Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



A todos los que ingresen a esta página:


*** BIENVENIDOS ***

_______________________________________________________

:: Homilías ::

(Clickear sobre la Biblia para leer las lecturas)


_____________________________________________

domingo, 2 de octubre de 2011

Homilía Dominical

Domingo XXVIII del TO - Ciclo A

Lecturas

Is 5, 1-7
Flp 4, 6-9
Mt 21, 33-43

Escuchábamos en la primera lectura cómo Dios se lamenta porque su viña, su Pueblo ha producido frutos agrios en vez de uvas. También para nosotros es el llamado. Somos familia de Dios a la que Él comunica continuamente su Espíritu para que produzca frutos dulces. Al estilo de los que San Pablo enumera en su carta a los Gálatas (5, 22): amor, alegría, paz, generosidad, dulzura, bondad, confianza, mansedumbre y templanza.

Hace unos días celebrábamos a Santa Teresa del Niño Jesús. Ella es maestra de este camino que nos lleva a ser fecundos en frutos dulces. Es un camino por el que ella transitó creciendo en la confianza y el amor a través de duras pruebas y sufrimientos. Cuando nos damos cuenta de que en nuestro corazón hay frutos agrios: broncas, tristezas, desconfianzas, mal humor, mezquindades, etc. será cuestión de dejar entrar el amor de Dios en nosotros atreviéndonos, a pesar del dolor, a confiar un poquito más en él.

Es lo que Jesús nos enseña en la parábola del evangelio. Para ser fecundos hay que recibir al hijo del propietario que viene dispuesto a dar la vida para que demos frutos: el que permanece en mí y yo en él da mucho fruto porque separados de mí nada pueden hacer (Jn 15,5). Los viñadores, sin embargo, tienen miedo de que les venga a quitar la viña, quieren poseerla por cuenta propia en vez de gozar del fruto común. A veces se nos quiere imponer la idea de un dios que viene a quitar. No es el Dios del evangelio que se entrega entero para compartir con nosotros la fecundidad de su amor.

En estos días en nuestro país muchas voces reclaman la despenalización del aborto. Negarla, dicen, es quitarle a la mujer el derecho a disponer de su vida y de su cuerpo. Recibiendo a Jesús, el hijo del propietario, que es el Dios de la vida, nos dirá que una nueva vida puede, quizás, acarrear cruces y sufrimientos pero que aceptada y abrazada con amor tiene la capacidad de dar una fecundidad en gozos que duran para siempre.

Al recibir en la Eucaristía el Cuerpo entregado y la Sangre derramada por nosotros le pedimos al Señor la gracia de recibirlo sin miedo y con generosidad para que su Palabra, a ejemplo de María, pueda dar muchos frutos dulces en nuestra vida.


P. Daniel Gazze

No hay comentarios:

Publicar un comentario