Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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jueves, 27 de enero de 2011

La lámpara sobre el candelero

"¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse. ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!"


Comentario al Evangelio del Día por:

Pablo VI, papa de 1963-1978

Exhortación apostólica «Evangelii Nuntiandi» § 80


El fervor de los grandes predicadores y evangelizadores cuya vida entregaron al apostolado, inspira nuestra llamada a evangelizar hoy. Ellos supieron sobrepasar muchos obstáculos a la evangelización; también nuestra época conoce numerosos obstáculos entre los cuales nos limitamos a mencionar la falta de fervor. Tanto más grave porque viene de dentro; se manifiesta en el cansancio y desencanto, la rutina y el desinterés, y sobre todo en la falta de gozo y esperanza. Exhortamos, pues, a los que, por cualquier título o escalafón, tienen la tarea de evangelizar a que alimenten en ellos el fervor del espíritu...

Conservemos el fervor del espíritu. Mantengamos el dulce y reconfortante gozo de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas (Sl 125,5). Que para nosotros –tal como lo fue para Juan Bautista, para Pedro y Pablo, para los demás apóstoles, para una muchedumbre de admirables evangelizadores a lo largo de la historia de la Iglesia- sea un impulso interior que nunca nadie ni nada pueda apagar. Que sea el gran gozo de nuestras vidas entregadas. Y que el mundo de nuestro tiempo que busca, tan pronto en la angustia, tan pronto en la esperanza, pueda recibir la Buena Noticia, no de evangelizadores tristes y descorazonados, impacientes o ansiosos, sino de ministros del Evangelio cuya vida irradia fervor, que son ellos mismos los primeros en recibir el gozo de Cristo, y aceptan poner en juego su vida para que el Reino sea anunciado y la Iglesia implantada en el corazón del mundo.

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