Nuestra Señora de Belén

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Sábados: 20 hs.
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Bautismos: segundo y cuarto domingo de cada mes.


Secretaría Parroquial


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Nuestro Párroco

Pbro. Daniel Gazze



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domingo, 6 de diciembre de 2009

Homilía Dominical

2º Domingo de Adviento
Lecturas

Bar 5, 1-9

Flp 1, 4-6. 8-11
Lc 3,1-6



La segunda vela encendida de la corona de adviento nos recuerda que vamos avanzando al encuentro del Señor, que viene. Este signo mantiene el ritmo de nuestra espera, y nos ayuda a preparar el corazón durante este tiempo tan rico. Las lecturas que acabamos de escuchar sugieren características del adviento y actitudes para aprovecharlo mejor.


En la primera, el profeta Baruc, hablando de la venida del Señor, sugiere el caracter comunitario de nuestra fe. Además de hablar a cada oyente en particular, el profeta le habla a Jerusalén, a quien ha sido dirigida la promesa de Yahvé. Es la ciudad la que tiene que prepararse, es todo el pueblo el que se beneficiará con la visita de Dios. Hoy también es necesario recuperar el caracter público y social de nuestra fe, que no puede quedar encerrada en la intimidad del alma. En la relación con Dios, la comunidad es esencial: sólo experimentamos la plenitud de su visita en la medida en que nos sentimos parte activa y responsable en la comunidad.


También el profeta sugiere que con la venida de Dios toda la creación sentirá su presencia: "los bosques y las plantas aromáticas" obedecerán la voz de Dios para proteger a su pueblo. Es decir, la creación, que muchas veces se nos presenta hostil a causa tal vez de nuestros maltratos hacia ella, ahora recupera su armonía original y el hombre puede estar en paz consigo mismo y con ella.


Además, esta profecía de Baruc contiene metáforas y símbolos que parecen referirse a los obstáculos que a veces ponemos en nuestro camino religioso. "Las altas montañas y las colinas serán aplanadas y los valles serán rellenados". Son las palabras que utiliza Juan Bautista al comenzar su predicación, anunciando que hay que preparar el camino del Señor(1). Las montañas a derribar parecerían referirse a nuestras actitudes de soberbia o de orgullo desmedido, que nos pueden llevar al engaño de creernos más que el prójimo. "Derribar" estas falsas alturas sugiere el camino de la humildad y disponibilidad para estar a la altura de los que nos necesitan. Por el contrario, los "valles que hay que rellenar" parecerían indicar otro obstáculo tan insidioso y dañino como el anterior, y que es la falta de confianza y el desánimo. En nuestro lenguaje común muchas veces nos expresamos en términos de "tocar fondo", "estar en un pozo". El valle es una zona deprimida del terreno, que parecería aplicarse a una situación anímica o espiritual. El mensaje es: no pierdas la confianza, no te desanimes, tal vez no estás tan abajo como pensás y si así fuera, es Dios mismo quien tiende su mano para sacarte de ese pozo.
Por último, una palabra sobre la segunda lectura de la carta a los Filipenses. En el fragmento que proclamamos Pablo nos recuerda la centralidad del amor en la vida del creyente, como actitud que define la autenticidad de nuestra relación con Dios. Cuando el Señor vuelva, la pregunta será: ¿amaste? ¿Me reconociste en las personas y situaciones en las cuales estuviste? Todos sabemos de la potente personalidad del apóstol Pablo y de la energía de su carácter. La enorme tarea que realizó sólo pudo brotar de un hombre verdaderamente grande y fuerte. Y sin embargo al dirigirse a sus hermanos en la fe anota esto: "los quiero tiernamente en el corazón de Cristo Jesús". Nos recuerda esta hermosa característica del amor verdadero, que tiene que matizar -de distinta manera- todas nuestras relaciones humanas: la ternura. Esta actitud es típica de Dios, y Pablo encuentra un ejemplo en el corazón de Jesús: corazón divino y humano, corazón de un Dios que se hizo niño, frágil, vulnerable. ¡Un Dios necesitado del cuidado y del amor humanos!


En el mundo duro y competitivo en el que vivimos, la ternura puede aparecer como debilidad, y no nos damos cuenta de que esta actitud encierra potencialidades verdaderamente revolucionarias: ¡cuántos cambios provocaríamos si nos animáramos a vivirla y testimoniarla más! ¿Nos animaremos a recorrer este camino en la familia, en el noviazgo, en las instituciones?


Que el adviento sea para nosotros tiempo para "desobstaculizarnos" en nuestra relación con Dios. Que Él nos libre de la soberbia, el desánimo y la dureza de corazón.
P. Gerardo Galetto
(1) Cuando San Lucas escribe este pasaje erróneamente atribuye la cita a Isaías, y como hemos escuchado, la misma pertenece al profeta Baruc. Un signo de que en la Biblia hay errores, lo cual no empaña la verdad fundamental que Dios quiso revelar en ella. Para reflexionar sobre este tema -error y verdad en la Escritura- se puede leer del Concilio Vaticano II el documento "Dei Verbum", especialmente los número 11 y 12.

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