Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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domingo, 12 de diciembre de 2010

Homilía Dominical

Domingo III de Adviento - Ciclo A

Lecturas

Is 35, 1-6.10
St 5, 7-10
Mt 11, 2-11


Vuelve a aparecer este domingo la figura de Juan el Bautista. La semana pasada predicaba la conversión y bautizaba preparando el camino del Señor. Hoy está en la cárcel, pronto para dar la vida a causa de su testimonio y manda a sus discípulos a preguntarle a Jesús si era Él el que había de venir, el Mesías esperado.

¿Por qué esa pregunta? Él lo había anunciado como el portador de un juicio inminente de Dios:"el hacha está puesta a la raíz..." y ahora, en la oscuridad de su celda ve que ésto no se ha realizado, que Jesús no ha traído el castigo y la condena que esperaba. Por eso, el Señor le da otros criterios para aprender a reconocer la presencia salvadora de Dios: "los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres" y termina proclamando una especie de Bienaventuranza: "feliz aquél para quien yo no sea motivo de tropiezo".

Queridos hermanos, Jesús nos previene: también a nosotros nos puede venir la tentación de escandalizarnos de Él. Dentro de poco celebraremos la Navidad, fiesta en la que todo el mundo parece gozar por una noche de sentimientos de solidaridad y fraternidad que nos invaden. Y sin embargo, al otro día, todo vuelve a ser como antes: los problemas no se han arreglado, parece vencer el mal, continúan las injusticias, etc. Ante esto nuestra fe puede tropezar. Podemos convertirnos en predicadores enbroncados de juicios y castigos inminentes. O podemos caer en la triste desilusión de que nuestra fe en Jesús es demasiado inocua y no surte efecto alguno para cambiar el mundo.

Y aquí tendremos que abrir el corazón a la palabra del Señor: "Vayan a contar que la Buena Noticia es anunciada a los pobres". Se tratará entonces de celebrar la Navidad con un corazón de pobres para que nuestra alegría no sea fugaz. Solamente alguien que es pobre de corazón puede alegrarse profundamente de que Dios, por amor a él, haya querido hacerse el más pobre de todos.

Y qué bueno sería poder procurarnos un poco de silencio para darnos cuenta de nuestra ceguera y de nuestra necesidad de la luz de Dios; de nuestra parálisis que nos tiene estancados en una vida pasatista; y despertar en nosotros el deseo grande de comprender la Palabra de Dios y sus caminos de salvación que curen nuestra sordera.

Una experiencia de este tipo de curación y de alegría por escuchar la Buena Noticia la relata ese gran santo que fue Agustín en el libro X de sus Confesiones: "me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera... me tocaste y deseé con ansia la paz que procede de Ti". Claro que para llegar a este punto Dios lo fue acompañando por un camino de conversión en el que se fue despojando de sus falsas riquezas: la pretensión de saberlo todo sin la luz de Dios, el orgullo de querer caminar con sus propias fuerzas, el no darse cuenta de que sus miserias necesitaban purificarse con la misericordia del Padre.

Pidamos la gracia de prepararnos también nosotros de esta manera para que la Buena Noticia llene de alegría nuestros corazones en esta Navidad.

Que María de Belén, la de corazón pobre, nos ayude en esta novena patronal. Ella se alegró porque comprendió profundamente los caminos salvíficos de Dios: "Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". Madre y patrona nuestra: ¡Ruega por nosotros!


"Los ciegos ven y los paralíticos caminan;
los leprosos son purificados y los sordos oyen;
los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres."

P. Daniel Gazze

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