Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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domingo, 8 de mayo de 2011

Homilía Dominical

Domingo III de Pascua

Lecturas

Hch 2, 14.22-33
I Pe 1, 17-21
Lc 24, 13-35


Creo que el evangelio de este Domingo puede ayudarnos mucho para entender y crecer a través de situaciones similares que pueden darse en nuestra vida de discípulos de Jesús.
Estos dos que caminan hacia Emaús se van alejando del resto de los otros discípulos que quedaron en Jerusalén. Están tristes y discuten entre ellos. Los ha ganado la desilusión, se sienten defraudados en sus esperanzas frente a la pasión y muerte del Señor.
Cuando nos toca atravesar por momentos de dolor, de desencuentros, cuando cuesta soportar las miserias propias o la de los otros, es posible que nos invadan sentimientos parecidos y venga la tentación de ceder a la desilusión de nuestra fe y también de la comunidad eclesial, de estar propensos a la irritación y a la discusión. Se acerca Jesús pero no lo reconocen. No bastan para conocer su presencia los ojos del cuerpo ni los razonamientos de la lógica humana. Hace falta que arda el corazón, entrar en la lógica del actuar de Dios que se manifiesta en su Palabra. Por eso el acompañante se mete en medio del diálogo y les da una luz nueva para interpretar los hechos.
Cuando en los caminos de nuestra vida no podamos reconocer al Señor presente junto a nosotros será cuestión de hacer prevalecer nuestra fe por sobre los sentimientos. Él no puede no estar con nosotros, no puede ser infiel a su promesa. Y habrá entonces que abrir el corazón para contarle sin miedo lo que nos pasa. E incorporarlo a nuestros diálogos (o a nuestros monólogos) para que desde el Evangelio nos haga ver cómo su Pascua se actualiza en nuestra vida. O lo que es lo mismo, escuchar que su Palabra nos diga a qué resurrección, a qué confianza nueva, a qué amor nuevo apunta nuestra muerte y dolor de hoy.
"¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?" También nosotros, si perseveramos en la fe, comprenderemos con la luz de Dios que ablanda nuestro entendimiento, que era necesario pasar por esas situaciones. Que a través de ellas hemos sido transformados en hombres nuevos que, como hijos, entran a compartir la gloria que el Padre nos preparó desde siempre y que Jesús nos entrega en el pan hecho Eucaristía.
Celebramos hoy la fiesta de María de Guadalupe, patrona de nuestra Iglesia de Santa Fe. Ella nunca habló mucho. Se preocupó siempre y lo sigue haciendo, para que nosotros entremos en diálogo con su Hijo. ¡Virgen de Guadalupe, con tu ternura de Madre, ayúdanos a abrir nuestros corazones a Jesús y a reconocerlo, unidos a nuestros hermanos, cada Domingo al partir el pan!

P. Daniel Gazze

Los discípulos de Emaús
reconocieron al Señor en la fracción del Pan.

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