Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

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:: Homilías ::

(Clickear sobre la Biblia para leer las lecturas)


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martes, 31 de agosto de 2010

Informe Económico - Agosto de 2010

Publicamos el Informe Económico del mes de agosto de 2010.

Gracias a todos por su generosa colaboración.


A B C
1 INFORME ECONÓMICO MES: AGOSTO 2010
2


3 I N G R E S O S

4 Colectas Misas $ 2,594.60
5 Donaciones

6 Sostenimiento del culto (2%) $ 1,237.00
7


8 TOTAL $ 3,831.60
9


10 E G R E S O S

11 Gastos de Secretaría $ 32
12 Gastos Sacristía $ 165.2
13 Sueldos $ 200
14 Sostenimiento Culto

15 Arzobispado 1/3 $ 412
16 Varios: Sifón pileta San Cayetano, Capilla La Guardia
$ 3,620.00
17


18 TOTAL $ 4,429.20
19


20 Deficit del mes $ 597
21


«¡Sal de este hombre!»


Comentario del Evangelio por
San Pío de Pietralcina (1887-1968), capuchino
Ep 3, 626 et 570 ; CE 34

«¡Sal de este hombre!»

Las tentaciones no deben asustarte; es a través de ellas que Dios quiere probar y fortificar tu alma, y Él te da, al mismo tiempo, la fuerza para vencerlas. Hasta aquí tu vida ha sido la de un niño; desde ahora el Señor quiere tratarte como adulto. Ahora bien, las pruebas de un adulto son muy superiores a las de un niño, y esto explica por qué tú, al principio te has turbado tanto. Pero la vida de tu alma pronto recuperará su calma, eso no va a tardar. Ten aún un poco de paciencia, y todo irá mejorando.

Deja, pues, caer estas vanas aprehensiones. Acuérdate de que no es la sugestión del Maligno el que hace la falta sino más bien el consentimiento que se da a estas sugestiones. Solamente una voluntad libre es capaz del bien y del mal. Pero cuando la voluntad gime por el efecto de la prueba infligida por el Tentador, y cuando ella no quiere lo que éste le propone, no solamente no hay falta sino que es virtud.

Guárdate mucho de caer en una agitación cuando luchas contra tus tentaciones, porque ésto no haría sino fortificarlas. Es necesario tratarlas con desprecio y no ocuparte más de ellas. Vuelve tu pensamiento hacia Jesús crucificado, su cuerpo puesto entre tus brazos y di: «¡Ésta es mi esperanza, la fuente de mi gozo! Me uno a Ti con todo mi ser, y no te dejaré hasta que no me hayas dado seguridad».


domingo, 29 de agosto de 2010

Homilía Domical

22º Domingo del Tiempo Ordinario
Lecturas

Eclo 3, 17-18. 20.28-29
Hb 12, 18-19.22-24a
Lc 14, 1.7-14


Lo primero que llama la atención en este Evangelio es una característica del Señor que se repite en muchos episodios. Hay una especie de despreocupación por parte de Jesús acerca de las consecuencias que pueden provocar sus palabras, como si se desentendiera del efecto que produce lo que dice. Casi como si no midiera la reacción que puede desencadenar. Este aspecto de su modo de ser lo convierte en alguien atractivo, que se destaca sobre su entorno, que se mueve con libertad. Escuchamos que el suceso ocurre en casa de uno de los principales fariseos, que hay gente importante, que todos buscan los primeros lugares... ¡Y a Jesús no se le ocurre otra cosa que decir esta parábola! Es de suponer que el mensaje habrá dejado por lo menos incómodos a sus interlocutores. Esta forma de conducirse es propia de quien tiene claro su rumbo en la vida, y su "centro" no está puesto en cosas externas, sino en la propia interioridad. San Lucas relata que cuando Jesús entró ellos lo observaban atentamente. Parecería describir así el clima de tensión que se fue creando en torno a este Maestro que se presentaba con tanta soltura y espontaneidad en su conducta, y que hablaba de una manera nueva. Sin embargo, a pesar de la mirada prejuiciosa de sus anfitriones, Jesús no pierde su capacidad de decir lo que piensa. Su sinceridad, su frontalidad, su franqueza nos anima a no dejarnos enredar por el respeto humano, por no aflojar ante el "qué dirán", a no hacer depender nuestra conducta de la aprobación o desaprobación ajena.

La segunda lección que nos deja este episodio es la humildad. Jesús enseña que esta virtud no es apocamiento o empequeñecimiento de carácter, ni mucho menos fingir que no valoramos las cosas buenas que tenemos o a las que legítimamente aspiramos. Teresa de Jesús decía que la humildad es andar en verdad. Más que menospreciarse la humildad es aceptarse en la verdad de lo que somos. Con la imagen del banquete Jesús nos habla de la vida, o al menos de lo que Dios espera que ella sea para sus hijos: el banquete es símbolo de alegría, de compartir e intercambiar opiniones, de felicidad. Y eso es lo que Dios quiere que sea nuestra vida. No buscar el primer lugar en el banquete significa que el puesto que nos corresponde en la vida lo determina Otro: es Dios el que marca el lugar que tenemos que ocupar. Y ese lugar, por supuesto, no hay que dejarlo vacante. La soberbia está en pensar de modo autosuficiente, como si fuéramos nosotros los que nos asignamos el "puesto" que creemos importante, como si el sentido de nuestra vida fuera una construcción del propio yo. La gloria corresponde al que se humilla, es decir, al que reconoce cuál es el camino que Dios le señala y lo recorre.

La tercera enseñanza tiene que ver con otra característica del Evangelio. De paso, recordemos que el Evangelio, la Buena Noticia, no es tanto la doctrina sino sobre todo la persona de Jesús. Y una característica de Jesús es la gratuidad, el actuar sin segundas intenciones. No invites -nos dice- pensando en que te van a devolver: invita a quienes no pueden retribuirte. Lo aque se propone en esta recomendación no es sólo un cambio de conducta sino un cambio de mentalidad. Superar el modo estrecho de pensar propio de quien todo lo calcula en pos de beneficios y compensaciones. Es la mentalidad del "toma y daca" a la que nos acostumbra la sociedad de hoy. Cuando nos señala que los destinatarios preferenciales de nuestro obrar tienen que ser los pobres, los lisiados, los paralíticos, los ciegos, es decir, los desamparados, los marginales en todo sentido, nos está recordando la promesa que Él hizo de considerar hecho a sí mismo hasta el más insignificante gesto de amor gratuito. ¡Ni un vaso de agua quedará sin recompensa, si se ofrece con amor! Confiados en esta promesa sabemos que detrás de cada prójimo está Él en persona: el rostro del hermano es el rostro de Jesús, y esa es nuestra retribución.

Pidamos, entonces, la gracia de vivir la gratuidad, la humildad, y la libertad de Jesús.

P. Gerardo Galetto





sábado, 28 de agosto de 2010

Septiembre: mes de la Biblia


En honor a San Jerónimo al mes de Septiembre se lo llama el Mes de la Biblia. Recordemos que San Jerónimo, que murió el 30 de septiembre del año 420, fue el primer traductor de la Biblia de los textos originales, en hebreo y griego, a la lengua popular de entonces que era el latín, y a este texto de lo conoce con el nombre de la Vulgata. Este año el lema que la Campaña Bíblica Nacional nos propone es: "Tu Palabra nos da Vida. La esperanza del Pueblo amado por Dios". Este lema presenta una riqueza que nos ayuda a reflexionar.

La Biblia es un libro de Vida y de Esperanza porque da sentido, sana e ilumina la vida y el futuro del hombre. Ella nos pone en contacto con la Palabra de Dios, que es la expresión permanente del amor de Dios que no abandona a sus hijos. Esta certeza, que se hace oración en la voz del salmista, es fuente de confianza para el creyente al decir: "Señor, no abandones la obra de tus manos" (Sal. 138). La oración bíblica nos pone en contacto con Dios como creador y providente.

La Biblia, por ser el testimonio de la obra de Dios, no es un libro más. Creo que es importante para comprenderla y vivir su mensaje, descubrirnos como parte y destinatarios de este camino de Dios. No somos espectadores de una historia que leemos y que nos puede edificar, sino parte integrante de esa misma obra de Dios. Este es el comienzo de una lectura de fe. La mejor interpretación de la Palabra de Dios, por otra parte, la encontramos en la misma Biblia sobretodo, como vimos, en los textos de oración. Es un libro, decía el lema, de Vida y de Esperanza. Escuchamos, a veces, que lo religioso es algo que limita o impone cargas, parecería, según estas opiniones, que la alegría y la libertad están al margen de una vida religiosa. Todo lo contrario. Es precisamente el encuentro con la verdad de lo que somos, lo que nos hace libres y nos permite dar un sentido personal a nuestra vida. Esta es la primera certeza que nos da la Biblia, no somos algo sino alguien, y tenemos la posibilidad de un encuentro personal con Dios. Esto es motivo de gozo para el salmista, que lo hace oración: "Tu Palabra, Señor, es la verdad y la luz de mis ojos" (Sal. 18).

Jesucristo, en quién alcanza su plenitud este plan creador y providente de Dios, se nos presenta como Vida Plena que da sentido y transforma la vida del hombre: "Para esto he venido, nos dice, para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn. 10, 10). El ansia de vida, felicidad y plenitud es propia de la condición humana, diría que es un derecho que tiene todo hombre en cuanto ser espiritual. Qué importante para el hombre es saber que esto es posible, que no es una utopía sino una realidad. Aquí aparece la fuerza de la esperanza cristiana, que tiene en Jesucristo su camino, contenido y garantía. Aquella Palabra de Vida es la que se convierte en Jesucristo en Esperanza del Pueblo, que se sabe amado por Dios. Espero que este Mes de la Biblia nos sirva para descubrir e involucrarnos en esta historia de amor que tiene su origen en Dios y en nosotros sus destinatarios. Los invito a acercarse a sus parroquias donde podrán encontrar el material necesario para vivir este Mes de la Biblia.

Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oración, mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima, Nuestra Madre de Guadalupe.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

Nuestra Señora de la Guardia


FIESTA PATRONAL


Domingo 29 de agosto, 15.30 hs.
Procesión y Misa


¡¡¡LOS ESPERAMOS!!!

“…Es una Virgen 'de ojos abiertos', que hace guardia al mundo, a sus pequeñas y grandes situaciones de necesidad. Es así mi Virgen. Nos invita a lo alto y nos abre los ojos, no se resigna a obrar sola, quiere obrar sólo junto a nosotros, con nuestra adhesión de fe libre y responsable. Así ha sido conmigo y creo que hace lo mismo con quienes van a La Guardia aún hoy…”
Benedicto Pareto

Historia de Nuestra Señora de la Guardia

El 29 de Agosto de 1490 es la fecha de la primera aparición de la Virgen de la Guardia, hace ya 519 años, en el monte Figogna, cerca de Génova, Italia.

La Virgen bendita se le apareció cerca de las 10 de la mañana a un hombre llamado Benedicto Pareto. Él era un pastor ya anciano de Livellato, casado y con 2 hijos, Bartolomeo y Pasquale. Vivían en la extrema pobreza y sacaban del ganado lo necesario para vivir y vestir. Educado por sus buenos padres, amaba a Dios. Era un hombre de admirable sencillez, cultivaba y sembraba la tierra.

Pareto subía con frecuencia a la cima del monte Figogna para segar la hierba, y fue allí donde se le apareció la Virgen por primera vez. Éste fue el momento de la prodigiosa aparición; Benedicto vio delante de sí una majestuosa Señora, que con su resplandor iluminaba todo el lugar. Él se quedó sin voz y lleno de temor.

La Virgen lo reconfortó diciéndole cariñosamente:
- “Benedicto, no temas, YO SOY MARÍA, la Madre de Jesús.”

Entonces, el hombre se arrodilló y le preguntó:
- “¿Qué desea de mí, benigna Señora?”

Y María extendiendo la mano le indicó un lugar y le dijo:
- “Yo quiero que allí me edifiques una capilla.”

Benedicto respondió:
- “¡Señora, yo soy pobre!”

Pero la Virgen le dijo:
- “No tengas miedo, serás muy ayudado.”

Él concluyó:
- “Confío en Vos, oh Señora Mía, empezaré la obra que me mandas.”

Pareto corrió a su casa y apenas su mujer escuchó los relatos de la aparición, se burló y lo tomó por loco. Él terminó por creerlo. El pobre Pareto no se atrevió a hablar más de la aparición y se olvidó de cumplir la promesa.

Al día siguiente durante su trabajo se subió a una higuera para desayunar; se le rompió la rama en la que apoyaba sus pies y se cayó, quedando mal herido, con fracturas y complicaciones internas que lo llevaron al borde de la muerte. Fue llevado por unos hombres a su casa y el médico que lo atendió, no le dio esperanza. Benedicto rezaba, arrepintiéndose de corazón de no haber obedecido a la Virgen.

Sucedió esto el primer viernes de Septiembre.

María se le aparece de nuevo en su casa y le hace saber que la caída fue un aviso del cielo; le hizo renovar la promesa y subió al cielo, dejándolo completamente curado.

La sanación convenció a todos, incluso a su esposa y a sus hijos Bartolomeo y Pasquale y a mucha gente del pueblo. Esta segunda aparición, dio crédito a las palabras de Pareto y por esto le fue fácil obtener ayuda para levantar la capilla. Ésta era pequeña; en su interior había un altarcito y lugar sólo para el celebrante y pocos ministros, los demás todos afuera.

La pequeña capilla con el tiempo comenzó a no ser suficiente. Por ello, numerosas personas y familias, y todo el valle de Polcevera, trabajaron durante muchísimo tiempo para terminar en el año 1890 la actual gran basílica.


Oración
a Nuestra Señora de La Guardia


Oh María, seguro refugio nuestro, vengo a depositar en Ti toda mi confianza, para que mi alma de creyente jamás el mundo manche con su impiedad.

Oh Santísima Virgen de la Guardia, con tus resplandores ahuyentas las tinieblas del pecado, confortas a la humanidad doliente y le das fuerza para seguir por la senda de la abnegación y del sacrificio; ilumina mi entendimiento para aumentar en mi alma la fe, para recorrer el camino de la vida y conseguir al fin de ella la posesión del sumo bien.

Madre amada, acudo a Ti implorando tu protección y auxilio en todas mis necesidades y en particular (se pide la gracia deseada) si es que ella no se opone a la mayor gloria de Dios y bien de mi alma.

María misericordia,
María piedad,
María clemencia,
Consuelo de mi corazón,
En tus manos santísimas encomiendo mi espíritu,
Bajo tu guarda pongo mi vida y mi esperanza,
En Ti confío.

AMÉN.

jueves, 26 de agosto de 2010

Madre Teresa: un siglo de luz en la oscuridad



El mundo entero celebra hoy el centenario del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta. El suyo, como el de millones de religiosos, es un ejemplo de entrega total a los demás.

«Realmente nací el día en que un leproso abandonado en la calle murió en mis brazos y me dijo: ‘‘Viví como un perro, pero me voy de este mundo como un ángel’’». Un 26 de agosto de hace 100 años, nacía en la localidad de Skopje, Macedonia, Gonxha Agnes Bojaxhiu, quien más tarde tomaría el nombre de Madre Teresa de Calcuta. Ni su familia primero, ni posteriormente las hermanas de la Orden de Loreto, congregación en la que ingresó a los 18 años para poder ser misionera, se imaginarían que la joven Gonxha era la persona elegida por Jesús para poder llegar a los más pobres de entre los pobres.

«Un instrumento en las manos de Dios», así se definía a sí misma la Madre Teresa, quien durante los 50 años de su vida que dedicó a «llevar el amor de Jesús a los más necesitados» no se cansó de repetir que no era ella la que actuaba, sino Dios a través de ella, convencimiento al que llegaba gracias a su intensa vida de oración. A pesar de ser una de las figuras más admiradas en todo el mundo, por personas de todo credo y condición, ella se veía «débil, vacía, pequeña».

Su dedicación a los más necesitados comenzó cuando descubrió la pobreza de la India al ser enviada a Calcuta por la Orden de Loreto. En 1946, tras tener un encuentro místico con Cristo mientras viajaba en tren por el país asiático, la Madre Teresa decidió abandonar la protección que le brindaban los muros de la casa de su congregación en Calcuta, para acudir a los «agujeros negros» de la ciudad en busca de personas necesitadas no sólo de bienes materiales, sino también de amor y atención.

A partir de este momento, nació una orden que hoy cuenta con más de 700 casas repartidas por todo el planeta y un total de 5.000 religiosas, sin contar con el infinito número de voluntarios que, movidos por su ejemplo, invierten sus vacaciones o parte de su tiempo libre en hacer compañía a enfermos terminales recogidos de la soledad de la calle, niños discapacitados, o madres sin recursos.

Amiga de personas tan célebres y a la vez tan dispares como Fidel Castro o la princesa Diana de Gales, la Madre Teresa no distinguió de posiciones económicas ni de religiones. En sus casas se atiende a hindúes, musulmanes o budistas. Como consecuencia, la habitación en la que se encuentra su tumba, en la Casa Madre de las Misioneras en Calcuta, nunca está vacía. Alrededor de la sepultura, se encuentra siempre a gente de todos los credos y orígenes rezando.

«Con lágrimas en los ojos»

En el célebre discurso que pronunció al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1979, desafió a todos los presentes a buscar entre sus seres cercanos la pobreza que también impera en Occidente: el rechazo, la soledad, la falta de amor verdadero. Años más tarde, en 1991, se atrevía incluso a escribir una carta a los presidentes de Estados Unidos y de Iraq, George Bush padre y Saddam Hussein respectivamente, para impedir que iniciasen la Guerra del Golfo.

«Acudo a ustedes con lágrimas en los ojos y con el amor de Dios en el corazón, para rogarles por los pobres y por los que se convertirán en pobres si la guerra que todos tememos estalla. Les imploro con todo mi corazón que trabajen, que trabajen duro por la paz de Dios y por reconciliarse», son sólo algunas de las palabras de la desgarradora petición de la Madre.

Sin duda uno de los momentos más queridos de su vida fue la visita de su gran amigo, el Papa Juan Pablo II, a «Nirmal Hriday», la primera casa que la beata fundó en Calcuta y a la que más cariño guardaba por alojar en ella a los moribundos de las calles de la ciudad. «Nirmal Hriday es un lugar de sufrimiento, una casa familiarizada con la angustia y el dolor, un hogar para los indigentes y moribundos. Pero, al mismo tiempo, es un lugar de esperanza, una casa construida sobre el valor y la fe, un hogar lleno de amor. En Nirmal Hriday, el misterio del sufrimiento humano se encuentra con el misterio de la fe y el amor», decribía el Pontífice.

En 1997, a los 87 años de edad, la vida de la «Santa de Calcuta» se apagaba. Seis años más tarde era proclamada beata. Juan Pablo II había autorizado la apertura del proceso de beatificación sin esperar los años reglamentados. Ahora, la Iglesia analiza los milagros que la llevarán a los altares.

«Si alguna vez llego a ser santa, seguramente seré una santa de la oscuridad. Estaré continuamente ausente del Cielo, para encender la luz de aquellos que en la Tierra están en la oscuridad».
Actos en todo el planeta

1. Roma


El próximo 5 de septiembre se celebrará una Santa Misa en la basílica de San Lorenzo en Dámaso, con la participación de las comunidades de vida contemplativa fundadas por la beata.


2. India


En la Casa Madre de las Misioneras en Calcuta se celebrará hoy una Eucarística por la religiosa. El 29 de agosto, Nueva Delhi acogerá una conmemoración pública con la presencia del presidente indio. Además, se presentará la moneda dedicada a la beata.


3. Albania/Kosovo


Los homenajes aumentan en aquellos lugares significativos de la existencia de Madre Teresa. Un ejemplo son las calles de la capital albana, adornadas con la bandera del país y banderillas en blanco y azul, los colores del «sari» que utilizaba la religiosa. En ambos países se ha proclamado el 2010 «Año de Madre Teresa».


4. Estados Unidos


El edificio «Hutchinson Metro Center» del barrio del Bronx en Nueva York se iluminará de azul y blanco, al igual que el portaviones «Intrepid», anclado en la bahía de Manhattan.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Puros de corazón y no sepulcros blanqueados


Comentario del Evangelio de hoy:

San Gregorio de Nisa (hacia 335-395), monje y obispo
Homilía 6 sobre las Bienaventuranzas; PG 44,1269

«Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8)


La salud del cuerpo es un bien para la vida humana. Ahora bien, se es dichoso no sólo por conocer la definición de salud, sino por vivir en buena salud... El Señor Jesús no dice que se es dichoso por saber alguna cosa referente a Dios, sino que se es feliz por la posesión de él dentro de sí. En efecto, «dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). No dice que Dios se deja ver por cualquiera que haya purificado la mirada de su alma...; en otra parte lo dice más claramente: «El Reino de Dios está dentro de vosotros» (Lc 17,21). Esto es lo que nos enseña: el que ha purificado su corazón de toda criatura y de toda atadura desordenada, ve la imagen de la naturaleza divina en su propia belleza...
Hay en ti, en cierta medida, una capacidad para ver a Dios. El que te ha formado ha depositado en tu ser una inmensa fuerza. Dios, al crearte, ha encerrado en ti la sombra de su propia bondad de manera semejante a cuando se imprime el dibujo de un sello en la cera. Pero al pecado ha escondido esta huella de Dios; ha quedado escondida bajo unas manchas. Si a través de una vida perfecta purificas las manchas fijadas en tu corazón, la belleza divina brillará de nuevo en ti. De la misma manera que un pedazo de hierro del que se ha quitado su herrumbre brilla bajo la luz del sol, igualmente ocurre en el hombre interior: en lo que el Señor llama «corazón», encontrará de nuevo la semejanza con su modelo cuando haya quitado las manchas de herrumbre que estropeaban su belleza.

domingo, 22 de agosto de 2010

Homilía Dominical

21º Domingo del Tiempo Ordinario
Lecturas

Is 66, 18-21
Hb 12, 5-7. 11-13
Lc 13, 22-30


En el Evangelio de hoy Jesús resalta una característica de la enseñanza suya, que no siempre fue entendida por sus interlocutores: la universalidad de la salvación. Efectivamente, todas las religiones se plantean preguntas como: ¿qué hay que hacer para salvarse?, ¿quiénes son los que se salvan?, ¿son pocos los que se salvan? Esta última es la pregunta que le dirige alguien de la multitud a Jesús, y lo que motiva la respuesta del Señor. En primer lugar, llama la atención que la imagen utilizada para ilustrar la salvación sea la de un banquete. Es una metáfora que sugiere alegría, felicidad, vida. Eso es la salvación, que por otra parte, no tiene un carácter meramente individual. En un banquete se comparte la comida, la mesa, la conversación. Compartir es una actitud propia del anuncio cristiano, ya que la salvación tiene un tinte eminentemente social.

Y Jesús dice que son muchos los que vendrán a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios. Al celebrar la Eucaristía, anticipo real del banquete definitivo, escuchamos que Jesús vuelve a derramar su sangre por nosotros y por muchos para el perdón de los pecados. Esto significa que la voluntad de Dios es que nadie se quede afuera de la salvación, por eso el Evangelio subraya que no hay pre requisitos raciales, ni culturales, ni geográficos: vendrán del norte y del sur, de oriente y de occidente a ocupar su lugar en el Reino. Es una tentación pensar que la religión es para pocos: los buenos, los sabios, los puros, los iluminados...¡siempre podemos hacer listas de lo que nos parece a nosotros que debería ser la condición para salvarse! Por eso, aceptar la salvación supone cambiar de mentalidad.

A este cambio se refiere la expresión de que los últimos serán los primeros. Ante todo, la frase tiene que ver con la situación de los interlocutores de Jesús, pertenecientes al pueblo de Israel. A ellos Dios les habló primero; nosotros, que provenimos de las naciones paganas, llegamos último, pero también estamos invitados al banquete. Eso es lo que no pudieron entender muchos dirigentes religiosos del tiempo de Jesús. También la expresión refiere al cambio necesario en cuanto a los criterios de este mundo que nos enseña a competir, a superar, a ganarle al otro, a llegar "primero"... Los criterios del evangelio tienen otra lógica, del desprendimiento de la libertad interior, del servicio... Quien vive pensando en "primerear" seguramente no entenderá nada del mensaje de Jesús.

Ahora bien, también es cierto que la salvación ofrecida gratuitamente a todos no es una cuestión automática. Lo que Dios nos regala necesita de nuestra respuesta personal, libre y comprometida. Por eso el Señor habla de entrar por la puerta estrecha. Esta metáfora hace referencia al esfuerzo necesario para corresponder al amor generoso de nuestro Padre, ya que los que obran el mal no pueden alegar otros títulos para evitar el proceso de conversión. La salvación supone el compromiso responsable del creyente, que en su libertad tiene que decidirse. También hay que reconocer que la puerta estrecha es más que una invitación al voluntarismo moral: es una invitación a la sabiduría, al discernimiento, a la capacidad de reconocer cuáles son las cosas verdaderamente importantes en la vida. El episodio que proclamamos tiene lugar cuando Jesús subía a Jerusalén. La ciudad Santa está rodeada de murallas, y tiene muchas puertas. A veces en la vida todos podemos equivocarnos al pensar que la única que vale es "la puerta grande", cuando en realidad el Evangelio nos invita a mirar de otra manera. ¡Cuántas puertas que parecen "grandes" e "importantes" y que no conducen a ningún lugar! ¡No tienen salida! Jesús nos invita a reconocer que "lo pequeño", "lo cotidiano", lo que puede parecer estrecho y monótono en la vida de todos los días es muchas veces la "puerta" para abrir el Reino de Dios.

Y por último, recordemos con gratitud que nosostros ya hemos pasado la "puerta", ya hemos ingresado a la salvación. Desde el Bautismo hemos sido incorporados a Cristo Resucitado: ahora tenemos que mantener viva esta realidad.

P. Gerardo Galetto

Evangelio Ilustrado


¡Que no te cierren las puertas!

Evangelio según San Lucas (13, 22-30)


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sábado, 21 de agosto de 2010

San Pío X, modelo de Pastor



Audiencia General
San Pío X, modelo de pastor
S.S. Benedicto XVI
Agosto 18, 2010

¡Queridos hermanos y hermanas!

Hoy quisiera detenerme en la figura de mi Predecesor san Pío X, cuya memoria litúrgica se celebra el sábado próximo, subrayando algunos de sus rasgos que pueden ser útiles también para los Pastores y los fieles de nuestra época.

Giuseppe Sarto, así se llamaba, nacido en Riese (Treviso) en 1835 de familia campesina, tras los estudios en el Seminario de Padua fue ordenado sacerdote a los 23 años. Primero fue vicepárroco en Tombolo, luego párroco en Salzano, después canónigo de la catedral de Treviso con el cargo de canciller episcopal y director espiritual del Seminario diocesano. En estos años de rica y generosa experiencia pastoral, el futuro Pontífice mostró ese profundo amor a Cristo y a la Iglesia, esa humildad y sencillez y esa gran caridad hacia los más necesitados, que fueron características de toda su vida. En 1884 fue nombrado obispo de Mantua y en 1893 Patriarca de Venecia. El 4 de agosto de 1903, fue elegido Papa, ministerio que aceptó con vacilación, porque no se consideraba a la altura de una tarea tan elevada.

El Pontificado de san Pío X ha dejado un signo indeleble en la historia de la Iglesia, y se caracterizó por un notable esfuerzo de reforma, sintetizada en el lema Instaurare omnia in Christo, “Renovar todas las cosas en Cristo”. Sus intervenciones, de hecho, abarcaron los diversos ámbitos eclesiales. Desde el principio se dedicó a la reorganización de la Curia Romana; después dio luz verde a los trabajos de la redacción del Código de Derecho Canónico, promulgado por su sucesor Benedicto XV. Promovió, además, la revisión de los estudios y del camino de formación de los futuros sacerdotes, fundando también varios Seminarios regionales, equipados con buenas bibliotecas y profesores preparados. Otro sector importante fue el de la formación doctrinal del Pueblo de Dios. Desde los años en que era párroco había redactado él mismo un catecismo, y durante el episcopado en Mantua había trabajado para que se llegase a un catecismo único, si no universal, al menos italiano. Como auténtico pastor, había comprendido que la situación de la época, también por el fenómeno de la emigración, hacía necesario un catecismo al que todo fiel pudiera referirse independientemente del lugar y de las circunstancias de la vida. Como Pontífice preparó un texto de doctrina cristiana para la diócesis de Roma, que se difundió después en toda Italia y en el mundo. El Catecismo llamado “de Pío X” fue para muchos una guía segura en el aprendizaje de las verdades de la fe por su lenguaje sencillo, claro y preciso y por su eficacia expositiva.

Notable atención dedicó a la reforma de la Liturgia, en particular de la música sacra, para llevar a los fieles a una vida de oración más profunda y a una participación en los Sacramentos más plena. En el Motu Proprio Tra le sollecitudini (1903), afirma que el verdadero espíritu cristiano tiene su primera e indispensable fuente en la participación activa en los sacrosantos misterios y en la oración pública y solemne de la Iglesia (cfr ASS 36[1903], 531). Por esto recomendó acercarse a menudo a los Sacramentos, favoreciendo la frecuencia cotidiana a la Santa Comunión, bien preparados, y anticipando oportunamente la Primera Comunión de los niños hacia los siete años de edad, “cuando el niño comienza a razonar”: dice así. (cfr S. Congr. de Sacramentis, Decretum Quam singulari : AAS 2[1910], 582).

Fiel a la tarea de confirmar a los hermanos en la fe, san Pío X, frente a algunas tendencias que se manifestaron en el ámbito teológico a finales del siglo XIX y a principios del XX, intervino con decisión, condenando el Modernismo, para defender a los fieles de las concepciones erróneas y promover una profundización científica de la Revelación en consonancia con la Tradición de la Iglesia. El 7 de mayo de 1909, con la Carta apostólica Vinea electa, fundó el Pontificio Instituto Bíblico. Los últimos meses de su vida fueron amargados por el estallido de la guerra. El llamamiento a los católicos del mundo, lanzado el 2 de agosto de 1914 para expresar “el acerbo dolor” de aquella hora, era el grito sufriente del padre que ve a los hijos enfrentarse uno contra el otro. Murió poco después, el 20 de agosto, y su fama de santidad empezó a difundirse pronto entre en pueblo cristiano.

Queridos hermanos y hermanas, san Pío X nos enseña a todos que en la base de nuestra acción apostólica, en los diversos campos en que trabajamos, debe haber siempre una íntima unión personal con Cristo, que hay que cultivar y acrecentar día tras día. Éste es el núcleo de toda su enseñanza, de todo su compromiso pastoral. Sólo si estamos enamorados del Señor, seremos capaces de llevar a los hombres a Dios y abrirles a Su amor misericordioso, y abrir así el mundo a la misericordia de Dios.

[En español dijo]

Saludo a los grupos de lengua española, en particular a los peregrinos de la Diócesis de Orihuela-Alicante, de Las Palmas de Gran Canaria, de Rosario, en Argentina, y de otros países latinoamericanos. Loss aliento a ponersus ojos en el Papa san Pío Décimo. Acogiendo sus enseñanzas, cultiven intensamente la amistad con Cristo y sean testigos de su amor. Que Dios los bendiga.

[Llamamiento final]

Mi pensamiento va en este momento a las queridas poblaciones de Paquistán, afectadas recientemente por una gran inundación, que ha provocado numerosísimas víctimas y ha dejado a muchas familias sin casa.

Mientras confío a la bondad misericordiosa de Dios a cuantos han desaparecido trágicamente, expreso mi cercanía espiritual a sus familiares y a todos aquellos que sufren a causa de esta calamidad. Que no falte a estos hermanos nuestros, tan duramente probados, nuestra solidaridad y la ayuda concreta de la solidaridad internacional.

(Traducción del original italiano por Inma Álvarez)

viernes, 20 de agosto de 2010

Día del Catequista


Como todos los años, el 21 de Agosto, fiesta de san Pío X, la Iglesia celebra el Día del Catequista. Considero esta fecha como un día de valoración, de reconocimiento y de gratitud hacia cada uno de nuestros catequistas. En primer lugar debemos valorar la catequesis que se ubica en la línea de la transmisión y el crecimiento de la fe, forma parte de la tarea docente de la Iglesia. Podemos decir que pertenece a esa primera mediación a través de la cual se comunica el contenido y la vivencia de la fe: su marco es la Palabra de Dios.

Por ello, son los padres los primeros catequistas. El catequista será quién acompaña e inicia a los niños o adultos, mediante su preparación y testimonio, a ingresar en la vida de la comunidad cristiana para vivir y celebrar su fe. Así veo y considero la misión del catequista, como un medio providencial entre la familia y la comunidad cristiana. Es una de las tareas que más debemos valorar en la vida de nuestras comunidades.

Si en la valoración de la catequesis se miraba más bien su misión en la Iglesia, en el reconocimiento nos detenemos más en la persona del catequista. Hoy quiero reconocerles su tiempo al servicio de la Iglesia. El tiempo es nuestro, nos pertenece. Dedicar nuestro tiempo a algo es un acto de libertad que no se puede imponer. La presencia y generosidad de los catequistas en nuestras comunidades es una riqueza de la Iglesia. Sabemos que esta misión, además del testimonio personal y de comunión eclesial, requiere una constante preparación, sea en términos de contenidos como de metodología. El estudio y actualización son una dimensión que hace al buen desempeño del catequista. Por ello, al tiempo que reconozco su dedicación, los animo a no descuidar este aspecto que hace al desarrollo de la formación y al crecimiento en la fe.

Finalmente, queridos catequistas, siento la necesidad de agradecerles. Me parece que el solo reconocimiento no alcanza, porque se queda a nivel de la justicia. La gratitud, en cambio, le agrega a la justicia una nota de relación personal que nos hace bien y nos ayuda a crecer en comunión eclesial. La gratitud crea vínculos de amistad y eleva el nivel de nuestras relaciones. Estas cosas simples, y aparentemente pequeñas, son las que van creando un ámbito de relación y de pertenencia en la Iglesia que fortalecen la vida y fecundidad pastoral. No quiero olvidarme que estamos celebrando este año nuestro Congreso Catequístico Arquidiocesano, camino hacia el III Congreso Catequístico Nacional y bajo el lema: "Anticipar la Aurora: Construir la Esperanza". Estos acontecimientos que hacen, en primer lugar, a la vida de la catequesis tienen, sin embargo, un fuerte significado para la vida y la presencia de la Iglesia en el mundo. Si elevamos el nivel de la catequesis, elevamos también, el nivel y la presencia de la Iglesia y la vida cristiana en el mundo.

Reciban en este día, queridos catequistas, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición de Padre y amigo en el Señor Jesús y Nuestra Madre de Guadalupe.



Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

jueves, 19 de agosto de 2010

San Ezequiel Moreno OAR

San Ezequiel Moreno OAR

Ezequiel Moreno y Díaz nació el 9 de abril de 1848 en Alfaro, Rioja, España, en el seno de una humilde familia con gran devoción católica. Sus padres fueron Félix Moreno y Josefa Díaz. Desde muy niño descubrió su vocación a la vida religiosa y el 21 de septiembre de 1884 ingresó como religioso en el convento español de los agustinos recoletos en Monteagudo, Navarra. Al año siguiente hizo su profesión religiosa. En 1870 viajó a Manila, Filipinas, donde se desempeñó como misionero. En 1871 fue ordenado sacerdote y destinado a Mindoro donde continuó sus actividades misioneras. Poco tiempo después se enfermó de paludismo y regresó a Manila.

Más tarde fue nombrado superior del convento de Monteagudo y volvió a España para dedicarse a la formación de los futuros religiosos misioneros.

En 1888 viajó a Colombia a la cabeza de un grupo de misioneros agustinos recoletos. En este país empezó a reactivar las misiones y en 1893 fue nombrado obispo titular de Pinara y vicario apostólico de Casanare. En 1895 fue nombrado Obispo de Pasto. Cuando se le comunicó la noticia, le vino a la mente una pregunta angustiante: “¿Me habré hecho indigno de sufrir por Dios, mi Señor?” Sin embargo, en su nueva misión le esperaban situaciones mucho más difíciles y amargas: humillaciones, burlas, calumnias, persecuciones e incluso el abandono de parte de sus superiores inmediatos. San Ezequiel desempeñó su nueva tarea con la eficacia y generosidad que lo caracterizaban, superando todos y cada uno de los numerosos obstáculos con que se encontró.

En 1905 se le diagnosticó cáncer y ante las reiteradas súplicas de los fieles y de los religiosos de su Orden, al año siguiente volvió a España para operarse. La operación no tuvo éxito y San Ezequiel, firme en su fe, se retiró al convento de Monteagudo, España, donde murió el 19 de agosto de 1906.

Su fama de santidad creció rápidamente, sobre todo en Colombia. Fue beatificado por el Papa Pablo VI en 1975 y el 11 de octubre de 1992 fue canonizado por el Papa Juan Pablo II . San Ezequiel Moreno es considerado como el especial intercesor ante Dios por los enfermos de cáncer y uno de los más grandes apóstoles de la Evangelización de América.

En Santa Fe se lo venera especialmente en la parroquia San José de la Orden de Frailes Agustinos Recoletos, cuya escuela secundaria -recientemente creada- lleva por nombre "San Ezequiel Moreno".

"Si no hubiera sufrimientos, pocos se acordarían de que hay Dios." San Ezequiel


ORACIÓN


Señor, que aprendamos a imitar el ejemplo de San Ezequiel.

Que el sufrimiento nos purifique y nos acerque a Vos.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.


martes, 17 de agosto de 2010

Abrazo simbólico en reclamo de seguridad


El Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, presidido por el Sr. Arzobispo Mons. José María Arancedo, se adhiere a la iniciativa de los padres de la comunidad educativa del Colegio “Antonia María Verna”, de la ciudad de Santa Fe, y apoya la realización del Abrazo Simbólico y la manifestación pacífica “Unidos por la seguridad”, organizado para el Sábado 21 de agosto a las 15,00 hs.


Se ruega a todos los sacerdotes y laicos dar amplia difusión a esta iniciativa e invitar a quienes así lo deseen a adherir a la petición que se hará al Sr. Gobernador, firmando la planilla de adhesión.


También las comunidades de otras ciudades y localidades del interior de la Arquidiócesis pueden participar de este gesto simbólico a favor de la seguridad, invitando a los fieles a firmar la mencionada planilla de adhesión.


Hasta el viernes 20 de agosto se recibirán las planillas con las firmas, en la portería del Arzobispado, o en el mismo Colegio Verna.

domingo, 15 de agosto de 2010

Homilía Dominical

20° Domingo del Tiempo Ordinario
Lecturas
Ap 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10b
Co 15, 20-27a
Lc 1, 39-56


Hoy la Iglesia nos presenta esta solemnidad de la Asunción de María al cielo: celebramos la glorificación corporal de la Madre de Dios, el autor de toda vida. Esta devoción mariana resalta aspectos de nuestra fe cristiana, importantes para nuestra cotidianeidad. Fundamentalmente, el mensaje central de esta fiesta es el triunfo de la vida sobre la muerte: porque Cristo resucitó, la muerte no tiene la última palabra. Lo que hoy contemplamos en la Virgen, es el anticipo de lo que esperamos alcanzar todos nosotros: la plenitud de nuestra condición humana. Eso es precisamente la "gloria" que tanto anhelamos, y para lo cual fuimos creados. Todo hombre y mujer que viene a este mundo tiene como designio final de Dios alcanzar la "gloria", o lo que es lo mismo, la "Vida" con mayúsculas.

Si dejamos fluir los deseos más hondos de nuestro corazón escuchamos esta vocación a la "Vida", que tiene que ver con nuestra semejanza con Dios. El anhelo de infinito, la alegría por las cosas de este mundo pero al mismo tiempo la insatisfacción que experimentamos ante lo terreno, la nostalgia de "más" vida, de "más" belleza, de "más" amor, de "más" plenitud... Ese impulso hacia lo "más" es el dinamismo de nuestra experiencia humana y de la fe cristiana, que aclara el sentido de esa búsqueda: "nos hiciste Señor para tí, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti", explica san Agustín. Sin embargo, esta pasión por la gloria esconde el peligro de desfigurar lo que Dios nos ofrece, cuando la buscamos en un proyecto centrado en el propio yo, un estilo de vida que no lo incluye a El. "Por el pecado entró la muerte en el mundo".

En la sagrada Escritura, "muerte" no es sólo el fin de la vida biológica. La muerte es todo lo que ensombrece nuestra vida, todo lo que le quita plenitud, todo lo que frustra el brillo original que Dios espera de sus creaturas. "Muerte" es también cuando elegimos lo que empaña la imagen de "gloria" que fue impresa por la Creación y el Bautismo en nosotros. Por eso, el triunfo de la vida sobre la muerte, también depende de nosotros y de nuestra responsabilidad. En María, la glorificación corporal que hoy le reconocemos, fue ante todo gracia de Dios, que la libró de todo pecado, pero también culminación de todo un modo de vivir: un proyecto hecho de escucha, de apertura, de servicio. Una vida hecha de alabanza, de gratitud, de reconocimiento. Una actitud humilde que no le impide reconocer la grandeza de lo que le estaba sucediendo: ante Isabel, María reconoce que ¡Dios hace en ella cosas grandes!

Hoy, entonces, le pedimos a María que sepamos reconocer esta propuesta de vida plena en lo cotidiano nuestro. Es cierto que esto supone mucha advertencia, mucha atención, mucho discernimiento. La primera lectura habla del combate de la Mujer contra el Dragón, que quiere devorar a su hijo. En esta lucha nosotros también tenemos que protagonizar, y comprometernos para que también la vida triunfe sobre la muerte en todos los que están amenzados por el dolor, la pobreza, la soledad, la marginalidad, la enfermedad, la discriminación. Pedimos la vigilancia necesaria para no dejarnos engañar, y para no elegir caminos que frustren la vida plena que Dios nos ofrece, que brilla en Cristo Resucitado y en esta Mujer, por quien nuestra humanidad ya está en la gloria.

P. Gerardo Galetto

Evangelio Ilustrado


La Asunción de María
en cuerpo y alma a los cielos


Evangelio según San Lucas (1,39-56)


(Clickear sobre la imagen para ver tamaño completo)



El dogma de la Asunción de María Santísima

El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.

Este dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, el 1º de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentissimus Deus:

"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".

Ahora bien, ¿por qué es importante que los católicos recordemos y profundicemos en el dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo? El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica responde a este interrogante:

"La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos" (#966).

La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos del Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma ya glorificada en el Cielo, es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección.

Más aún, la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es un dogma de nuestra fe católica, expresamente definido por el Papa Pío XII hablando "ex-cathedra". Y ¿qué es un dogma? Puesto en los términos más sencillos, "dogma" es una verdad de Fe, revelada por Dios (en la Sagrada Escritura o contenida en la Tradición), y que además es propuesta por la Iglesia como realmente revelada por Dios.

En este caso se dice que el Papa habla "ex-cathedra", es decir, que habla y determina algo en virtud de la autoridad suprema que tiene como Vicario de Cristo y Cabeza Visible de la Iglesia, Maestro Supremo de la Fe, con intención de proponer un asunto como creencia obligatoria de los fieles Católicos.

El Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica (#966) nos lo explica así, citando a Lumen Gentium 59, que a la vez cita la Bula de la Proclamación del Dogma:

"Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte".

Y el Papa Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción, explica esto mismo en los siguientes términos:

"El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio" (JP II, 2-julio-97).

"Contemplando el misterio de la Asunción de la Virgen, es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos" (JP II , Audiencia General del 9-julio-97).

Continúa el Papa: "María Santísima nos muestra el destino final de quienes `oyen la Palabra de Dios y la cumplen' (Lc. 11, 28). Nos estimula a elevar nuestra mirada a las alturas, donde se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret, ya en la gloria celestial" (JP II, 15-agosto-97)

Los hombres y mujeres de hoy vivimos pendientes del enigma de la muerte. Aunque lo enfoquemos de diversas formas, según la cultura y las creencias que tengamos, aunque lo evadamos en nuestro pensamiento, aunque tratemos de prolongar por todos los medios a nuestro alcance nuestros días en la tierra, todos tenemos una necesidad grande de esa esperanza cierta de inmortalidad contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección.

Mucho bien haría a muchos cristianos oír y leer más sobre este misterio de la Asunción de María, el cual nos atañe tan directamente. ¿Por qué se ha logrado colar la creencia en el mito pagano de la re-encarnación entre nosotros? Si pensamos bien, estas ideas extrañas a nuestra fe cristiana se han ido metiendo en la medida que hemos dejado de pensar, de predicar y de recordar los misterios, que como el de la Asunción, tienen que ver con la otra vida, con la escatología, con las realidades últimas del ser humano.

El misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra, sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen María y los Angeles y Santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.

:: La Fiesta de la Asunción en la Enciclopedia Católica

:: Más sobre La Asunción de María

:: Constitución Apostólica "Munificentissimus Deus"

Fuente: ACI Prensa


sábado, 14 de agosto de 2010

Fiesta de la Asunción de la Virgen María


La devoción a la Virgen María forma parte de la fe católica. ¿Qué significa esto? La fe cristiana en un sentido se refiere sólo a Dios, pero, y esto es lo importante, también a su obra. El Dios de la fe cristiana no es un principio creador del mundo que permanece ajeno a la vida de los hombres. No. Es un Dios que, además de ser creador, es un Padre providente que acompaña al hombre. Esta es la certeza y confianza de la fe que nos enseña la Biblia, y que se hace oración al decir: "Señor, no abandones la obra de tus manos" (Sal 138).

Este obrar providente de Dios se hizo historia de salvación en Jesucristo. Él ha venido para ser, dentro del plan de Dios, la palabra y presencia definitiva que acompaña al hombre como "Camino, Verdad y Vida" (Jn 14,6). Sólo desde esta perspectiva del proyecto de Dios, cumplido en Jesucristo, es posible comprender el sentido y la devoción a la Virgen María.

¿Quién es, entonces, la Virgen, vista desde este plan providente de Dios? La mujer elegida para ser la madre de Nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que hace de ella una mujer única y que ocupa, por ello, un lugar propio en la devoción del pueblo cristiano. A ella la vemos como hija predilecta de Dios Padre y la madre de Jesucristo. En ella reconocemos el camino de Dios hacia nosotros. Toda su vida será un referirse a Jesucristo. El relato de las bodas de Caná nos muestra cómo es esta misión de María dentro del plan de Dios: "Hagan todo lo que Él les diga", les dice a los discípulos (Jn. 2, 5). Es madre, pero también la primera discípula de su Hijo. Luego, a los pies de la Cruz, recibe de su Hijo un encargo que marca su vida: "Mujer, aquí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Aquí tienes a tu madre" (Jn19, 26-27). En esta palabra de Jesucristo podemos ver el comienzo de esa devoción de los primeros cristianos a la Santísima Virgen; luego de su muerte, recordarán en ellas la misión que Jesucristo le había encomendado. Por ello, podemos decir que la devoción a María es fidelidad a la Palabra de Jesucristo.

En la Fiesta de la Asunción recordamos, precisamente, la presencia de María junto a Dios desde el día de su muerte o tránsito a la vida eterna. Aquel encargo de su Hijo, ella lo sigue cumpliendo con nosotros, nos acompaña, es nuestra Madre; pero también debemos saber escuchar aquella otra que les dijo a los discípulos, y que hoy nos la sigue diciendo a nosotros, "hagan todo lo que Él les diga". Por ello una auténtica devoción a la Virgen es signo y garantía de fidelidad a Jesucristo. No tenemos que estar a la espera de nuevos mensajes, si ella algo nos dice es que escuchemos y vivamos el Evangelio que su Hijo nos ha dejado. El criterio para discernir cualquier mensaje atribuido a Ella es Jesucristo. El encuentro con Él es principio de conversión y de vida nueva. Este es el mejor regalo que le podemos hacer a ella, y que da solidez evangélica a nuestra devoción mariana. Que en esta Fiesta de la Virgen se cumplan, a través de la gratitud y testimonio de cada uno de nosotros, aquellas palabras proféticas que ella dijo en su Canto de alabanza a Dios: "En adelante todas las generaciones me llamarán feliz" (Lc 1, 48). Sí, hoy te llamamos "feliz" y te agradecemos.

Que la confianza de sabernos protegidos por el amor de Nuestra Madre, nos lleve al encuentro de Jesucristo para seguir su camino y las enseñanzas de su Evangelio. Reciban de su Obispo mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

viernes, 13 de agosto de 2010

IACS: Seminario sobre "Libros Sapienciales"

SEMINARIO sobre "LIBROS SAPIENCIALES"
Pbro. Lic. Olidio Panigo

Destinado a: Catequistas, Profesores de Enseñanza Religiosa, Agentes Pastorales, Integrantes de Grupos Bíblicos y fieles en general.

Días: miércoles 1°, 8, 15 de septiembre; 6, 13, 20 de octubre; 3, 10 de noviembre de 2010.

Horario: 19:00 hs. a 21:00 hs.

Lugar: Colegio "Nuestra Señora del Huerto". San Jerónimo 2143 - SANTA FE.

Inscripción: $ 40


INFORMES E INSCRIPCIONES: viernes 20 y 27 de agosto de 2010 en el horario de 19:30 hs.a 22:00 hs.
Secretaría Técnica del IACS

Invitación

LIBRERÍA ARQUIDIOCESANA PABLO VI
invita a


Charla sobre el Cardenal John Henry Newman


Cngo. Pbro. Ricardo Mauti

Dirigido a: Catequistas, Agentes Pastorales, Profesores de Enseñanza Religiosa, Fieles en general

Día: 24 de agosto de 2010

Hora: 20:30 horas

Lugar: San Martín 1968 (local de la Librería Pablo VI)

Teléfono : 0342-4584488

Mail: libreriapablo@arzobispadosantafe.arnetbiz.com.ar

jueves, 12 de agosto de 2010

"Santidad cotidiana para transformar el mundo"


VATICANO, 11 Ago. 10 / 09:34 am (ACI)

En su habitual catequesis de la audiencia general de este miércoles que presidió en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo ante unas cuatro mil personas, cupo máximo de este recinto, el Papa Benedicto XVI hizo una profunda reflexión sobre el martirio y como este acto constituye expresión total del amor a Dios. Esta entrega de muchos hermanos, explicó, constituye un gran aliciente para luchar por la santidad cotidiana que transforme al mundo.

El Santo Padre recordó al iniciar su catequesis a una serie de mártires de diversas épocas como San Lorenzo, del siglo III; San Ponciano, Papa, el sacerdote San Hipólito; y más recientemente a Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) y San Maximiliano Kolbe, quienes murieron por la fe durante la Segunda Guerra Mundial; a quienes la Iglesia recuerda en estos días.

"¿Dónde se funda el martirio? La respuesta es simple: en la muerte de Jesús, en su sacrificio supremo de amor, consumado en la Cruz para que pudiéramos tener vida. Cristo es el siervo sufriente del que habla el profeta Isaías, que se ha donado a sí mismo en rescate por muchos. Él exhorta a sus discípulos, a cada uno de nosotros, a tomar cada día la propia cruz y seguirlo en el camino del amor total a Dios Padre y a la humanidad", señaló el Papa.

Con la lógica del grano de trigo que muere en la tierra para dar fruto, continuó Benedicto XVI, "el mártir sigue al Señor hasta el final, aceptando libremente morir por la salvación del mundo, en una prueba suprema de fe y de amor".

La fuerza del martirio, dijo luego el Papa Benedicto, nace "de la profunda e íntima unión con Cristo, porque el martirio y la vocación al martirio no son el resultado de un esfuerzo humano, sino la respuesta a una iniciativa y a una llamada de Dios, son un don de Su gracia, que hace capaces de ofrecer la propia vida por amor a Cristo y a la Iglesia, y así al mundo".

"Si leemos –prosiguió– la vida de los mártires nos quedamos asombrados por la serenidad y el coraje de afrontar el sufrimiento y la muerte: la potencia de Dios se manifiesta plenamente en la debilidad, en la pobreza de quien se confía a Él y pone sólo en Él la propia esperanza".

Es importante subrayar, precisó el Santo Padre, "que la gracia de Dios no suprime o sofoca la libertad de quien afronta al martirio, sino que al contrario la enriquece y la exalta: el mártir es una persona sumamente libre, libre en relación al poder, al mundo, una persona libre, que en un único acto definitivo dona a Dios toda su vida, es un supremo acto de fe, de esperanza y de caridad, se abandona en las manos de su Creador y Redentor, sacrifica la propia vida para ser asociado en modo total al Sacrificio de Cristo en la Cruz".

"En una palabra, el martirio es un gran acto de amor en respuesta al inmenso amor de Dios", destacó.

Tras recordar que probablemente "no estemos llamados al martirio", el Papa advirtió que "ninguno de nosotros está excluido de la llamada divina a la santidad, a vivir en alta medida la existencia cristiana y esto implica tomar la cruz de cada día sobre sí".

Finalmente Benedicto XVI indicó que "todos, sobre todo en nuestro tiempo en el que parecen prevalecer el egoísmo y el individualismo, debemos asumir como primer y fundamental esfuerzo aquel de crecer cada día en un amor más grande a Dios y a los hermanos para transformar nuestra vida y transformar así también nuestro mundo".

En su saludo en español al final de la catequesis, el Santo Padre se dirigió de manera particular a "los grupos de fieles venidos de España, México y otros Países Latinoamericanos" y recordó que "Dios nos llama a todos a la santidad. Nos llama a seguir más de cerca de Cristo, esforzándonos en transformar este mundo con la fuerza del amor a Dios y a los hermanos".

"Fijándonos en el ejemplo de los santos y los mártires, pidamos al Señor que inflame nuestros corazones, para que seamos capaces de amar como Él nos ha amado. Que Dios os bendiga".

miércoles, 11 de agosto de 2010

Santa Clara de Asís

"El amor que no puede sufrir no es digno de ese nombre."
Santa Clara

Clara nació en Asís el año 1193.

Fue conciudadana, contemporánea y discípula de San Francisco y quiso seguir el camino de austeridad señalado por él, a pesar de la durísima oposición familiar.

Si retrocedemos en la historia, vemos a la puerta de la iglesia de Santa María de los Ángeles (llamada también de la Porciúncula), distante un kilómetro y medio de la ciudad de Asís, a Clara Favarone, joven de dieciocho años, perteneciente a la familia del opulento conde de Sasso Rosso.

En la noche del Domingo de Ramos, Clara había abandonado su casa, el palacio de sus padres, y estaba allí, en la iglesia de Santa María de los Ángeles. La aguardaban san Francisco y varios sacerdotes, con cirios encendidos, entonando el Veni Creator Spiritus.

Dentro del templo, Clara cambia su ropa de terciopelo y brocado por el hábito que recibe de las manos de Francisco, que corta sus hermosas trenzas rubias y cubre la cabeza de la joven con un velo negro. A la mañana siguiente, familiares y amigos invaden el templo. Ruegan y amenazan. Piensan que la joven debería regresar a la casa paterna. Grita y se lamenta el padre. La madre llora y exclama: "Está embrujada". Era el 18 de marzo de 1212.

Cuando Francisco de Asís abandonó la casa de su padre, el rico comerciante Bernardone, Clara era una niña de once años. Siguió paso a paso esa vida de renunciamiento y amor al prójimo. Y con esa admiración fue creciendo el deseo de imitarlo.

Clara despertó la vocación de su hermana Inés y, con otras dieciséis jóvenes parientas, se dispuso a fundar una comunidad.

La hija de Favarone, caballero feudal de Asís, daba el ejemplo en todo. Cuidaba a los enfermos en los hospitales; dentro del convento realizaba los más humildes quehaceres. Pedía limosnas, pues esa era una de las normas de la institución. Las monjas debían vivir dependientes de la providencia divina, la limosna y el trabajo.

Corrieron los años. En el estío de 1253, en la iglesia de San Damián de Asís, el papa Inocencio IV la visitó en su lecho de muerte. Unidas las manos, tuvo fuerzas para pedirle su bendición, con la indulgencia plenaria. El Papa contestó, sollozando: "Quiera Dios, hija mía, que no necesite yo más que tú de la misericordia divina".

Lloran las monjas la agonía de Clara. Todo es silencio. Sólo un murmullo brota de los labios de la santa.

- Oh Señor, te alabo, te glorifico, por haberme creado.

Una de las monjas le preguntó:

- ¿Con quién hablas?

Ella contestó recitando el salmo.

- Preciosa es en presencia del Señor la muerte de sus santos.

Y expiró. Era el 11 de agosto de 1253. Fue canonizada dos años más tarde, el 15 de agosto de 1255, por el papa Alejandro IV, quien en la bula correspondiente declaró que ella "fue alto candelabro de santidad", a cuya luz "acudieron y acuden muchas vírgenes para encender sus lámparas".

Santa Clara fundó la Orden de Damas Pobres de San Damián, llamadas vulgarmente Clarisas, rama femenina de los franciscanos, a la que gobernó con fidelidad exquisita al espíritu franciscano hasta su muerte y desde hace siete siglos reposa en la iglesia de las clarisas de Asís.

De ella dijo su biógrafo Tomás Celano: "Clara por su nombre; más clara por su vida; clarísima por su muerte".

lunes, 9 de agosto de 2010

"Lo que no está en mis planes está en los planes de Dios" - Edith Stein

Teresa Benedicta de la Cruz

"Nos inclinamos profundamente ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein, hija extraordinaria de Israel e hija, al mismo tiempo, del Carmelo, sor Teresa Benedicta de la Cruz; una personalidad que reúne en su rica vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy; síntesis, al mismo tiempo, de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios".

(Palabras pronunciadas por Juan Pablo II, con ocasión de la beatificación de Edith Stein en Colonia, el 1º de mayo de 1987).



Teresa Benedicta de la Cruz

Judía, filósofa, Carmelita Descalza y mártir cristiana

¿Quién fue esta excepcional mujer de nuestro tiempo?

Edith Stein, nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, la última de once hermanos. Ese mismo día la familia Stein festejaba la mayor fiesta judía, el Yom Kippur, el Día del Perdón. "Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña".

Su padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había cumplido aún dos años. Su madre, Augusta, una mujer muy religiosa, solícita y voluntariosa, una persona verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente tanto al cuidado de la familia como a la administración del negocio familiar. A pesar de la inquebrantable fe de Augusta, Edith perdió su fe en Dios a muy temprana edad. "Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar".

Desde pequeña se destacó por su genio vivaz, aunque cuando la gente se admiraba de su inteligencia, ella se molestaba. "Bien sabía yo que era mejor ser buena que inteligente".

En Gotinga

En 1913, la estudiante Edith Stein viajó a Gotinga para asistir a las clases universitarias del gran filósofo judío Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula y asistente, obteniendo bajo su supervisión el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund Husserl fascinaba al público con un nuevo concepto de verdad, la fenomenología: el mundo percibido no sólamente existía de forma kantiana, como percepción subjetiva. Sus discípulos entendían su filosofía como un viraje hacia lo concreto: "un retorno al objetivismo, un volver a las cosas mismas". Sin que él lo pretendiera, la fenomenología condujo a no pocos discípulos y discípulas suyos -varios de ellos judíos- a la fe cristiana.

En Gotinga Edith Stein se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro atrajo su atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar el estudio con el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con la máxima calificación el examen de Estado, exigido por Husserl a todos sus estudiantes avanzados.

Al estallar la primera guerra mundial escribía: "ahora ya no tengo una vida propia". Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un hospital militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a los ingresados en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el quirófano, viendo morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital militar en 1916, siguió a Husserl a Friburgo, donde obtuvo el doctorado "summa cum laude" con su tesis "Sobre el problema de la empatía ".

Por aquel tiempo fue testigo de un hecho que le causaría una viva impresión y del cual no se olvidaría jamás: en la Catedral de Frankfurt, adonde había concurrido con una amiga que al igual que ella buscaba sin descanso la Verdad, observó cómo una simple mujer entraba con la cesta de las compras, quedándose un rato para rezar, para conversar con el Santísimo. "Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes acuden sólamente a las ceremonias. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia desierta, como si fuera a conversar en la intimidad con un amigo. No he podido olvidar lo ocurrido".

Primer encuentro con la Cruz

Edith Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en Gotinga, Adolf Reinach y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes, en el frente de batalla, en noviembre de 1917. Edith va a Gottinga. Los Reinach se habían convertido al cristianismo. Edith tenía cierta renuencia ante el encuentro con la joven viuda. "¿Cómo podría consolarla ante tal pérdida?"

Con gran sorpresa encontró a una creyente. "Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores... Fue el momento en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló, por primera vez, Cristo". Más tarde escribirá: "lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios. Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada".

En otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de Edmund Husserl porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que volvió a visitar a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una discusión sobre la nueva fe de la que le hubiera gustado que participara también él. Tras ello escribió una frase sorprendente: "Después de cada encuentro que me hace sentir la imposibilidad de influenciarlo directamente, se agudiza en mí la necesidad de rezar por él". Edith Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la psicología y de las humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y el opúsculo de los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta de que a un escrito como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario ponerlo en práctica.

Encuentro con Teresa de Jesús y conversión

En el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern, a la casa de Hedwig Conrad-Martius, su amiga íntima y también discípula de Husserl. Hedwig, junto con su esposo, se había convertido al cristianismo. Una tarde, en que el matrimonio Conrad-Martius, había salido de paseo, dejando a Edith sola en la casa, ésta encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila. La leyó durante toda la tarde y hasta bien entrada la noche, sin detenerse. "Cuando cerré el libro, me dije: ésta es la verdad". Considerando retrospectivamente su vida, escribía más tarde: "mi anhelo por la verdad era ya una oración".

El 2 de enero de 1922 Edith Stein recibió el Bautismo. Era el día de la Circuncisión de Jesús, la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que hizo de madrina. "Había dejado de practicar mi religión judía y me sentía nuevamente judía sólamente tras mi retorno a Dios". Ahora tendrá siempre conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible, de pertenecer a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira en su capilla privada.

Después de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau. "Mamá, soy católica". Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió sobre aquél encuentro, del cual fue testigo: "mira, dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño" (cf. Jn 1, 47).

Inmediatamente después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el Carmelo, pero sus consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre Przywara, S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de profesora de alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por insistencia del Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos viajes para dar conferencias, sobre todo sobre temas femeninos. "Durante el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi conversión... creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas cosas..., creo, incluso, que cuanto más se siente uno atraído por Dios, más debe "salir de sí mismo", en el sentido de dirigirse al mundo para llevar allí una razón divina para vivir". Su programa de trabajo es enorme. Traduce las cartas y los diarios del período precatólico de Newmann y la obra Quaestiones disputatae de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre por amor al diálogo con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la incitó a escribir también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible "practicar la ciencia al servicio de Dios... sólo por tal motivo he podido decidirme a comenzar una serie de obras científicas".

Encuentra siempre las fuerzas necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino de Beuron, al que va para pasar las fiestas más importantes del año eclesiástico. En 1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la habilitación para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano. Compone entonces una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino: "Potencia y acto". Más tarde hará de este ensayo una obra mayor, desarrollándola bajo el título de "Ser finito y Ser eterno" en el convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir esta obra durante su vida. En 1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el Instituto de Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de desarrollar su propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y fe, y de hacer comprensible esta cuestión a otros.

Durante toda su vida sólo quiso ser "instrumento de Dios". "Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él". En 1933 1a noche se cierne sobre Alemania. "Había oído ya antes algo sobre las severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto a entender que Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y que el destino de este pueblo era también el mío". El artículo de la ley de los nazis sobre la raza aria hizo imposible que continuara su actividad docente. "Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades para mí ". "Me había convertido en una extranjera en el mundo". El Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un convento de Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho ya el voto de pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre Priora del Monasterio de Carmelitas de Colonia. "Sólamente la pasión de Cristo nos puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella".

Entrada al Carmelo

Una vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la familia. El 12 de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su cumpleaños y, a la vez, la fiesta judía de los tabernáculos. Edith acompaña a su madre a la sinagoga. Fue un día difícil para las dos mujeres. "¿Por qué has tenido que conocer la fe cristiana? No quiero decir nada contra Jesús. Habrá sido un hombre bueno. Pero ¿por qué tuvo que hacerse Dios?" Su madre lloró amargamente. A la mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. "No podía tener una alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba atrás. Pero yo estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios". Cada semana escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta de su madre por mucho tiempo. Su hermana Rosa le mandará noticias de casa.

El 14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia. En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito. El Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith Stein llevará el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz, en reconocimiento a la gran Santa de Ávila, a San Benito y al signo del Amor en su máxima expresión: la Cruz de Cristo.

Escribe en 1938: "bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que entonces (1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se trataba de la Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los demás. Es verdad que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa del Señor bajo el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible comprender todo esto, puesto que es un secreto". El 21 de abril de 1935 hizo los votos temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de renovar los votos, murió su madre en Breslau. "Hasta el último momento mi madre ha permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su firme confianza en su Dios... fue lo último que permaneció vivo en su agonía, confío en que haya encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel abogada, para que también yo pueda llegar a la meta".

En el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de 1938, hizo imprimir las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última obra, La Ciencia de la Cruz: "que ya sólo amar es mi ejercicio".

La entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue una huida. "Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y ésto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios ". Y ella dio cuenta a Dios, sobre todo, de su pueblo."Pienso continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo para dar cuenta ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que me ha elegido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo " (31.10.1938).

El 9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo el odio que tenían los nazis a los judíos. Arden las sinagogas, se siembra el terror entre las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de Colonia hace todo lo posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la Cruz. La noche de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9 de junio de 1939."Ya desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi vida y muerte... de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz del mundo... ".

Ya en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le había dado permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había escrito, entre otras cosas, De la vida de una familia judía. "Deseo narrar simplemente lo que he experimentado al ser judía". Ante "la juventud que hoy es educada desde la más tierna edad en el odio a los judíos, nosotros, que hemos sido educados en el seno de una familia judía, tenemos el deber de dar testimonio". En Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de la Cruz, el místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrocientos aniversario de su nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con quien tenía amistad: "una scientia crucis (la ciencia de la cruz) sólamente puede ser entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba convencida ya desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave, Crux, Spes unica (Te saludo, Cruz, única esperanza)". Su estudio sobre San Juan de la Cruz lleva como subtítulo: "La ciencia de la Cruz ".

Testigo de la presencia de Dios

El 2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra en la capilla con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba servicio como portera de las Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se oyen en Echt están dirigidas a Rosa: "Ven, vayamos por nuestro pueblo". Junto con otros muchos judíos convertidos al cristianismo, las dos mujeres son llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de una venganza contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los Países Bajos por los progromos y las deportaciones de los judíos. "Jamás había pensado que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía pensar que mis hermanas y hermanos debieran sufrir así... cada hora rezo por ellos. ¿Oirá Dios mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos".

El Prof. Jan Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: "para mí, ella es, en un mundo de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios". Al amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El 9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos otros, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.

Con su beatificación en Colonia el 1º de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores, por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a "una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo ".


Poema al Espíritu Santo
Edith Stein

¿Quién eres tú,
dulce luz que me llenas
e iluminas la oscuridad de mi corazón?
Me conduces igual que una mano materna
y si me dejaras libre,
no sabría ni dar un paso.
Tú eres el espacio
que envuelve todo mi ser
y lo encierra en sí,
abandonado de ti cae en el abismo de la nada,
donde tú lo elevas al Ser.
Tú, más cercano a mí que yo misma
y más íntimo que mi intimidad,
y aún inalcanzable e incomprensible,
y que todo nombre hace renacer:
Espíritu Santo,
¡Amor Eterno!

Oración

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, que a ejemplo tuyo aspiremos siempre y solamente a alcanzar la sagrada ciencia de la Cruz. Amén.

Fuente: www.vatican.va