El 19 de junio, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, dio comienzo el Año Sacerdotal, promulgado por nuestro Papa Benedicto XVI, para celebrar el 150 aniversario de la muerte de San Juan María Bautista Vianney, el Santo Cura de Ars.
El anuncio de este año especial ha tenido una repercusión mundial eminentemente positiva, en especial entre los mismos Sacerdotes. Todos queremos empeñarnos, con determinación, profundidad y fervor, a fin de que sea un año ampliamente celebrado en todo el mundo, en las diócesis, en las parroquias y en las comunidades locales con toda su grandeza y con la calurosa participación de nuestro pueblo católico, que sin duda ama a sus Sacerdotes y los quiere ver felices, santos y llenos de alegría en su diario quehacer apostólico.
Deberá ser un año positivo y propositivo en el que la Iglesia quiere decir, sobre todo a los Sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios de comunicación globales, que está orgullosa de sus Sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida.
Verdaderamente, los Sacerdotes son importantes no sólo por cuanto hacen sino, sobre todo, por aquello que son.
(De la carta del Cardenal Claudio María Hummes
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Fuente: catholic.net
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