Nuestra Señora de Belén

Horarios de Misa

Jueves: 19.30hs.
Sábados: 20 hs.
Domingos: 10 hs. Misa para niños, y 20 hs.

Confesiones: después de Misa.

Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


Jueves: 18.30 a 20 hs.
Sábados: 18.30a 20 hs.
Domingos: 11 a 12 hs.


CARITAS

Martes de 14 a 18 hs.



Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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viernes, 18 de diciembre de 2009

Preparándonos a celebrar Navidad


En la vida cristiana la acción principal proviene de Dios: es Él quien habla, actúa, quien viene a nosotros. En un sentido, ser cristiano es dejarnos encontrar por Él. ¿Cómo es este camino de Dios hacia nosotros? Siempre a través de su Hijo, de Jesucristo. Ser cristiano es encontrarnos con Él. ¿Esto es posible hoy? Sí, porque Él ha querido quedarse en nuestra historia como Alguien vivo, no como una idea.

Esto significa que puedo participar de su misma vida que se me entrega como Gracia, es decir, como algo vivo y real que se ofrece a mi libertad. Navidad es el comienzo de este camino nuevo que Dios ha iniciado hacia nosotros, pero siempre necesita de nuestra libertad, de nuestra preparación para que ese encuentro sea posible. Dios viene a nosotros, golpea la puerta de nuestro corazón, pero no entra, espera nuestra respuesta.

Como en todo encuentro, aquí también es importante la preparación. Este es el significado del tiempo de Adviento que estamos viviendo, prepararnos para este encuentro con el Señor que viene. ¿Y en qué consiste esta preparación? La vida cristiana, aunque se debe manifestar en una conducta exterior, tiene su lugar primero en el interior del hombre. Por ello Dios viene como gracia, no sólo como una doctrina o una ley. El lugar que el Señor busca es nuestro corazón, si no está preparado para este encuentro no transforma nuestra vida. Nos quedaremos como espectadores de un acontecimiento histórico, conoceremos una buena doctrina, pero estaremos ajenos a esa Vida Nueva que se nos regala, a lo profundo de su mensaje; no comprenderemos ni llegaremos a gustar la belleza ni la alegría de ser cristianos.

¿Cómo nos podemos preparar? Por ser su Vida una gracia, un don que se nos comunica, es algo interior y requiere, en primer lugar, una actitud de fe. Para la fe Dios no es un problema, sino el misterio de una Vida que vamos a descubrir. No pensemos, por otra parte, que la fe es algo mágico, ni que es propiedad de un grupo selecto, ella sólo necesita un corazón abierto, humilde, capaz de abrirse con confianza a la palabra del mismo Jesús: “Te alabo, Padre -él nos dice- por haber ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y haberlas revelado a los pequeños” (Mt 11, 25). Un corazón limpio es el primer paso en el camino de la fe. En otro pasaje nos dice: “Bienaventurados los que tienen un corazón puro, porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8).

Como vemos, el nacimiento de la fe tiene que ver con la búsqueda de lo bueno, con la rectitud de intención y la confianza en esa Palabra que Él nos dirige. La fe no nos pide que renunciemos a nuestra inteligencia, pero sí que la abramos a un horizonte más amplio que trascienda el mundo de lo meramente material. La fe es, por ello, una virtud que eleva y da sentido a la inteligencia del hombre como ser espiritual y con vocación de trascendencia. La fe libera al hombre de toda esclavitud. Por ello decimos que la fe enriquece la mirada y la inteligencia del hombre, porque le permite conocer y vivir la realidad en su dimensión más profunda y real. Para la fe en Dios todo hombre es mi hermano, y la naturaleza la obra de sus manos que la ha puesto a nuestro cuidado y servicio.

Deseando que preparemos nuestra mirada de fe para descubrir al Señor que viene a nuestro encuentro, les hago llegar junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor, que quiso nacer para nosotros en la humildad de un pesebre.


Mons. José María Arancedo

Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz

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