanidad.

Adviento: Poner la Mirada en el misterio de la Encarnación

En el Evangelio de San Lucas, cuando el Señor anuncia el año de gracia, dice que "todos los hombres fijaron su mirada en Él": en medio de las grandes oscuridades del mundo, aparece su luz. "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, en ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no pudieron apagarla" (Jn 1).

La historia de la salvación tiene en Cristo su punto culminante y su significado supremo. Él es el Alfa y el Omega, el principio y el fin. Todo fue creado por Él y para Él, y todo se mantiene en Él. Es el Señor de la historia y del tiempo. En Él, el Padre ha dicho la palabra definitiva sobre el hombre y la historia. (Tertio Millennio Adveniente # 5). Él es el mismo, ayer, hoy y siempre.

La encarnación es la revelación de Dios hecho hombre en el seno de María Santísima por obra del Espíritu Santo. Viene al mundo a través de Ella, prepara con una gracia excelentísima, única y singular, a Aquella que sería su Madre, su portadora, el canal privilegiado y la asociada por excelencia en la obra de redención. Dios intervino en la humanidad a través de la mediación materna de María. Siempre será así. Es a través de Ella que viene el Redentor al mundo. Es Ella quien lo trae y presenta al mundo.

Por eso, no podemos fijar la mirada en la Encarnación del Verbo, sin contemplar necesariamente a la Virgen Santísima.

Ella es instrumento singularísimo en la Encarnación. Por su fiat Dios se hace hombre en Ella. San Bernardo dijo: "nunca la historia del hombre dependió tanto, como entonces, del consentimiento de la criatura humana".

En este tiempo de Adviento, en que fijamos la mirada en la Encarnación del Verbo, para prepararnos mejor a su manifestación, debemos contemplar a María, aquella elegida para estar unida a este gran misterio.

"La alegría de la Encarnación no sería completa si la mirada no se dirigiese a Aquélla que, obedeciendo totalmente al Padre, engendró para nosotros en la carne al Hijo de Dios. Llamada a ser la Madre de Dios, María vivió plenamente su maternidad desde el día de la concepción virginal, culminándola en el Calvario a los pies de la Cruz". Ella nos conduce a contemplar el Misterio de la Encarnación, pues es partícipe como nadie.

Ella nos dirige como la Estrella que guía con seguridad sus pasos al encuentro del Señor (Tertio Millennio Adveniente # 59). Ella, la elegida para traer al Verbo, vive el Adviento, la espera del Salvador, nos enseña a abrir de par en par el Corazón al Redentor, como tanto nos ha pedido el Siervo de Dios Juan Pablo II. Como se espera con corazón abierto al Redentor. No podemos vivir plenamente el Adviento sin dirigir la mirada al primer personaje que lo vive. Ella es el corazón que ha sido preparado por Dios para esperar, para abrir el camino al Salvador.


Oración de Juan Pablo II

Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia.
Virgen del Adviento,
esperanza nuestra, de Jesús la aurora,
del cielo la puerta.

Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.

Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo la Reina.
Alza nuestros ojos, hacia tu belleza,

¡Amén!



lunes, 13 de diciembre de 2010

Cronograma de celebraciones



FIESTAS PATRONALES


Triduo

  • Jueves 16/12/10
19.00 hs. Rezo del Santo Rosario Misionero

19.30 hs. Misa por las vocaciones sacerdotales y las misiones barriales

  • Viernes 17/12/10
19.00 hs. Rezo del Santo Rosario

19.30 hs. Misa por los enfermos y ancianos de la comunidad

  • Sábado 18/12/10
19.00 hs. Procesión por las calles de la zona

20.00 hs. Misa Patronal por las familias de la comunidad

21.00 hs. Cena en el patio de la Parroquia - Reservar tarjetas en Secretaría Parroquial


El domingo 19 de diciembre no habrá Misa a las 10 hs.

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19/12/10 20.00 hs. Pesebre viviente y actuación del Coro Arquidiocesano

domingo, 12 de diciembre de 2010

Homilía Dominical

Domingo III de Adviento - Ciclo A

Lecturas

Is 35, 1-6.10
St 5, 7-10
Mt 11, 2-11


Vuelve a aparecer este domingo la figura de Juan el Bautista. La semana pasada predicaba la conversión y bautizaba preparando el camino del Señor. Hoy está en la cárcel, pronto para dar la vida a causa de su testimonio y manda a sus discípulos a preguntarle a Jesús si era Él el que había de venir, el Mesías esperado.

¿Por qué esa pregunta? Él lo había anunciado como el portador de un juicio inminente de Dios:"el hacha está puesta a la raíz..." y ahora, en la oscuridad de su celda ve que ésto no se ha realizado, que Jesús no ha traído el castigo y la condena que esperaba. Por eso, el Señor le da otros criterios para aprender a reconocer la presencia salvadora de Dios: "los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres" y termina proclamando una especie de Bienaventuranza: "feliz aquél para quien yo no sea motivo de tropiezo".

Queridos hermanos, Jesús nos previene: también a nosotros nos puede venir la tentación de escandalizarnos de Él. Dentro de poco celebraremos la Navidad, fiesta en la que todo el mundo parece gozar por una noche de sentimientos de solidaridad y fraternidad que nos invaden. Y sin embargo, al otro día, todo vuelve a ser como antes: los problemas no se han arreglado, parece vencer el mal, continúan las injusticias, etc. Ante esto nuestra fe puede tropezar. Podemos convertirnos en predicadores enbroncados de juicios y castigos inminentes. O podemos caer en la triste desilusión de que nuestra fe en Jesús es demasiado inocua y no surte efecto alguno para cambiar el mundo.

Y aquí tendremos que abrir el corazón a la palabra del Señor: "Vayan a contar que la Buena Noticia es anunciada a los pobres". Se tratará entonces de celebrar la Navidad con un corazón de pobres para que nuestra alegría no sea fugaz. Solamente alguien que es pobre de corazón puede alegrarse profundamente de que Dios, por amor a él, haya querido hacerse el más pobre de todos.

Y qué bueno sería poder procurarnos un poco de silencio para darnos cuenta de nuestra ceguera y de nuestra necesidad de la luz de Dios; de nuestra parálisis que nos tiene estancados en una vida pasatista; y despertar en nosotros el deseo grande de comprender la Palabra de Dios y sus caminos de salvación que curen nuestra sordera.

Una experiencia de este tipo de curación y de alegría por escuchar la Buena Noticia la relata ese gran santo que fue Agustín en el libro X de sus Confesiones: "me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera... me tocaste y deseé con ansia la paz que procede de Ti". Claro que para llegar a este punto Dios lo fue acompañando por un camino de conversión en el que se fue despojando de sus falsas riquezas: la pretensión de saberlo todo sin la luz de Dios, el orgullo de querer caminar con sus propias fuerzas, el no darse cuenta de que sus miserias necesitaban purificarse con la misericordia del Padre.

Pidamos la gracia de prepararnos también nosotros de esta manera para que la Buena Noticia llene de alegría nuestros corazones en esta Navidad.

Que María de Belén, la de corazón pobre, nos ayude en esta novena patronal. Ella se alegró porque comprendió profundamente los caminos salvíficos de Dios: "Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". Madre y patrona nuestra: ¡Ruega por nosotros!


"Los ciegos ven y los paralíticos caminan;
los leprosos son purificados y los sordos oyen;
los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres."

P. Daniel Gazze

sábado, 11 de diciembre de 2010

Evangelio Ilustrado


¡Jesús viene en camino!

Evangelio según San Mateo (11, 2-11)


(Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)

La fe y el testimonio


En el camino de Adviento la Iglesia nos presenta la figura de Juan el Bautista como el testigo que anuncia la venida del Señor. Juan, señalando a Jesús, nos dice: "Este es el Cordero de Dios" (Jn. 1, 29). La fe se apoya en el testimonio de aquel que ha visto. Juan es el último profeta enviado por Dios para preparar el camino de su Hijo. Jesucristo se nos presenta de un modo personal como presencia de Dios.

Cuando el apóstol Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre…", Jesús le responde "el que me ha visto, ha visto a mi Padre. ¿Cómo dices: Muéstranos al Padre?... Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" (Jn. 14, 8-11). Por ello la fe, para un cristiano, se apoya en este testimonio único y definitivo de Jesucristo que nos revela, con su palabra y sus obras, lo que ha visto y recibido junto a su Padre. La fe en Dios se apoya en la palabra y vida de Jesucristo, que la Iglesia conserva y nos trasmite.

Este es el sentido de la Iglesia: ser en el tiempo y en la historia presencia del mensaje y de la vida de Jesucristo para los hombres. La Iglesia, como el cristiano, que nacen de ese testimonio único de Jesucristo, tiene que ser para el mundo testigo que trasmite esta verdad. El testimonio es un elemento que hace a la credibilidad de la predicación del Evangelio. Esto supone no sólo un acto de fe en la verdad que se trasmite, sino una coherencia de vida con el contenido de esa fe. Los primeros cristianos decían: "Porque la Vida (que existía junto al Padre) se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos y se la anunciamos" (1 Jn. 1, 1-3). La coherencia de la vida cristiana con la fe recibida, es el mayor testimonio que necesita el Evangelio. Por ello la conversión debe ser una actitud permanente en la Iglesia y en la vida de cada cristiano. La solidez de la verdad de la fe, no nos exime de vivir el evangelio de la humildad y la misericordia. La santidad será siempre el mayor testimonio de una fe vivida.

El testimonio engendra confianza. Esto se refiere, también, a nuestras relaciones personales como sociales. Creo que la crisis en Argentina es de confianza. La confianza necesita apoyarse en el testimonio del otro. Hay una suerte de devaluación de la palabra que nos lleva a desconfiar lo que escuchamos. A algunos esto los lleva a encerrarse y no creer, a otros adherirse con cierto voluntarismo a promesas que escuchan. Ambas actitudes debilitan el crecimiento social y político de una comunidad. Actitud crítica sin compromiso sería la primera, militancia acrítica la segunda. Recuperar la confianza es una urgencia en la vida de la sociedad. Necesitamos discernir sobre el contenido de una propuesta, pero también apoyarnos en el testimonio y coherencia moral de quién la presenta. Decir que nuestra crisis tiene raíces morales, es un llamado a recuperar el valor de la palabra, del testimonio y la coherencia en todos los niveles de la sociedad.

Que en este Adviento dediquemos un tiempo a reflexionar sobre el significado del testimonio y la importancia de la coherencia en nuestras relaciones personales, familiares y sociales. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús.


Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

viernes, 10 de diciembre de 2010

Invitación a las familias de la Parroquia



"Cada hogar, un Nazaret.
Cada familia, una Sagrada Familia."

 Nazaret: Escuela, Taller y Templo.

Los esperamos mañana, sábado 11 de diciembre, a la reunión organizada por el equipo de Pastoral del Matrimonio y la Familia, que se realizará en el patio de la Parroquia, después de la Misa (21 hs. aproximadamente).


¡Jesús viene en camino!

"Vayan y cuenten a Juan el Bautista lo que ven y oyen:
los ciegos ven y los paralíticos caminan,
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen,
los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva."
Mt 11, 4-5