Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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domingo, 25 de septiembre de 2011

Homilía Dominical

Domingo XXVI del TO - Ciclo A

Lecturas

Ez 18, 25-28
Flp 2, 1-11
Mt 21, 28-32

La primera idea que nos deja el evangelio de hoy es que Dios necesita de nuestro “sí, quiero” a su voluntad de Padre. No podría ser de otra manera. Él quiere salvarnos entablando con nosotros una relación de amor que supone el ejercicio de nuestra libertad. A veces podemos tener una imagen de Dios parecida a la de alguien que mira desde arriba para ver cómo nos portamos y decidir quién se salva y quién no. Jesús, muriendo en la cruz por nosotros nos habla del Padre que nos da un SI grande y generoso en el que nos entrega toda su vida para compartir con nosotros su gloria. Pero para llevar a cabo este designio necesita de nuestra cooperación.

Concretamente, ¿qué significa dar este “sí”, cuál es su contenido? La segunda lectura nos lo resume de una manera muy hermosa. Se trata de trabajar para vivir con los mismos sentimientos que hay en Cristo Jesús creciendo en una humildad que nos lleve a estimar a los otros como superiores. ¿Es esto posible en un mundo competitivo e individualista como el actual? Sólo un corazón profundamente transformado por el amor puede alegrarse de ver a los demás como más importantes. Al estilo de una madre o de un padre que contemplan con gozo en sus hijos un grado de realización más pleno que el que ellos mismos alcanzaron.

Para llegar a esto Pablo pone ante nuestra vista la humillación de Jesús. Él se despojó de la condición divina para tomar la condición de servidor. Descendió más profundo que todos, para levantarnos a todos a la gloria del Padre. En la medida en que nos demos cuenta de que lo hizo por nosotros podremos también nosotros obrar de la misma manera. Por eso el Señor termina con la afirmación impactante de que los publicanos y las prostitutas llegan antes que los que lo cuestionan al Reino de Dios. Ellos verdaderamente han podido “dimensionar” el descenso de Jesús que se puso a sus pies para servirlos y perdonarlos. Y seguramente como consecuencia cambiarán el “no quiero” inicial por un “sí” sincero y profundo que los lleve a tener sus mismos sentimientos para con los demás.

Al acercarnos a comulgar pronunciamos un “Amén”, un “sí”. Dispongamos el corazón para admirarnos de este Jesús que se nos entrega y dejemos que el nos transforme a su imagen. María, la del “sí” pleno, ¡ruega por nosotros!

P. Daniel Gazze

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