Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
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CARITAS

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Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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sábado, 26 de marzo de 2011

El Agua Viva


Un tema central en la vida del cristiano es comprender el significado de la primacía de Dios, es decir, lo que Él es, pero también lo que él es para mí. Estamos acostumbrados a valorar nuestro esfuerzo como medio para obtener resultados. Esto no está mal, pero si sólo ponemos el acento en ello podemos quedarnos encerrados en un voluntarismo que nos debilita y nos impide encontrar una respuesta plena a nuestras aspiraciones.

Primero nos alegramos porque lo que hemos conseguido, pero después nos queda el gusto a poco, no nos sacia plenamente, esperamos algo más. Esto se debe a que estamos abiertos, en cuento seres espirituales, a una respuesta que no encontramos en el mundo que nos rodea. Somos peregrinos de lo infinito.

Al constatar esta inadecuación entre el deseo del hombre y la respuesta que recibe, alguien dijo que el hombre era un ser absurdo, una pregunta con ansias de infinito sin una respuesta a nivel de sus expectativas. Algunos hablaron del drama del humanismo sin Dios, es decir, el hombre es un ser espiritual que al no encontrar una respuesta a su medida, no tiene sentido. La dimensión espiritual es una riqueza que debemos saber leer en el hombre para alcanzar plenamente su vocación en este mundo. Aquí veo la importancia y el valor de la fe, en cuanto nos introduce en ese ámbito superior que nos permite comprender y vivir la dimensión espiritual del hombre. La fe no niega la razón sino que la supone, pero ella es el camino que nos abre al encuentro de esa repuesta a nuestra condición espiritual. La fe, por ello, da sentido a la vida hombre porque lo abre a un encuentro único y personal con Dios.

Esta reflexión me ayuda a comprender el evangelio de este domingo, que nos habla del encuentro de Jesús con la Samaritana. Solo retengo un aspecto de ese rico diálogo, aquel que se refiere al "Agua Viva". Luego de pedirle Jesús agua a la mujer, le dice: "El que beba de esta agua, refiriéndose al pozo de donde la sacaba, tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed" (Jn. 4, 13). Esta imagen tiene en cuenta, precisamente, esa capacidad espiritual del hombre que no queda satisfecha con la sola agua material, volverá a tener sed. ¿Ahora bien, existe esa otra Agua, y dónde la podemos encontrar?

San Agustín en sus Confesiones nos cuenta como encontró esa Agua en su vida y lo expresó diciendo: "Señor, tú me has creado para Ti (conciencia de su dimensión espiritual), y mi corazón estaba inquieto, (es decir, no llegaba a saciar su sed), hasta que no descansó en Ti (cuando encontró la fuente del Agua Viva)" (Conf. 1, 1,1). En ese momento descubre que su vida ya no es una pregunta sin respuesta, menos un absurdo, sino la de un ser único y personal con un destino trascendente grabado en su corazón. Creo que estas reflexiones nos pueden ayudar a conocernos como seres espirituales creados por Dios, y a valorar la riqueza de esa Agua Viva que nos ha sido comunicada por Jesucristo y se ofrece a nuestra libertad.

Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima, Nuestra Madre de Guadalupe.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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