Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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sábado, 14 de agosto de 2010

Fiesta de la Asunción de la Virgen María


La devoción a la Virgen María forma parte de la fe católica. ¿Qué significa esto? La fe cristiana en un sentido se refiere sólo a Dios, pero, y esto es lo importante, también a su obra. El Dios de la fe cristiana no es un principio creador del mundo que permanece ajeno a la vida de los hombres. No. Es un Dios que, además de ser creador, es un Padre providente que acompaña al hombre. Esta es la certeza y confianza de la fe que nos enseña la Biblia, y que se hace oración al decir: "Señor, no abandones la obra de tus manos" (Sal 138).

Este obrar providente de Dios se hizo historia de salvación en Jesucristo. Él ha venido para ser, dentro del plan de Dios, la palabra y presencia definitiva que acompaña al hombre como "Camino, Verdad y Vida" (Jn 14,6). Sólo desde esta perspectiva del proyecto de Dios, cumplido en Jesucristo, es posible comprender el sentido y la devoción a la Virgen María.

¿Quién es, entonces, la Virgen, vista desde este plan providente de Dios? La mujer elegida para ser la madre de Nuestro Señor Jesucristo. Esto es lo que hace de ella una mujer única y que ocupa, por ello, un lugar propio en la devoción del pueblo cristiano. A ella la vemos como hija predilecta de Dios Padre y la madre de Jesucristo. En ella reconocemos el camino de Dios hacia nosotros. Toda su vida será un referirse a Jesucristo. El relato de las bodas de Caná nos muestra cómo es esta misión de María dentro del plan de Dios: "Hagan todo lo que Él les diga", les dice a los discípulos (Jn. 2, 5). Es madre, pero también la primera discípula de su Hijo. Luego, a los pies de la Cruz, recibe de su Hijo un encargo que marca su vida: "Mujer, aquí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Aquí tienes a tu madre" (Jn19, 26-27). En esta palabra de Jesucristo podemos ver el comienzo de esa devoción de los primeros cristianos a la Santísima Virgen; luego de su muerte, recordarán en ellas la misión que Jesucristo le había encomendado. Por ello, podemos decir que la devoción a María es fidelidad a la Palabra de Jesucristo.

En la Fiesta de la Asunción recordamos, precisamente, la presencia de María junto a Dios desde el día de su muerte o tránsito a la vida eterna. Aquel encargo de su Hijo, ella lo sigue cumpliendo con nosotros, nos acompaña, es nuestra Madre; pero también debemos saber escuchar aquella otra que les dijo a los discípulos, y que hoy nos la sigue diciendo a nosotros, "hagan todo lo que Él les diga". Por ello una auténtica devoción a la Virgen es signo y garantía de fidelidad a Jesucristo. No tenemos que estar a la espera de nuevos mensajes, si ella algo nos dice es que escuchemos y vivamos el Evangelio que su Hijo nos ha dejado. El criterio para discernir cualquier mensaje atribuido a Ella es Jesucristo. El encuentro con Él es principio de conversión y de vida nueva. Este es el mejor regalo que le podemos hacer a ella, y que da solidez evangélica a nuestra devoción mariana. Que en esta Fiesta de la Virgen se cumplan, a través de la gratitud y testimonio de cada uno de nosotros, aquellas palabras proféticas que ella dijo en su Canto de alabanza a Dios: "En adelante todas las generaciones me llamarán feliz" (Lc 1, 48). Sí, hoy te llamamos "feliz" y te agradecemos.

Que la confianza de sabernos protegidos por el amor de Nuestra Madre, nos lleve al encuentro de Jesucristo para seguir su camino y las enseñanzas de su Evangelio. Reciban de su Obispo mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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