Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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domingo, 20 de noviembre de 2011

Solemnidad de Cristo Rey

El domingo 20 de noviembre celebramos la Fiesta de Cristo Rey, con la cual concluimos el Tiempo durante el año de la Liturgia, para ingresar al Tiempo de Adviento, como preparación a la celebración de Navidad.

¿Qué significa Cristo Rey? Para ello debemos comenzar por quitar a su persona y a su reinado toda imagen de poder temporal. “Mi realeza no es de este mundo”, nos dice (Jn 18, 36); por ello sus armas no pertenecen a la lógica de dominio temporal. Esta tentación la tuvieron, incluso, sus mismos discípulos. El vino a instaurar un Reino que tiene una dinámica propia y un horizonte distinto. Sus armas serán la humildad y la verdad, el amor y el perdón, la justicia y la paz que no son expresiones de deseo o meras utopías, sino una posibilidad real pero que tiene que hacerse vida en el corazón del hombre. No se trata de cambiar el mundo con la fuerza del poder, sino de cambiar el corazón del hombre para que comience a cambiar el mundo.
El Reino de Cristo se hace presencia definitiva en la historia a partir de su Pascua. Esto es lo propio de la fe cristiana y que marca su optimismo, porque lo importante en la historia ya ha acontecido. El Reino de Cristo tiene una dinámica que lo orienta hacia una meta de plenitud, que nos hace peregrinos y constructores de un mundo nuevo. La esperanza de un cristiano no es un alegre esperar de que las cosas cambien, sino un comprometerse con el presente para que las cosas cambien según los valores del Reino de Dios. ¿Cuáles son estos valores? El prefacio de la Misa de este domingo nos los presenta así: “Reino de la verdad y la vida, Reino de la santidad y la gracia, Reino de la justicia, el amor y la paz”. Esta Vida Nueva es presencia como don desde la Pascua de Cristo que se convierte en tarea para hacerlo realidad. Este es el significado de la vocación cristiana y el sentido de la Iglesia como presencia sacramental de Jesucristo. No puede haber, por ello, un cristiano coherente con su fe que no viva con esperanza su presencia en el mundo.

Cuando desde esta mirada del Reino de Dios que ha inaugurado Jesucristo, vemos la realidad del mundo que nos rodea, no podemos dejar de sentir dolor e impotencia. La pregunta sería, tal vez, ¿qué nos falta, qué hicimos mal o qué armas se necesitan para orientar este mundo en la dinámica del Reno de Dios? Sabemos que su Reino no es de este mundo, que tiene un horizonte de eternidad y siempre será en este mundo objeto de esperanza. Siempre ha habido sueños triunfalistas, debemos recordar “mi Reino no es de este mundo”. Pero sabemos, también, que de ese Reino poseemos la vitalidad de una presencia, que a modo de pequeña semilla o levadura, debe dar fuerza y sentido a la vida de este mundo. Vivir la realidad de esta Presencia, hacerla vida y trasmitirla en lo concreto de nuestras relaciones, es para el mundo un signo, una semilla del Reino de Dios. Esta tarea está a nuestro alcance. Es cierto, qué importante sería que esta Presencia del Reino encuentre espacio en la inteligencia y el corazón de aquellas personas que tiene una responsabilidad mayor en la vida de la sociedad. Es necesario, y siempre así lo ha hecho la Iglesia, rezar por quienes ocupan un lugar en el gobierno para que se comprometan con los valores del Reino de Dios. La oración es un arma de este Reino.

El primer lugar del reinado de Cristo es nuestra vida, por aquí debemos comenzar. Este deseo puede ser el compromiso con el cual iniciaremos el Tiempo de Adviento como preparación a Navidad.
Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor.

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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