Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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sábado, 29 de mayo de 2010

Solemnidad de la Santísima Trinidad


El domingo siguiente a Pentecostés la Iglesia celebra la Fiesta de la Santísima Trinidad. En ella celebramos la vida íntima de Dios, a la cual sólo podemos acceder porque Jesucristo, el Hijo de Dios, nos la ha revelado. Es decir, podemos hablar de la existencia de Dios a partir de una reflexión del hombre como ser espiritual, o como una criatura que necesita de la presencia de un Creador.

Esto es posible y a esta conclusión han llegado muchos filósofos, que han descubierto la existencia de Dios por el camino de la razón. Pero este camino tiene un límite, por él no podríamos conocer la intimidad de Dios, necesitamos, para ello, que sea él quién nos hable de si mismo. Por ello utilizamos la palabra misterio, porque sólo accedemos a este conocimiento cuando el mismo Dios nos lo da a conocer. Cuál es el camino para este conocimiento de Dios?, la respuesta es Jesucristo, que ha venido para revelarnos la intimidad de Dios. Nadie conoce al Padre, nos dirá Jesucristo, "sino el Hijo y aquel a quién el Hijo se lo quiera revelar" (Lc. 10, 21). La Biblia no es un libro de historia, sino de conocimiento de Dios y, por lo mismo, de nosotros mismos.

La fe cristiana no tiene otra fuente para el conocimiento de Dios que no sea la Palabra del mismo Jesucristo. Pero es importante comprender cómo la fe, que nos llega por la Palabra de Dios, no se opone a la razón sino que amplía el alcance de su conocimiento. La fe y la razón, decía Juan Pablo II: "son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre, continúa, el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo" (Fides et Ratio, 1). A este conocimiento de Dios, que para nosotros es un "misterio", sólo llegamos por el camino de la Revelación, que nos llega por medio de la Palabra del mismo Dios. Como vemos el misterio no se opone a la razón, el hombre no tiene que renunciar a su inteligencia, pero sí debe estar abierto, en cuanto ser espiritual, a un conocimiento que trasciende los límites de la inteligencia humana. La fe, diría, eleva y perfecciona la inteligencia del hombre, para conocer la realidad con los ojos de Dios.

Qué significa el Misterio de la Santísima Trinidad? Jesucristo nos dice que él ha sido enviado por su Padre, para comunicarnos la vida de Dios y, luego, cuando vuelve junto a su Padre, nos dice que nos va a enviar al Espíritu Santo. Como vemos hay tres realidades en Dios: el Padre, el Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, pero hay un solo Dios. Este era el problema que se planteaban los primeros cristianos, y que ocupó los dos primeros Concilios donde se definió la fe trinitaria de la Iglesia, y que quedó expresado en el Credo que hoy rezamos: Creo en un solo Dios, decimos, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Toda la obra pertenece a Dios, pero de acuerdo a lo que Jesucristo nos revela en el Evangelio, cada una de las tres divinas personas cumple una tarea dentro del mismo plan de Dios. Al Padre se lo ve como Creador, al Hijo como Redentor y al Espíritu Santo como Santificador. Por ello en nuestras oraciones nos referimos a ellos en cuanto Dios, pero viendo su propia misión. Esto también nos habla de que Dios no es una soledad en si, sino una comunión de personas. Dios es Amor, nos dirá san Juan. Esta imagen de la comunión de Dios es la fuente y el modelo de lo que debe ser la Iglesia. Jesucristo nos lo dice en su oración: "Padre, como tú estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno" (Jn. 17, 21).

Reciban de su Obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor que es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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