Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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*** BIENVENIDOS ***

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:: Homilías ::

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domingo, 12 de junio de 2011

Homilía Dominical

Fiesta de Pentecostés

Lecturas

Hch 2, 1-11
I Co 12, 3-7.12-13
Jn 20, 19-23


La venida del Espíritu Santo sobre los discípulos se manifiesta, según nos lo narra el libro de los Hechos, con ruido, viento impetuoso y fuego. Elementos que nos llevan a pensar en la teofanía del Sinaí, donde Moisés recibió las tablas de la Ley.

El Espíritu es la Ley del nuevo pueblo de Dios, no escrita ya en tablas de piedra sino en los corazones. Es este el regalo de Jesús en la cruz, el Don supremo del Amor de Dios que nos perdona y nos transforma en hijos.

Así, la Ley del cristiano no es ya algo que está fuera de nosotros. Su cumplimiento no es algo que nos somete y aliena y que cargamos con pesadez. Sino ese yugo suave que Jesús nos enseña a llevar con paciencia y humildad. Respuesta agradecida al Amor primero e infinito de Dios y que nos plenifica como hijos suyos.

Por eso hoy decimos especialmente: ¡Ven, Espíritu Santo, y llena nuestros corazones con el fuego de tu amor, para que podamos cumplir fielmente la voluntad del Padre!

Se vieron descender sobre cada uno de ellos, sigue la lectura, lenguas como de fuego y comenzaron a expresarse en distintas lenguas, de manera que todos podían comprender las maravillas de Dios.

Mucho tiempo atrás, los hombres habían pensado construir una torre que llegara al cielo con sus propias fuerzas, sin Dios, pero sus lenguas se confundieron y terminaron dispersándose. ¡Cuántas veces se repite la misma historia! Pretendemos construir nuestro propio cielo, nuestro bienestar sin Dios, y terminamos enfrentados, separados e infelices.

El Espíritu viene a darnos la fuerza del Corazón misericordioso de Jesús, para construir unidos el Reino de los Cielos, venciendo toda distancia y enemistad. Y nos recuerda que es imposible perseverar unidos si no nos experimentamos todos hijos de un mismo Padre.

Hoy tenemos dos maneras de poner en práctica todo esto. Realizamos la colecta de Caritas en la que, compartiendo los bienes de la tierra, crecemos todos en la posesión de los bienes del Cielo. Y, además, comenzamos la semana de oración por la unidad de los cristianos, pidiendo al Espíritu que todos los que tenemos puesta nuestra esperanza en Jesús, el Hijo de Dios, formemos y trabajemos por una sola familia.

¡María, totalmente dócil al Espíritu Santo, ruega por nosotros!




P. Daniel Gazze

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