Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo: Jesús muere en la Cruz


"El fue traspasado por nuestras rebeldías
y triturado por nuestras iniquidades;
y por sus heridas fuimos sanados."

(Is 53,5)


De la película: "La Pasión del Cristo", de Mel Gibson

El Viernes Santo es el día de Pasión y Muerte del Señor y del ayuno pascual como signo exterior de nuestra participación en su sacrificio.

Este día no hay celebración eucarística, pero en la acción litúrgica que se realiza conmemoramos la Pasión y la Muerte de Cristo. Cristo aparece como el Siervo de Dios anunciado por los profetas, el Cordero que se sacrifica por la salvación de todos.

La Cruz es el elemento que domina toda la celebración iluminada por la luz de la resurrección; se nos muestra como trono de gloria e instrumento de victoria, por esto es presentada a la adoración de los fieles.

El Viernes Santo no es día de llanto ni de luto, sino de amorosa y gozosa contemplación del sacrificio redentor del que brotó la salvación. Cristo no es un vencido sino un vencedor, un sacerdote que consuma su ofrenda, que libera y reconcilia, por eso nuestra alegría.


María, junto a su Hijo


María Magdalena, María y Juan, al pie de la Cruz

Acompañemos a María en su dolor profundo, el dolor de una madre que pierde a su Hijo amado. Ha presenciado la muerte más atroz e injusta que se haya sufrido jamás, pero al mismo tiempo le alienta una gran esperanza sostenida por la fe. María vio a su hijo abandonado por los apóstoles temerosos, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.

María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no lo comprendamos.

Es Ella quien con su compañía, su fortaleza y su fe nos da fuerza en los momentos de dolor, en los sufrimientos diarios... Pidámosle la gracia de sufrir unidos a Jesucristo, en nuestro corazón, para así unir los sacrificios de nuestra vida a los de ella. Y comprendamos que en el dolor, somos más parecidos a Cristo y capaces de amarlo con mayor intensidad.

La imagen de la Virgen dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontremos en Ella la compañía y la fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos.


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