Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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martes, 6 de octubre de 2009

Marta y María

Lucas 10, 38-42


Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Jesús iba con placer a Betania, y se sentía como en su casa. Marta, que se dedica con empeño a las faenas de la casa, está tan absorta en servirlo atentamente que no encuentra el tiempo de gozar su compañía. En cambio, María prefirió sentarse junto a él para escuchar sus enseñanzas. Jesús no quiere ser juez entre Marta y María: no manda a la primera que se siente a escucharle, ni a la segunda que se levante a ayudar a su hermana. Él les es amistoso, pero aprovecha la ocasión para ofrecer un consejo siempre válido: en nuestra peregrinación terrenal conviene sólo preocuparse de escuchar la palabra de Dios, y respetar sus enseñanzas con nuestras obras.

¿Qué cuenta más, escuchar a Dios o trabajar por Él? ¿La vida activa o la vida contemplativa? "Una sola es la cosa de que hay necesidad." Vida activa y contemplativa no están en contraposición así como Marta y María, son" hermanas." Cada fiel cristiano, en el estado de vida que le es justo, tiene que aprender a ser contemplativo en el actuar y activo en la contemplación.

El Maestro nos enseña que no es necesario preocuparse excesivamente por las "obras de Dios", si nos llevan a no tener tiempo para estar y para dialogar con el "Dios de las obras." Si primero no hablamos con Dios, ¿cómo podremos hablar luego de Él a los otros? A menudo nos sentimos metidos en este conflicto: entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre bueno. Volvamos a atribuir el justo valor y el justo tiempo a la vida interior.

Comentario al Evangelio de Hoy

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón 104; PL 38, 616

Dos mujeres, dos imágenes de nuestra vida

Creo que comprenden que estas dos mujeres, las dos amadas por el Señor, las dos dignas de su amor, las dos discípulas suyas..., estas dos mujeres, pues, son imagen de dos formas de vida: la vida de este mundo y la vida del mundo futuro, la vida de trabajo y la vida de descanso, la vida llena de preocupaciones y la vida en la bienaventuranza, la vida en el tiempo y la vida eterna.

Dos vidas: meditemos sobre ellas más largamente. Consideraen qué compone la vida de aquí abajo: no digo que sea una vida reprensible..., una vida de desenfreno e impía; no, hablo de una vida de trabajo, cargada de pruebas, angustias y tentaciones, de esta vida que no tiene nada reprochable como era la de Marta... El mal no había entrado en esta casa, tanto en Marta como en María; si hubiera entrado, la llegada del Señor lo habría disipado todo. Dos mujeres, pues, han vivido en ella, las dos han recibido al Señor, dos vidas amables, rectas, una hecha de trabajo, la otra de descanso... Una, vida de trabajo pero exenta de compromisos, escollo de una vida dada a la acción; la otra, una vida exenta de ocio, escollo de vida de recreo. Había allí dos vidas, y la misma fuente de vida...

La vida de Marta, es nuestro mundo; la vida de María, es el mundo que esperamos. Vivamos la de aquí con rectitud para obtener plenamente la otra. ¿Qué es lo que ya poseemos de esta vida? Precisamente, ya en este momento llevamos un poco esta vida: lejos de los negocios, fuera de las preocupaciones familiares, se han reunido aquí para escuchar. Con este comportamiento se asemejan a María. Y les es más fácil que a mi que debo hablarles. Sin embargo, lo que voy a decir, lo tomo de Cristo, y este alimento es el de Cristo. Porque Él es el pan común a todos, y es por ello que yo vivo en comunión con ustedes.

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