Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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domingo, 13 de noviembre de 2011

Homilía Dominical

Domingo XXXIII del TO - Ciclo A

Lecturas

Prov 31, 10-13.19-20.30-31
I Tes 5,1-6
Mt 25,14-30


Varias cosas importantes para nuestra vida cristiana nos enseña la parábola de los talentos. En primer lugar a evitar esas dos actitudes extremas con las que a veces evadimos el sentido de responsabilidad respecto a los dones y carismas que cada uno de nosotros ha recibido de Dios de una manera única. Una de ellas podría ser catalogada como falsa humildad: nos comparamos con los demás y resolvemos que lo nuestro no vale ni puede aportar nada útil. La otra, la del orgullo, es creer que eso que hemos recibido es nuestro, nos autoriza a sentirnos superiores a los demás, y en vez de ponerlos a su servicio lo usamos en provecho propio.

Los servidores que han sido elogiados, esos entre los que esperamos contarnos nosotros en el día del Juicio, son aquellos que han tomado conciencia de lo mucho que han recibido (¡el talento era una moneda que valía una fortuna!) y estimulados como un buen negociante por el deseo de ganancias (¡cuántas posibilidades hay de obtener ganancias para el Reino de Dios con lo que tenemos!) han duplicado los bienes. La recompensa, de todas maneras, es desproporcionada a lo que han puesto en juego. Se les encarga de MUCHO más. El Señor puede hacer grandes cosas

Contrariamente a estos dos designados como buenos y fieles, el último no ha producido nada, ha sido malo y perezoso, ve a su señor como alguien exigente a quien se le tiene temor. Para ser buenos hay que dejarse contagiar de la bondad del Señor. Si Él es para nosotros alguien distante que nos produce miedo, difícilmente daremos frutos. Si, en cambio, abrimos el corazón para comprender y agradecer su bondad y misericordia para con nosotros, Él mismo nos arrastrará en esa corriente de amor y entrega que quiere llegar a todos. ¡Dios nos mira con bondad!

Por último, para obtener ganancias para el Reino no hay que ser perezoso. La bondad del que soportó la Pasión por nosotros nos impulsa a ser diligentes y pacientes en acompañarlo. ¡Cuántas veces los buenos intentos de brindar nuestros talentos se ven frustrados cuando de nuestro compromiso se derivan sufrimientos y obstáculos! Estos nos asombran, nos sorprenden y hacen que nos volvamos atrás. No nos acordamos de que no hay fruto de vida eterna que no venga de participar de la Pascua de Jesús. Para gozar de la Resurrección hay que haber estado antes al pie de la Cruz.

¡María, la que Dios ha mirado con bondad en su pequeñez para hacer grandes cosas, la que ha permanecido firme junto a la Cruz, ayúdanos a ser servidores buenos y fieles!

P. Daniel Gazze

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