Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

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:: Homilías ::

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domingo, 26 de septiembre de 2010

Homilía Dominical

26º Domingo del Tiempo Ordinario
Lecturas

Am 6, 1a . 4-7
1º Tim 6, 11-16
Lc 16, 19-31



Ante todo, quiero decirles que me emociona mucho despedirme de ustedes, así que les pido un poco de paciencia si no logro expresarme con claridad. Pero cuando organizamos con el Consejo Pastoral este evento de hoy decidimos que no fuera tanto una despedida sino un momento de acción de gracias. La Misa siempre es acción de gracias por lo que Dios hace en la historia y en nosotros, y yo quiero dar gracias a Él por este tiempo compartido con ustedes. De todo lo que les vaya a decir hoy, lo más importante que quiero recalcar es: ¡gracias! En este tiempo me he sentido muy contento trabajando pastoralmente entre ustedes y he podido comprobar que esta comunidad tiene mucha capacidad de crecimiento. Quisiera animarlos en esa dirrección: tienen mucha perspectiva de futuro y seguro podrán colaborar mucho con la Iglesia y la arquidiócesis.


Particularmente quisiera pedirles que recen por la vocaciones. Los sacerdotes no somos la Iglesia, pero el sacramento del Orden Sagrado es necesario para el pastoreo, la enseñanza y la santificación del pueblo de Dios. Ojalá que también de esta parroquia surjan vocaciones consagradas. A las familias y parroquias les toca preparar las condiciones para que la llamada de Jesús pueda ser escuchada y ayudar a los llamados a responder. Y a los chicos y jóvenes quisiera decirles que no tengan miedo de abrir el corazón a Jesús y responder positivamente si sienten la invitación a consagrar su vida. Si el corazón está despierto, uno se da cuenta cuando Dios llama, sólo hay que prestar un poco de atención y tal vez conversar con alguien más experimentado. En este sentido el padre Daniel es una persona con experiencia porque se ha dedicado mucho como director espiritual y formador del Seminario. Repito: no tengan miedo de seguir a Jesús si los llama, porque el sacerdocio, a pesar de las dificultades que puede haber, es un camino maravilloso.

También debo decirles que me entusiasma mucho la decisión de Benedicto XVI de crear este nuevo organismo dedicado a la re-evangelización de los países cristianos en el cual fui llamado a colaborar. Siempre pensé que las estructuras de por sí no resuelven los problemas, pero esta decisión del Papa contiene un mensaje y un diagnóstico muy valiente: hay que evangelizar de nuevo. Por otra parte, son muy significativos el momento y el lugar elegidos por Benedicto para comunicar esta decisión que tomó por sorpresa a la Iglesia. Fue en la Basílica de San Pablo Extramuros, donde en el año 1958 Juan XXIII también había sorprendido a sus oyentes anunciando la convocatoria a un Concilio Ecuménico, que sería el Vaticano II. Este sorpresivo anuncio se convirtió en uno de los acontecimientos más renovadores de toda la historia de la Iglesia. Y la decisión del Papa actual va en esa misma línea: hay que mantener la fidelidad al mensaje del Evangelio, pero encontrando nuevos caminos, nuevos métodos, nuevos lenguajes para llegar al hombre de hoy. Y sobre todo, hay que recordar que la evangelización será "nueva" si renovamos el ardor misionero y la santidad, que es lo que Dios pide y ofrece a todos los bautizados.

El Evangelio de hoy es como una ilustración del sermón de la montaña. Jesús decía en aquella oportunidad: "Ay de ustedes los ricos... Ay de ustedes los que están satisfechos... Ay de ustedes los que ríen... porque conocerán la aflicción y las lágrimas". Todo ello lo encontramos ejemplificado en este hombre rico e insensible, que acaba su vida de una manera calamitosa y atormentada. En algún sentido, el mundo moderno es como este hombre: un proyecto que pintaba lindo y prometía mucho, pero que muchas veces acaba mal. El mundo actual tiene grandes potencialidades, ha conseguido logros importantísimos en todos los órdenes, pero también carga con una larga lista de frustraciones. Es un mundo que avanza en muchos campos, pero que también va dejando una enorme multidtud de gente caída y marginada. A este mundo tenemos que anunciarle, sin actitudes acusadoras, el mensaje de la fe, que brinda sentido y salvación.

El otro protagonista de la parábola, Lázaro, es casi una ejemplificación de las bienaventuranzas: "felices los pobres, los que lloran, los que tienen hambre". Pero atención: la pobreza, el llanto, el hambre siempre serán realidades contra las que el cristiano tendrá que luchar. No significa:"Vos ahora sos pobre, entonces en el cielo estarás bien". No. Las bienaventuranzas hablan de la actualidad del Reino de Dios: los pobres son dichosos porque Cristo "siendo rico se hizo pobre", los que tienen hambre son felices porque Cristo se hizo nuestro alimento, los que lloran son bienaventurados porque Cristo asumió nuestras dolencias y tristezas. La bienaventuranza está en que Cristo quiso identificarse con todas esas situaciones de vulnerabilidad humana, ante las que a veces nosotros pasamos de largo. Por eso éste es un mensaje que muestra dónde tiene que estar la prioridad del cristiano, ¡porque allí está Cristo!

En algún sentido también podríamos decir que el hombre de hoy es como Lázaro: está herido y es incapaz de sanarse a sí mismo. Las llagas de la humanidad de hoy no son sólo la pobreza y la miseria: hay también heridas afectivas, emocionales, en los vínculos y relaciones interpersonales. A este hombre tenemos que anunciarle el Evangelio, sin creernos superiores, sino siendo servidores. Benedicto XVI decía al anunciar la creación del nuevo Dicasterio que en los desiertos del mundo secularizado, el hombre sigue teniendo necesidad de verdad, de vida auténtica y plena, de libertad profunda, de amor gratuito. Esto es precisamente la evangelización: mostrarle al hombre su verdadero destino. Evangelizar siempre será anunciar la verdad y la vida, la libertad y el amor.

Y por último, más allá de estos dos protagonistas, el Evangelio de hoy vuelve a centrar nuestra mirada en el gran misterio de nuestra fe, que es la resurrección. Cuando el rico pide que Abraham mande a Lázaro a hablar con sus hermanos, la respuesta es "que escuchen a Moisés y a los profetas". El rico insiste: "si va alguno de entre los muertos le harán más caso". Y Jesús anota la ironía de Abraham: "aunque resucite alguno de entre los muertos no se convertirán". Jesús estaba anunciando su propia resurrección, a pesar de lo cual algunos no creyeron. Éste es el gran punto que separa la fe de la incredulidad: la resurrección. Nosotros creemos que Cristo vive, que la muerte no tiene la última palabra, que estamos llamados a participar de esta vida nueva y plena. Éste tiene que ser el centro del anuncio evangelizador.

Pidamos, entonces, la gracia de colaborar con la Iglesia, que custodia este gran acontecimiento liberador. Que contribuyamos más para que la Iglesia, a la luz de su Señor, se renueve siempre y sea cada vez mejor servidora de todos los hombres.


P. Gerado Galetto

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