Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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sábado, 27 de febrero de 2010

Comienzo del Ciclo Lectivo 2010


El próximo 1º de Marzo comienza el ciclo lectivo 2010. Este acontecimiento marca un momento de particular relevancia en la vida de las familias y de la comunidad. Concluyen las vacaciones y comienza una actividad que hace al crecimiento de nuestros jóvenes y a la cultura del país. Las fechas son importantes. En nuestro caso se reinicia un camino que reconoce la riqueza de una historia, pero sobre todo se abre la expectativa de una esperanza que es siempre nueva, porque tiene a los niños y jóvenes como destinatarios.

Ese día vuelven a ser alumnos, con todo lo que significa para ellos y para el futuro de la sociedad. Detrás de lo simple de una fecha hay un conjunto de verdades, valores y sueños que expresan la vida de una comunidad.

La celebración del Bicentenario le agrega, a este comienzo de clases, un significado particular. La universalidad y obligatoriedad, junto al nivel de nuestra educación, fueron datos fundantes en la vida de la Nación. Hoy, en un mundo globalizado, si no logramos integrar las diversas áreas e intereses que se mueven en torno a la educación desde una convicción hecha proyecto, en el que todos nos sintamos responsables de su realización, el futuro aparece comprometido. No podemos quedarnos con nostalgias del pasado, debemos descubrirnos como protagonistas de un bien social que hace al crecimiento integral del hombre. La educación es un ámbito privilegiado de inclusión y signo de justicia en la vida de la sociedad, decíamos en el Documento sobre el Bicentenario. Esto, sin proclamarlo, fue una verdad vivida que acompañó el camino de formación humana, científica, cívica, moral, e incluso espiritual del pueblo.

En estos días la Iglesia advirtió sobre cifras de una estadística que no pueden estar ausentes al comienzo de este ciclo lectivo. Se habló de 900.000 entre niños y jóvenes que no estudian ni trabajan en el país, algo cercano al 17 % de esa franja. Podemos quedarnos en discusiones estériles sobre la precisión de los porcentajes, siempre discutibles, o negarlos desde una actitud de miopía política, o tildarlos de ser una voz opositora. Todo ello es posible, y estamos acostumbrados a este ejercicio, pero con ello solo retrasamos la consideración del problema, no damos una respuesta. Y así, al no asumir la realidad, somos incapaces de movilizar las fuerzas necesarias para orientar una solución. Cuando el año pasado la Iglesia habló de la pobreza, y este año puso el acento en la emergencia educativa, lo hace con seriedad y espíritu de servicio, buscando sólo el bien de los jóvenes, la familia y la sociedad.

Hay temas que por su importancia y proyección pertenecen a la vida y al bien del Estado, no de un gobierno. El tema educativo reclama, por ello, de todos los actores y en sus diversos niveles de representación, presencia y responsabilidad. Hay que recrear una cultura de la escuela y la educación como valores sustantivos de la sociedad. No es un tema que pueda quedar librado solo al diálogo y responsabilidad del gobierno y los docentes con sus justos reclamos, es importante el compromiso de toda la comunidad, sea a través de la familia, como primera escuela de trasmisión de cultura; de los medios de comunicación social que forman actitudes y modos de pensar, que no siempre están a la altura esperada; de las sociedades intermedias por su cercanía y compromiso con la gente; también de las empresas, colaborando no sólo con la justicia del pago de los impuestos, sino con la presencia y ayuda a la investigación y, especialmente, en el acompañamiento de los primeros pasos en el ingreso al mundo del trabajo. Todos somos responsables. Estamos ante un desafío global que marca el presente y define el futuro de la Nación. Lamentablemente, es en la educación, donde más se manifesta la fragilidad política de nuestra Patria. Tomar conciencia de este estado de emergencia educativa puede ser la mejor respuesta a la celebración del Bicentenario.

Deseando que este 1 de Marzo sea un comienzo de clases marcado por un diálogo maduro y respetuoso, que permita recrear las condiciones de un proyecto educativo que sea signo de una Argentina de pie, que camina “Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad”. Aquel “Queremos ser Nación”, que tantas veces hemos dicho, tiene en la educación una de sus bases más sólidas y fecunda. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús y Nuestra Madre de Guadalupe.


Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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