"La Liturgia de las Horas es santificación de la jornada" (Pablo VI, Laudis canticum 2).
Orar sin desfallecer
El Señor nos dijo que "es necesario orar siempre y no desfallecer" (Lc 18,1); "estén en vela, orando en todo tiempo para que tengan fuerza" (21,36). Y lo mismo nos mandaron los Apóstoles: "Aplíquense asiduamente a la oración" (Rm 12,12), "perseveren constantemente en la oración" (Col 3,2), "noche y día" (1Tes 3,10).
Si el Señor nos manda orar siempre, ello significa que quiere orar en nosotros siempre, por la acción de su Espíritu. Por tanto, en la medida en que no oramos y que vivimos olvidados de Dios, en esa medida estamos resistiendo al Espíritu de Jesús.
Pues bien ¿cómo podremos orar siempre? Muchas prácticas privadas tradicionales nos ayudarán a ello: la repetición de jaculatorias, la atención a la presencia de Dios, la ofrenda reiterada de nuestras obras, las súplicas frecuentes ocasionadas por las mismas circunstancias de la vida, la petición de perdón con ocasión de tantos pecados nuestros o ajenos, las alabanzas y acciones de gracias "siempre y en todo lugar"... Siempre y en todo lugar tenemos que avivar la llama de la oración continua.
La Iglesia nos brinda la Liturgia de las Horas como ayuda para avivar esta llama de la oración continua, que es deber de todo bautizado.
Más información y Liturgia de las Horas en formato digital en: Liturgia de las Horas
Si el Señor nos manda orar siempre, ello significa que quiere orar en nosotros siempre, por la acción de su Espíritu. Por tanto, en la medida en que no oramos y que vivimos olvidados de Dios, en esa medida estamos resistiendo al Espíritu de Jesús.
Pues bien ¿cómo podremos orar siempre? Muchas prácticas privadas tradicionales nos ayudarán a ello: la repetición de jaculatorias, la atención a la presencia de Dios, la ofrenda reiterada de nuestras obras, las súplicas frecuentes ocasionadas por las mismas circunstancias de la vida, la petición de perdón con ocasión de tantos pecados nuestros o ajenos, las alabanzas y acciones de gracias "siempre y en todo lugar"... Siempre y en todo lugar tenemos que avivar la llama de la oración continua.
La Iglesia nos brinda la Liturgia de las Horas como ayuda para avivar esta llama de la oración continua, que es deber de todo bautizado.
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"El Señor quiere que vivamos en oración"... ¡Gracias por esta entrada!!!
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