Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
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CARITAS

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Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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viernes, 9 de abril de 2010

La pesca milagrosa

Como la primera vez, otra vez Cristo se asoma a la rivera de nuestras vidas para dejarse ver de quien tiene los ojos sublimados por la fe. Y sin exigir nada. Sin obligar a nadie. Sólo se deja ver dando.

Pedro había regresado a su antiguo oficio. Quizás así podía asimilar todo lo que había vivido durante esos intensos días de pascua. Le remordería la amargura terrible de la traición. ¿Qué lo diferenciaba de Judas hasta ese momento? Fue a pescar, pues, con otros. Y no obtuvo nada. Como la primera vez en que vio a Cristo junto al mar de su vida.

Ahora nuevamente el Señor se le presenta y no lo conoce. Están todos fatigados y malhumorados. Nadie puede sentir paz cuando no tiene a Cristo dentro. En ese momento el Señor les habla: “¿Tienen peces?” Podrían no haberle hecho caso. Pero optan por una elemental educación. Responden: “¡No!” Ahora el desconocido les señala cómo obtenerlao: “Echen las redes...” Pudieron no haberle hecho caso.

¿Quién era aquél hombre para decirles lo que ellos bien sabían hacer? El hecho es que le hacen caso, realizan un acto de fe, como la primera vez en que Pedro en Su Nombre echó las redes. Ahora lo hacían sabiendo que no era momento de peces. Y, ¡cuál fue su sorpresa! Porque quien confía en el Señor no puede no recibir más que lo que espera. Es por eso que Juan lo reconoce: “¡Es el Señor!” Porque han creído al Desconocido y han sido premiados con la fe en Él.

Pedro, que pudo seguir el mismo derrotero de Judas se deja llevar por su corazón, un corazón que añoraba al Señor y su misericordia. Se tira al agua y no espera llegar con la barca. Está ansioso de estar junto al Señor. Ha comprendido en qué consiste ser pecador y dejarse amar por el Señor que lo busca con su perdón. Porque primero ha creído en alguien que no sabía quién era en ese momento. Cuando ve lo que puede su fe, no puede no pedir misericordia del Señor, como la primera vez. Y como Cristo quería peces, es Pedro quien saca las redes, símbolo de las almas al cuidado del apóstol. Ha sido Cristo el que ha dado los frutos ciertamente, pero ellos han secundado su acción. Pedro le ofrece los peces. Pero antes ya le ha ofrecido su corazón. Por eso tuvo los peces, porque "se dejó pescar" por el Señor.

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